El 9 de agosto pasado en el Hotel
Radisson se reunió el Council of the Américas con el Presidente de la República
Sr. José Mujica. De la reunión participaron empresarios uruguayos y argentinos
y la Embajadora de los EE.UU., así como Miembros de la Cámara de Comercio
Uruguay-EE.UU.
Según la crónica del Semanario
Búsqueda el Presidente habló cerca de una hora reiterando los conceptos por él
expresados en las conferencias dadas en el Hotel Conrad en Punta del Este donde
aseguró, por entonces, y repitió ahora que Uruguay “es un país sin sorpresas”,
agregando, “no los vamos a tratar mal”.
Los asistentes se han de haber
sorprendido “del anuncio de que aquí no hay sorpresas”, la última sorpresa, de
la que somos presa, es la creación de un país marihuanero, donde el Estado se
transformará en agricultor de marihuana a través del ejército y un particular
tendrá el monopolio de la distribución y el Presidente de la República
fiscalizará la devolución de las colillas de los cigarrillos. Esto no es una
sorpresa. Esto es para el libro de Guiness.
Lo realmente grave, de lo dicho por
el Presidente, es que admitió que el sistema de la educación hace “imposible
los cambios”, agrega la crónica que cuestionó la autonomía que la Constitución
otorga a los organismos educativos porque “no hay como entrarle”, (la
Constitución no dice eso).
Mas tarde, afirmó que no le llevan
las cosas que ha dicho para cambiar la educación y que en el Frente Amplio “no
me la lleva nadie”.
Además de la declaración enfática de
parte del Presidente de que en materia de mejorar la educación se considera
derrotado, lo realmente grave, es que anuncia que el Frente Amplio no quiere
cambiar nada. Se olvida que como integrante de ese Partido, como legislador,
votó entusiastamente las leyes que proyectadas por el Presidente Vázquez han
generado estos males en la educación que él mismo denuncia.
El Presidente de la República,
admitámoslo, siente que la educación anda mal, admitamos que quiere reformarla,
pero dice que ni Vázquez ni el Frente Amplio están dispuestos a hacerlo, y por
lo tanto, nos anuncia, como si fuera algo imposible de cambiar, que la
educación cada día va a ser peor, y esto, sin remedio.
Esta es la herencia maldita que el
país ha recibido del gobierno del Dr. Vázquez, inspirador del sistema legal que
hoy nos rige y que, según el Presidente, mata la educación.
Si queremos cambiar la educación hay
un solo camino: cambiar el gobierno, y esto sucederá en la próxima elección.
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