LIBERTAD DE EXPRESION



Fortalecer el derecho a la libertad de expresión ciudadana



La controversia sobre la libertad de expresión  es, más allá de cualquier interpretación, en tanto sea permanente, un insumo especial para el crecimiento del espíritu democrático. Y ello mientras el debate sea por más y mejor ejercicio del derecho, y en tanto se entienda el mismo como un derecho humano fundamental del ser humano, y no patrimonio de dueños y trabajadores de  los distintos medios de comunicación.
La Libertad de Expresión de todos y cada uno de los miembros de la sociedad uruguaya es un derecho esencial de toda sociedad democrática, por lo tanto, su fortalecimiento y desarrollo un objetivo comunitario de orden estratégico insoslayable. En ese contexto conceptual, reviste singular importancia, la determinación de los artículos 135 y 136 de la Rendición de Cuentas, por lo cuales se exigirá a las radiodifusoras una contrapartida por el uso del espectro radioeléctrico, que como es de conocimiento público, es patrimonio intangible de la humanidad, es decir, de todos y cada uno de los integrantes de la sociedad local, nacional y universal.
De la misma manera que la Coalición por una Comunicación Democrática (CCD), se debe ver con satisfacción la inclusión y aprobación  de la referida medida. Hay que considerar que hasta el momento, “las radiodifusoras – sostiene CCD - cualquiera fuera su tamaño empresarial y su facturación, gozaron hasta la última reforma tributaria de excepciones impositivas para importar equipos (estos beneficios aún lo conservan los radiodifusores del interior del país), incluso estaban exonerados de gravámenes para la adquisición de automotores”. Los únicos que hasta ahora pagaban son los operadores de telecomunicaciones.
Así como ocurre en casi todo el mundo, el pago por el uso del espectro radioeléctrico no se considera una limitación del derecho a la libertad de expresión, sino una forma de impedir que se reduzca su uso a una mercancía más explotada con fines ajenas al propio fenómeno comunicacional. No hay que confundir libertad de expresión con libre empresa ni con la venta libre de publicidad comercial. Ambas cosas son lícitas y están bien, pero la libertad de expresión está más allá involucrando a la esencia y totalidad del ser humano y la vida.
ero he aquí que no está todo dicho. Si la determinación de la Rendición de Cuentas es un gran avance, falta aún determinar tanto el precio que se cobrará, como el destino que la administración pública dará a esos fondos. Y la preocupación es aún mayor  si se considera, como lo sostiene CCD, que  el proyecto de Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual  pueda incluir un canon calculado en base a la facturación. En todos los casos se está ante la oportunidad histórica de legislar apuntando al fortalecimiento de la libertad de expresión ciudadana, ingrediente imprescindible en la construcción de una verdadera construcción democrática y popular.
 Y fortalecer la libertad de expresión es fomentar y apoyar el desarrollo de las radiodifusoras comunitarias, que si bien se les reserva un tercio del espectro radioeléctrico nacional, al no tener un carácter comercial, encuentran numerosos obstáculos en la prestación de un servicio de evidente interés público. Si se quiere en realidad la democratización del espectro radioeléctrico habrá que crear políticas prácticas y concretas de apoyo  y fortalecimiento de la libertad de expresión, allí en la comunidad, donde el ciudadano libra la dura lucha cotidiana por la vida. 
Y para la construcciones democráticas y populares, si bien son altamente positivas las declaraciones de buenas intenciones, las formulaciones conceptuales y las propias formalidades y legitimaciones de las leyes, todo puede quedar en el papel  y transformarse en humo y fuegos de artificios, sino no van acompañadas de políticas prácticas, concretas, y tangibles. El tedio cívico debe ser abolido y volver a alimentar la esperanza y el entusiasmo.

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