Sin combustibles por conflictos ajenos





Por más valederas que puedan resultar las razones del conflicto que enfrentara a la empresa que monopoliza la administración de los combustibles con sus dependientes, no se alcanza a comprender que las medidas gremiales puedan llegar a afectar buena parte de las actividades de un país y su gente. No se llega a entender que se antepongan los intereses corporativos frente a los intereses generales del mayor número, que deberían constituir la verdadera razón para su propia existencia y funcionamiento.
Esto es, lisa y llanamente incomprensible.
¿Es que se llegó a aquilatar el perjuicio que padecerían los usuarios?
¿Se estimaron tal vez, las consecuencias que el desabastecimiento de combustibles ocasionaría? ¿Pudo el Directorio de ANCAP prever tales perjuicios? ¿Bastará acaso –para conformar a los afectados- con el descuento que se aplicará a los salarios de quienes con su adhesión a las medidas gremiales, impidieron el normal abastecimiento de los clientes de la empresa? ¿Tenía ANCAP la información de la existencia de litros de combustibles disponibles en la red de estaciones de servicio cuando el conflicto con el gremio de sus trabajadores, no se disipaba? ¿Alguien ha llegado a estimar el alcance de los daños causados? ¿Es esto posible?
Llama la atención por un lado, esta suerte de imprevisión y por otro los mensajes contradictorios que pudimos escuchar del propio Presidente de la empresa pública estatal, atribuyendo primero el desabastecimiento de los combustibles a la responsabilidad de los distribuidores, y luego pidiendo disculpas por la situación vivida y las molestias causadas. Verdaderamente lamentable. Con la abultada deuda que tiene esta empresa de todos, ¿puede admitirse este desabastecimiento? Algo no funciona. ¿No será hora de decretarse la esencialidad del servicio, con la que tantas veces se ha amagado? ¿Cuál es el temor? ¿Hasta cuando habrá que esperarse?
No resulta admisible que sea la población, sus eventuales visitantes, el país todo, los que se tomen de rehenes por conflictos que le deben resultar ciertamente ajenos. ¿Es que así se pretende alcanzar el “país de primera”?
Observamos que en distintos puntos de nuestro país se careció de combustibles, en otros se limitó el consumo a una cantidad fija por vehículo, en algunos sólo se despachaba para los vehículos de emergencia médica y por más de 72 horas no se vivieron situaciones de normalidad.
Pero lo que es peor aún, este conflicto desnuda la realidad que afecta toda la estructura del funcionamiento de las empresas públicas, cuyos funcionarios muchas veces se muestran alejados del verdadero interés colectivo, al mostrarse más comprometidos con sus carreras administrativas y sus propios logros funcionales, que con el correcto ejercicio de su empleo público.
Debiera lograrse un justo equilibrio, sin olvidar que “el funcionario existe para la función” y no a la inversa. La necesaria participación de los gremios en la defensa de los derechos de los trabajadores no puede hacer olvidar que los funcionarios del Estado, deben sujetar en todo caso, su actividad a las normas jurídicas que la regulan  y que por sobre todo, en el ejercicio de sus cargos y responsabilidades, se deben al interés público. Concepto tal vez abstracto y muy genérico pero que, todos valoramos, aún más en circunstancias como las padecidas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario