El gobierno progresista, se ha propuesto encapsular
los problemas sociales, las diferencias con la oposición y las irregularidades
en su gestión de diversas maneras, con una estrategia que terminará ahogándolos
en su misma cápsula.
Los problemas sociales, los va tirando hacia
adelante con algo de dinero, maquillando a los sumergidos con algunas migajas
de su chacra del MIDES cuyas jerarquías están autorizadas a desarrollar su
estrategia comunista en complicidad con la Intendencia de
Montevideo y el ministerio de Salud Pública.
A la oposición, intentan enervarla al
descalificarla con “ninguneos” propios de boliches e intentando atropellarla
con una táctica impregnada en el sistema del poder arrabalero porteño, a
quienes se entregan sumisamente pero calcan de ellos el patoterismo.
Cuando se les reclama por los desaciertos en los
dineros públicos, han inventado la formula de la “confidencialidad”, la cual
los protege de la lluvia de noticias vinculadas a las coimas del dragado, a los
millones de dólares perdidos en el negocio de PLUNA, a los casi cinco millones
de dólares que “no se encuentran” en ASSE, los cuadros desaparecidos del
despacho de la Intendente.
Este gobierno aprendió a volar con los Campiani y
ahora quiere planear solo, son alumnos de PLUNA S.A. (algunos doctorados y con
masters) que les motivó para que levanten vuelo y sin darse cuenta están
perdiendo el aceite al querer aterrizar planeando, por temor al ruido que
pueden hacer ante un aterrizaje forzoso.
Y es así que en nuestro país maquillan propuestas
para que las creamos ajustadas a Derecho.
Esto nos trae a la memoria el argumento y los
personajes de “Doña Bárbara”, una novela escrita por el venezolano Rómulo
Gallegos y publicada el 11 de agosto de 1929.
Increíblemente, el tema central de Doña Bárbara de
don Rómulo Gallegos, la civilización contra la barbarie, cobra vida en Uruguay,
en un período en que intentan enfrentar lo político a la legalidad y al
Estado de Derecho.
Nunca nos íbamos a imaginar que personajes de la
obra “Doña Bárbara” de Rómulo Gallegos, volverían a la vida en el Uruguay del
siglo XXI.
Por un lado esta Doña Bárbara, personaje que
representaba a una Primera Dama, mujer de fuerza recurre a cualquier maniobra y
al miedo para imponer su voluntad y hacer del llano su posesión.
Aparece en escena Don Pernalete: que
representa, en unión con "Mujiquita" la incompetencia política del
país y el decadente estado de derecho, al mismo tiempo representa el estado
deprimente de la sociedad, causada por los líderes políticos de la época.
Junto a él, pero en posiciones contrarias,
Gallegos, introduce a Santos Luzardo: que representa la civilización y el
progreso. Él es un hombre del llano civilizado por la ciudad, y al mismo
tiempo, abogado y doctor graduado de la Universidad Central
de Venezuela. Luzardo es un hombre con gran profundidad psicológica y en
esencia es buena persona.
Por su parte, Santos Luzardo, algo así como un
opositor, desarrolla la lucha civil frente a las arbitrariedades del poder.
Sabe que la legalidad le acompaña y emplea ese argumento para exigir sus
derechos frente a la actitud desafiante e impositiva de Doña Bárbara, quien usa
su influencia sobre Pernalete, un personaje que era un secretario de
gobierno, que debe administrar justicia, para que todas las decisiones le sean
favorables.
Existe un hombre, en la obra, que pone su
inteligencia al servicio de justificar lo indefendible.
A este hombre, Gallegos, en 1929, sin saber que le
depararía el futuro a nuestro Uruguay, lo apellida Mujiquita, que
era un personaje que manejaba las leyes y entendía la necesidad de
aplicarlas.
Pero todas sus energías se centraban en darle matiz
legal a las decisiones y maquillar todos los atropellos con frases
edulcoradas con el falso sabor de la equidad.
Lo que más reprocha Santos Luzardo a Mujiquita es
que no entienda que el no detener a los corruptos ocasiona la pérdida de la
institucionalidad y envuelve a la sociedad en una amalgama de tiranía,
arbitrariedad y zozobra.
Al final Luzardo, sintiéndose un inadaptado y
sabiendo que tiene la razón de la justicia, demuestra que por más que Mujiquita
las acomode, las leyes del sistema siguen siendo arbitrarias.
En nuestro país, algunos Mujiquita maquillan
propuestas para que las creamos ajustadas a derecho. La ventaja es que frente a
esos pocos Mujiquita existimos muchos Santos Luzardo que lograremos que la
verdad de la libertad se imponga y la civilización termine de vencer a la
barbarie.
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