Un tratado que se las trae




            El Parlamento comenzó ayer el estudio del tratado de intercambio de información tributaria con Argentina, que contiene además, como se sabe, normas para evitar la doble imposición. La Comisión de Asuntos Internacionales del Senado recibió a una nutrida delegación del Poder Ejecutivo, encabezada por el ministro de Economía y Finanzas, Fernando Lorenzo, y el ministro interino de Relaciones Exteriores, Roberto Conde (el canciller Almagro no está en el país).
            La presentación del tema corrió por cuenta del ministro Lorenzo. En una extensa exposición, clara y precisa, el titular de Economía abogó enérgicamente por la aprobación del tratado, que considera indispensable para satisfacer las exigencias de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y su instrumento, el Foro Global para la Transparencia en materia fiscal. Según Lorenzo, no aprobar el acuerdo expondría al país a ser considerado “miembro no cooperante” por esas organizaciones, lo que a su vez podría tener consecuencias desfavorables importantes (ser considerado “no elegible” para recibir préstamos por instituciones como el Banco Mundial, por ejemplo). Por el contrario: aprobar el tratado con Argentina y luego otro similar (no igual) con Brasil, ya redactado y actualmente en etapa de revisión técnica en ambos países, pondría a Uruguay al día en el cumplimiento de los compromisos asumidos con el Foro Global y fortalecería el prestigio del que ya goza el país.
            Roberto Conde, por su parte, reconoció que el tema tiene otra faceta que es la constituida por la relación bilateral entre Uruguay y Argentina, pero precisó que para el gobierno lo prioritario es cumplir con la OCDE y su Foro Global. Con lenguaje sumamente cuidadoso, Conde admitió la existencia de problemas serios en la relación con Argentina, pero negó que la agenda oportunamente acordada en Anchorena por los presidentes Mujica y Fernández se encuentre bloqueada. Se sigue trabajando, afirmó, y la aprobación parlamentaria del tratado de intercambio de información fiscal será un paso más en el camino que los dos países platenses se propusieron recorrer.  
            Creo que la situación podría representarse gráficamente con una de esas figuras en las que el observador puede ver una cosa u otra, según que ponga su atención en la forma o en el fondo. Para el gobierno lo más importante es cumplir con la OCDE, y desde esa perspectiva es claro que hay que aprobar el tratado. Para nosotros, lo que nos apremia hoy es el estado de las relaciones con Argentina, y vistas las cosas desde este ángulo no se advierte porqué hay que conceder ya lo que a Argentina le conviene (obtener información para cobrar impuestos que hoy no está cobrando), a un costo importante para Uruguay (depósitos bancarios, inversiones en inmuebles y construcción, etc.) mientras sigue trabado lo que nos interesa a nosotros (poder exportar al mercado argentino sin restricciones arbitrarias, mantener y profundizar el  canal Martín García, autorizar obras nuevas en Nueva Palmira, publicar de una buena vez los resultados del estudio de los efluentes de UPM, etc.).
             La política de las concesiones unilaterales a Argentina no ha dado buenos resultados para el Uruguay; a la vista está. Se necesita respeto mutuo y reciprocidad, para avanzar por el camino de la cooperación mutuamente satisfactoria. Mientras falten estos elementos, hacer nuevas concesiones no sólo tendrá el costo inherente a cada una de ellas, sino que será visto desde la otra orilla como una señal de debilidad, que alentará nuevas exigencias.
            

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