Semanas atrás, el Gobierno Departamental de Flores dio a conocer
el trabajo que se está realizando en la elaboración del Plan Departamental de
Ordenamiento Territorial que la ley exige y, en ese marco, las tareas que un
equipo dirigido por el Arq. Ruben García Miranda, lleva adelante con el
objetivo de trazar un “Plan Parcial para
la Micro Región Centro” de la ciudad de Trinidad. En dicha Conferencia, la Secretaria General del Gobierno Departamental, Mtra Beatriz Ríos, informó
también que habrá 2 instancias públicas a efectos de que toda la sociedad
pueda expresar sus ideas, iniciativas,
sugerencias que aporten al enriquecimiento del proyecto propuesto, teniendo
lugar el próximo viernes 7 la primera de ellas.
Asimismo, la Mtra. Ríos manifestó
que el Plan a proponer viene a
“complementar lo que fue el proyecto de preservación de fachadas, revalorizando
lo que es el casco patrimonial” de la ciudad. Por su parte, el Arq. García
Miranda agregó que: “La idea es hacer un plan donde coexista la ciudad del
pasado, la ciudad del presente y la ciudad del futuro.”
¡Cuánta satisfacción se experimenta ante tales afirmaciones! Porque a nuestro juicio esa idea encierra un
profundo respeto hacia quienes a lo largo de 200 años aportaron lo mejor de sí,
respondiendo a las ideas, hábitos y cultura de su época; a quienes hoy habitan
y crean con su diario quehacer la ciudad, es decir el territorio donde
con-viven todos sus habitantes regidos por sus propias leyes, al tiempo que esa
idea expresa una especial sensibilidad hacia quienes vendrán a continuar
construyéndola y enriqueciéndola. Es por ello muy significativa la vieja figura
de que la trama del futuro se teje con los entreverados y a veces invisibles
hilos heredados del pasado.
Es esta concepción -más
antropológica que arquitectónica o edilicio-material- de ciudad, que abreva en las raíces griegas
de civitascomo espacio de encuentro de los ciudadanos,en la que a nuestro
criterio es necesario hacer eje para pensar el futuro, lo que nos proponemos
dejarle en herencia a las nuevas
generaciones.
En un “Informe de Encuestas de Percepción Ciudadana”, realizado y
publicado recientemente por la “Red Uruguaya de Ciudades Justas, Democráticas y
Sustentables”, entre muchos elementos de
gran valor para conocer ideas, necesidades y sentimientos de la gente de
nuestra ciudad (y compararlos con las
ciudades de Montevideo, Maldonado y Piriápolis), es de destacar que “En una
escala de 1 a 10 se valoró el
sentimiento de orgullo que tienen los habitantes para la ciudad en la que viven
“, siendo el más alto el de Trinidad, superior al 9.
El mismo informe nos muestra (pág.8) que, la percepción de los
ciudadanos en relación al estado de la ciudad, respecto al año anterior y al
que vendrá, Trinidad aparece despegado nítidamente de las otras 3 ciudades, con
porcentajes que rondan el 60%, en el
sentido de que está mejor que el anterior y de que estará mejor en el que
vendrá.
Pero el informe nos muestra también, en una especie de contracara,
que “el sentimiento de orgullo por la ciudad en la que viven, en Trinidad
disminuye relativamente con los niveles
de educación. A mayor educación un poco menos grado de orgullo hacia su
ciudad.” Asimismo, si bien Trinidad se
despega de las otras ciudades con un 62% de su población que estima que a
futuro estará mejor (la ciudad), también se despega con la cantidad de vecinos
que de alguna manera manifiestan incertidumbre. En este caso fueron las
personas de relativa mayor edad, asalariados (públicos y privados) y de
relativa menor educación, los que aparecen como más cautos en su optimismo al
respecto”.
Obviamente, de estos elementos es posible extraer diversas
conclusiones, tejer diversas hipótesis. Una de ellas, a nuestro juicio, es que
esos sentimientos, esas percepciones, de nuestros coterráneos, constituyen en sí
y de manera indisoluble, enormes fortalezas y, a la misma vez, muy serios
desafíos. El mismo informe nos dice que
la incertidumbre viene a caballo de una sensación de menores o pocas
posibilidades de trabajo, principalmente en aquellos de 'relativa menor
educación' y que el sentimiento de orgullo por su ciudad 'disminuye
relativamente con los niveles de educación'.
En lo personal constituye una acendrada convicción que si, al
decir de los economistas, la economía es el corazón de la vida de la sociedad,
la cultura y la educación conforman de manera irrebatible el cerebro y la guía
de sus sueños, sus utopías, sus objetivos trascendentes y, por ello, la fuente
de inspiración de su accionar y sus decisiones cotidianas.
Es posible entonces que pueda aparecer a la vista de algunos como
peregrino insistir una vez más y a propósito precisamente del futuro de nuestra
ciudad, del “micro Centro” de ella, incluir en dicho Plan la impostergable
necesidad de contar en nuestro Departamento con instituciones educativas de
nivel académico–universitario vinculadas estrechamente a la producción de la
región Centro del país, educación de naturaleza primordialmente tecnológica, así como de formación de
docentes de la mayor excelencia, capaces de formar recursos humanos altamente
competitivos, dentro y fuera del país. Si somos capaces de lograr, de tomar la
iniciativa y formar parte activamente en la creación de esos Institutos
Politécnicos Superiores para la Región Centro, no hay duda de que a poco andar
la ciudad (y el Departamento) contará con un
número creciente de personas y familias de mayor nivel de formación, con
trabajos de mayor exigencia y salarios más elevados, que demandarán y ayudarán
a tener una ciudad de más en más amigable, ecológica y de mayores valores estéticos.
La experiencia que se desarrolla desde hace más de 10 años en la Escuela
Agraria y más de 50 en La Carolina, con sus internados y proyectos educativos
específicos, nos muestra que son muchos los jóvenes estudiantes que llegan a
realizar su formación profesional enTrinidad y nuestro Departamento.
¡Imaginemos lo que puede llegar a ser si logramos la creación de Centros
Educativos de nivel Superior, ya en lo que refiere a jóvenes estudiantes, ya en
lo que hace a un cuerpo docente profesional de alta calidad! Y eso es posible.
Por otra parte, contamos con un centro cultural de inmensa riqueza
como lo es la Zona Protegida de las pinturas rupestres de Chamangá, cuyo Plan
de Manejo se encuentra muy avanzado. En el Noroeste del Departamento , con eje
en la Gruta del Palacio, avanzan sin pausa los trabajos hacia la creación de un
Geoparque, que nucleará otros sitios naturales (los lagos de Andresito, entre
otros), así como un conjunto de emprendimientos productivos y de servicios
(estancias turísticas, montes de olivos, para citar algunos). Seguramente muy
pronto dicho sitio geológico será integrado al Sistema Nacional de Areas
Protegidas y en un par de años el Geoparque podría pasar a integrar la Red
Internacional de Unesco, convirtiéndose en el primero de Uruguay y el segundo
de Latinoamérica. Ambas zonas, integradas a un circuito turístico
natural-cultural, turismo de más en más demandado en todo el mundo, y que incluye obviamente la
Reserva de Flora y Fauna, sumado ello al desarrollo de la infraestructura deportiva
que desde el Gobierno Departamental se lleva adelante en la última década,
constituyen ya y lo constituirán en mucho mayor grado en el futuro un conjunto
de atractivos no sólo para el crecimiento del turismo y los ingresos económicos
que el mismo conlleva, sino para mantener vivo el orgullo de los habitantes por
su ciudad, así como para que personas de otros lugares del país vengan a vivir.
La encuesta mencionada muestra, quizá para sorpresa de muchos, que Flores forma
parte del 2º grupo de Departamentos con mayor porcentaje de personas nacidas en
otro Departamento, con 17.7%, que compensa a su vez la emigración que continúa
desgraciadamente, entre otros motivos por no contar con Centros Educativos de
Nivel Superior y trabajos demandantes de mano de obra de alta calificación. He
ahí, a nuestro juicio por lo menos una de las causas del ligero declive del
orgullo de vivir en la ciudad que se registra en las personas con mayor nivel
de educación (encuentran un techo demasiado bajo), y de la incertidumbre de los
de menor nivel educativo, precisamente porque no encuentran en la ciudad y el
Departamento mejorar la calidad de su educación, lo que les impide acceder a
mejores trabajos y mejor remunerados, que existen sin embargo en ciertas ramas
de la producción regional.
Si bien Chamangá y el Rincón del Palacio se encuentran
relativamente cerca de Trinidad, visitarlos implica dedicar todo un día para
disfrutarlos a pleno. Creemos que es posible “acercar” los sitios mencionados,
a cual más emblemático, a la ciudad y este Plan para generar futuro una
excelente oportunidad para hacerlo. ¿Cómo? Se nos ocurren por lo menos dos
formas: a) un decisivo apoyo y
esfuerzo de superación técnico y
estético de la artesanía, referida e
inspirada en la riqueza cultural que nuestros antepasados nos legaron en
Chamangá y en la generosidad de la
naturaleza de ofrecernos las Grutas del Palacio. b) hacer de Trinidad (con proyección hacia
todo el Departamento) “la ciudad del arte rupestre”, promoviendo el desarrollo
creativo de esculturas en granito, que harían de Trinidad un lugar
singularísimo, el tiempo de acendrar el valor y el orgullo de vivir en el
lugar.
Felizmente hoy ya no se discute que la cultura, además de
enriquecer espiritualmente a las personas y las sociedades, constituye también una inacabable fuente de
trabajo y de ingresos económicos para un número de más en más creciente de
personas y familias. Además, las grandes ciudades se vuelven cada vez más
contaminadas y contaminantes, más difíciles de gestionar adecuadamente los
recursos, los problemas y las necesidades de la gente. Este es un fenómeno
mundial, que lleva inexorablemente a la gente a trasladarse a ciudades más
pequeñas, más humanas, donde cada uno conoce, saluda, conversa e interactúa con
su vecino, porque, por otra parte, el impetuoso desarrollo de las tecnologías y
los medios de comunicación posibilitan mantenerse perfectamente informados de
lo que pasa en “la gran aldea mundial”, al tiempo de abrir casi al infinito el
abanico de posibilidades de descubrir y desarrollar las potencialidades de cada
uno.
Claro está que muchos otros aspectos deben integrar este Plan de
la Futura Trinidad (desde la multiplicación de los espacios verdes y de
esparcimiento, hasta la prohibición de circulación de automóviles en el Centro,
volviendo peatonales varias de sus calles, construyendo tantas ciclovías como
sea posible y creando espacios regulados de estacionamiento y alquiler de
bicicletas, como lucen ya con merecido orgullo muchas ciudades en el mundo).
Reiteramos nuestra satisfacción ante la propuesta de creación de
este Plan de la Región Micro Centro (que ojalá pronto veamos su concreción y en
el futuro su expansión), así como la convocatoria a la participación de toda la
población en la definición del mismo, que deberá consagrar un gran salto en
calidad de la ciudad. Y formulamos hoy este aporte bajo el enfoque ya
mencionado de poner el acento principal en la idea de ciudad como lugar de
encuentro, de solaz, de creación colectiva
de las personas que la conforman, y reiterando nuestra convicción de que
no hay presente ni futuro estimulante y enriquecedor que no esté sustentado con
firmeza en una educación del más alto nivel para todos y un clima cultural
capaz de poner en acción todas las potencialidades creativas de las personas.
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