Comúnmente oímos a los representantes del gobierno decir que los problemas que tiene Uruguay hoy
"son el producto de las políticas neoliberales las que produjeron, entre
otras cosas, la crisis de 2002 y que sembraron el hambre y la exclusión social
de miles de compatriotas".
Cuando no, escuchamos el porfiado discurso de algún comunista anacrónico,
como el Senador Lorier, en el que afirma por ejemplo, que la violencia y el
aumento del delito se debe al perverso sistema capitalista que con su
irrefrenable consumismo produce el deseo de poseer cosas que los mas pobres no
pueden acceder.
Lo cierto es, que nuestro país no siempre vivió bajo los efectos de la
crisis de 2002, en la que verdaderamente crecieron los indices de pobreza.
Anteriormente se había logrado un buen grado de desarrollo, con generación de
empleo y abatimiento histórico de los niveles de pobreza. La crisis fue muy
dura sin dudas, pero fue un desastre puntual, como los hay hoy en países
desarrollados de Europa y lo verdadero es que ya en 2003, la situación empezaba
a mejorar.
También cierto es, que llevamos casi ocho años, un período y medio de
gobierno frenteamplista y los índices han mejorado poco o nada y ya no puede,
un gobierno que prometió cambios maravillosos, seguir excusándose en la herencia
maldita, máxime cuando tienen el mayor PBI y la mayor recaudación impositiva de
la historia. Si no hay cambios es pura incapacidad de gestión.
Estamos muy preocupados por la fractura social y la condición de exclusión
en que vive un sector importante de nuestra sociedad. Y no tenemos dudas que un
factor fundamental en la solución de este grave problema es la educación. Lo es
también para las posibilidades futuras de los niños de todas las capas
sociales, en un mundo del conocimiento y cada vez más exigente y competitivo.
¿Para qué estamos formando a nuestros jóvenes de hoy?
El objetivo debe ser una educación pública de calidad que asegure, como en
el Uruguay Vareliano y Batllista, igualdad de oportunidades desde el inicio y
preparar a las nuevas generaciones todas, para el mundo real actual.
Sin embargo el grado de deterioro de la educación pública es enorme. Tiene
carencias de todo tipo, de infraestructura, de horas de clases, de resultados
cuantitativos y cualitativos, en definitiva de modelo.
Analicemos algunos datos de la educación
En el período 1995-2000 se instalaron setenta y una escuelas de tiempo
completo y en el siguiente, aún con la crisis de 2002, fueron treinta y una las
construidas. En cambio una
vez instalado el gobierno
frenteamplista apenas superan la cincuenta escuelas instaladas.
La matrícula en las escuelas de tiempo completo en el período 95-99 fue de
13.100, ya en el de 2000 a 2004, bajó a 11.000 y en lo que va del actual es
apenas de 6.600.
La repetición en primer año de primaria presenta una realidad que es igual
o peor a la de los años posteriores a la crisis. En las escuelas urbanas se
mantiene casi igual en el sector de los niños más pobres, en 2005 era de 23% y
en 2011 fue del 21%. Pero lo peor es que se mantiene la diferencia con los
sectores mas pudientes donde la repetición llegaba solo al 8,7% en 2005 y en
2011 fue del 8,2%. Quiere decir que los niveles mas altos de repetición se
mantienen en los sectores mas pobres de nuestra sociedad, donde justamente ha
bajado la atención y la calidad, en las escuelas de tiempo completo.
En Secundaria las cosas son peores, la repetición en primer año en el 2000
fue el 23% y en el 2010 alcanzó al 30%, empeoró un treinta por ciento. En
tercer año era el 23% en el 2000 y en 2010 alcanzó al 27,2%.
Las personas mayores de dieciocho años que terminaron secundaria completa
entre 18 y 20 años en 2005 eran el 26,5 % y en 2010 fueron 26,2, o sea las
mismas, no se ha mejorado nada. Estamos muy abajo de los países desarrollados
como Eslovenia que tiene el 96 o Portugal, Finlandia o Japón, etc. Todos con
mas de 90 %, pero estamos por debajo de países latinoamericanos como Chile que
tiene 72% de jóvenes de esa edad que terminaron secundaria, debajo de Argentina
que tiene 51 y de Paraguay con 29. Uruguay tiene solo 26% de jóvenes de hasta
20 años con liceo o bachillerato técnico terminado.
Mientras tanto que ha ocurrido con los recursos, en 2005 se habían
destinado a la ANEP 17.300 millones de pesos, mientras que en 2012 se
destinaron 32.400 millones. Casi se duplicó el presupuesto. Eso significa que
el gasto por alumno aumentó de 22.800 pesos a
47.144 en 2012.
Evidentemente no es un problema presupuestal. Es un problema de gestión.
Y lo peor es que el Presidente ha dicho, a mitad de su período, que baja
los brazos, que "hay cambios que su propio partido y el poder sindical no
se lo llevan".
Así no hay posibilidades de mejorar la educación y con ello condenan a los
que menos tienen a estar cada vez mas excluidos, con todas las consecuencias
que eso acarrea en la vida de la sociedad oriental.
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