En la vida de los pueblos hay
momentos de inflexión negativa. Este es uno de ellos.
Durante más de 30 años se presentaron ante la
sociedad como los portadores de la buena nueva, parecían el Mesías. Tenían el
conocimiento absoluto de la felicidad universal, de la justicia, de la equidad,
de la solidaridad, de la paz y el entendimiento entre los hombres.
La crisis les permitió llegar. Se
encontraron con el mejor de los mundos económicos. A partir de allí, y por
suerte en ese contexto han mostrado que no son capaces de gobernar, ni siquiera
su propia estructura y vida interna.
Imaginen ustedes qué clase de
tragedia viviríamos si tuvieran que enfrentar una situación tan difícil como la
enfrentada por nosotros con la crisis que llegara desde la Argentina.
Se hace evidente que la ideología
que representan no aporta ni soluciones, ni oportunidades para los que menos
tienen. Igualan para abajo.
En plena euforia económica en vez de
mejorar el nivel general del país retrocedemos en la salud, en la educación, en
la seguridad, en la defensa de la soberanía nacional.
En todo retrocedemos, y esta es una
sensación que todo el mundo percibe, y en Montevideo se advierte más que en
ningún otro lado del país, y sobre todo en los barrios de la periferia de
Montevideo en donde la Sra. Intendenta obliga a los vecinos a vivir tapados por
la basura.
Este es un gobierno oligárquico,
cuida la rambla de Pocitos y hace que la gente de los barrios viva entre la
inseguridad y la mugre.
Si la derecha es hacerle daño al que
menos tiene no he visto gobierno más derechista que éste en Montevideo.
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