Puerto de La Paloma, ¿de qué
estamos hablando?
Desde principios de los ’90 el
grueso de reclamos escuchados por los rochenses atendía a la necesidad laboral
y hubo una insistencia sostenida en el tiempo que vinculaba esta necesidad al
puerto de La Paloma.
La caída pronunciada, hasta la
desaparición, de la actividad generada por la empresa Astra Pesquerías
Uruguayas Sociedad Anónima especialmente, y otras más dejó una sensación que
era posible tener actividad permanente en ese puerto.
Varias generaciones de rochenses
de distintas localidades estuvieron vinculados a la pesca.
Decenas de uruguayos llegaron a
radicarse en este departamento para trabajar en las plantas pesqueras o en los
barcos que llegaban a puerto. Las anécdotas aún hoy se escuchan entre quienes
transitamos las calles de cualquier localidad rochenses. Historias familiares
que van desde el sacrificio de horas extras para terminar la casa hasta excesos
de naturaleza varia de muchos jóvenes que no acreditaban cantidades de dinero
recibidas, igual a la que volverían a recibir dentro de 15 días.
Cuando eso terminó, el golpe para
el departamento fue grande, y la demanda poblacional en relación a que ese
lugar no dejara de ser un polo productivo también. Era inadmisible pensar en
una inversión millonaria emprendida por un país pobre –como es el caso de
Uruguay- y que fuera desperdiciada. El lujo de la miseria.
Finalmente fue inadmisible y
asistimos a una novela llamada puerto de La Paloma del que mucho se habló pero
poco se hizo. No hubo inversión ninguna en el puerto ni para tareas de
ampliación, ni para mantenimiento obligando a las empresas pesqueras que aún
operaban en esta terminal portuaria se fueran de ahí porque finalmente ni tan
siquiera se podía entrar a puerto.
Dos tercios de muelle podían ser
utilizados para un paseo dominguero únicamente pues lo que rodeaba al puerto
era sólo arena. Entre otras cosas porque hubo una decisión que así fuera
mediante una nula inversión para mantenimiento o ampliación de la misma.
El gobierno del Frente Amplio
resolvió invertir en este puerto asignando un marco presupuestal a cumplirse en
varias etapas y determinando a la actualidad más de 20 millones de dólares de
inversión pública en el lugar. Son una realidad la construcción del muelle
turístico eliminando el viejo y emblemático muelle de madera, y mejorando
servicios a embarcaciones turísticas y deportivas. Se construyó un espigón de
cierre para disminuir los costos de dragado y el año entrante se construirá un
muelle y se acondicionará área para pescadores artesanales.
Además de la existencia de un
puerto militar y una mínima capacidad operativa para pesca se trabajó
fuertemente en la condición de puerto multipropósito en La Paloma invirtiendo
dinero estatal para ello. Preparando el puerto para permitir que aumente el
número de interesados en operar allí mediante la presentación de un proyecto
que deberá estudiar el Estado.
Por eso no se trata de un puerto
maderero lo que se pretende hacer en La Paloma, porque todo lo que se invirtió
es para mejorar para que haya más barcos de altura, pesca artesanal, deportiva
y turística.
Por eso este camino emprendido no
tiene nada que ver con la propuesta de salida de madera de la empresa Puerto
Graneles. Ahí no había inversión pública, se entregaba el puerto por 50 años,
después se bajó el plano de concesión a 30, se eliminaba el puerto militar, se
instalaba una cinta transportadora de un kilómetro y medio y también una
chipeadora. Y una decisión política del gobierno del FA determinó que no se
siguiera con este proyecto, porque la definición de las políticas productivas
las da el Estado, así como las condiciones.
La operativa portuaria estará a
cargo de privados, como en todos los puertos del mundo.
Es inadmisible escuchar que se
compare este proyecto con el de puerto Graneles, como lo es la acusación de que
este gobierno está vendido al capital extranjero.
Salvo que haya multinacionales
buenas y malas, no imaginamos como se habrá de materializar esa expresión de
deseo que vengan los cruceros (¿de empresas nacionales?) a La Paloma. Y la
inversión extranjera de argentinos que tienen propiedades o vienen a vacacionar
a nuestras costas, ¿es otro capital extranjero?. No, es el mismo capital, el
mismo dinero al que se lo califica con expresión más o menos temeraria según la
cercanía que se tenga del vil metal.
Una cosa es discutir información,
intercambiar argumentos, y otra muy distinta es escuchar cómo se demandan
derechos, espacios, tolerancia desde una arrogancia tal que pasa únicamente por
descalificar al que piensa diferente. Ahora las acusaciones no pasa solo por
cuestionar y acusar de manera infundada a diputados, senadores, ministros y
Presidente. También ahora se descalifica a miembros del Poder Judicial. Además
de los vecinos.
Tenemos la responsabilidad de
informar y tratamos de caminar en esa senda, y el derecho de la libre expresión
no nos da lugar a encarar una campaña del desprestigio ni mentirle a nuestros
vecinos.
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