El próximo-pasado sábado 29 de
junio, un trio de sátrapas -reunidos en Mendoza (Argentina)-, aduciendo
defender algo que ellos desprestigian, como lo es la democracia, decidieron el
retiro provisorio de la República del Paraguay de los órganos regionales. Ello
se consensuó en solo tres horas, en castigo por la destitución del presidente
Fernando Lugo por parte del paralemento guaraní.
La presidente argentina definió el
proceso judicial al que fue sometido Lugo como "una parodia de juicio
político" y, con voz elegida para ese momento, sentenció (creemos que
irónicamente): "No hay juicio en el mundo que dure dos horas y que no
tenga posibilidad de defensa". Olvidó la Señora que los protagonistas, en
tres horas de reunión, enjuiciaron y suspendieron al vecino país del Mercosur.
No conformes con ello, resolvieron incorporar, en forma claramente ilegítima, a
la República Bolivariana de Venezuela al bloque. Por estas horas, lo cierto es
que aún no se logra comprender qué diferencias existen entre una resolución o
juicio de dos horas y otro equivalente, de tres horas de duración.
En realidad , la gran furia de la
presidente de Argentina, no es la situación política de Paraguay, sino que lo
suyo es su frustración por no haber firmado a tiempo las obras de Aña Cuá, con
una inversión estimada de 500 millones de dólares, gran parte de ese dinero
debía ingresar a las cuentas de un negociado acordado entre Kirchner, De Vido,
Lugo y Lopez Perito, es esta la razón real de la molestia de Cristina Elisabet
Fernández Wilhelm de Kirchner con el Congreso paraguayo, que había cuestionado
y rechazado este proyecto.
En agosto de 2011 , la delegación de
Paraguay ante el Parlamento del Mercosur, presentó una nota protesta exponiendo
que : "La Representación Paraguaya ante el Parlamento del Mercosur,
reivindica los legítimos derechos de nuestro país y considera que estas razones
fundamentan la emergencia de una causa nacional que debe ser honrada en todas
sus etapas, por tanto exhorta al Gobierno Nacional a negociar con firmeza, sin
concesiones denigrantes ni excepciones injustificadas, en el relacionamiento
con la Argentina; caso contrario, el pueblo paraguayo, en su calidad de
soberano y mandante de las autoridades constituidas, podrá pacíficamente y a
través de sus órganos competentes exigir al Gobierno a frenar de inmediato, en
el estadio que fuere, el polémico proyecto Aña Cua, que además reiteramos en
ningún caso podrá avanzar sin la intervención del Congreso Nacional".
Por este motivo, el bloque
sudamericano quedó ahora conformado por el tándem Argentina-Venezuela (para
muchos, "Argenzuela"), junto con Brasil y el Uruguay.
"Tenemos un compromiso
democrático fundamental", disparó la mandataria brasileña Dilma Rousseff
al asumir la presidencia, completando: "Debemos respetar la manifestación
de los legítimos intereses de nuestros pueblos".
Aplicando ese criterio, llama
poderosamente la atención que ahora se preocupen por las formas de las
decisiones políticas. Bajo este pensamiento, también debiera haber sido
cuestionado el parlamento uruguayo cuando pasó por encima del soberano y dejó
sin efectos la “Ley de Caducidad”, oportunamente ratificada por el pueblo en
dos oportunidades, incluso exhibiendo mayores porcentajes de votos que los
obtenidos por Fernando Lugo para alcanzar la presidencia.
Tal vez hubiese sido más productivo
que, con anterioridad al juicio de tres horas, los cancilleres se hubieran
tomado el trabajo de analizar desde cuándo el ex mandatario Lugo se fue
apartando de las normas y de la legalidad.
Al ahora destituído líder comenzó a
horadar su propio gobierno el 15 de agosto de 2008 cuando, en medio de los
festejos de su asunción al poder, se dirigió hasta el Departamento de San Pedro
-su antigua sede episcopal- para firmar cinco acuerdos con Hugo Chávez Frías.
Nadie en Cancillería había revisado
ni comentado mayormente sobre los acuerdos. A la postre, cuando el propio Lugo
publicó el contenido, el congreso quedó paralizado: uno de los referidos
acuerdos ponía el agua dulce del Paraguay en manos de oscuros
"técnicos" venezolanos. Lugo jamás remitió esos convenios al
parlamento, por lo cual nunca fueron ratificados.
A posteriori, y aunque el tema
parezca superficial -pero importante para el pueblo-, Fernando Lugo decidió,
unilateralmente, prohibir el tradicional rally Trans Chaco, programado para
llevarse a cabo el mes de septiembre. Más tarde, la reacción popular logró que
el evento tuviera lugar en el mes de noviembre.
Tiempo después, informó a través de
la prensa al vicepresidente de la república que su égida quedaría bajo la
supervisión del Jefe de Gabinete Civil, Miguel López Perito. El vicepresidente,
con lógica indignación, replicó: "Yo no recibo órdenes de funcionarios
nombrados a dedo. Fui electo por el mismo numero de votos del Presidente".
La carrera de bloopers jamás tuvo
pausa. El hoy destituído presidente ordenó verbalmente la reunión de jóvenes
políticos de izquierda en el Comando de Ingeniería, bajo el despliegue de
retratos de Hugo Chávez, Ernesto Guevara y Fidel Castro. Los jefes militares
perdieron sus cargos porque Lugo jamás se atrevió a confirmar por escrito que
él había ordenado abrir los cuarteles.
El siguiente tropiezo tuvo relación
con el nombramiento de Jefe de Estado Mayor de la Fuerza Aérea, repartición que
quedó a cargo de un coronel de dudosa reputación y condenado por contrabando en
la Argentina; tema por el cual debió guardar prisión.
Luego, el ex sacerdote se propuso
adquirir para “reforma agraria" las tierras del ciudadano brasileño
Teixeira, compradas y no completadas en su pago de once millones de dólares.
Pero la tasación del gobierno ascendió a U$S33.000.000; los
"campesinos" luguistas querían el terreno por tener una reserva
forestal que la ley prohibía entregar como vivienda.
La humillación a su aliado de
coalición el Partido Liberal Radical Auténtico alcanzó su cénti cuando Fernando
Lugo se negó a cumplir con el pacto de 2008, que proponía que una figura
liberal encabezara la boleta del 2013.
Luego de la ahora conocida masacre
de Curuguaty, nombró como ministro de Interior a un funcionario perteneciente
al Partido Colorado, su principal adversario en 2013, y premió con la Jefatura
de la Policía Nacional al comisario que no supo proteger a su personal,
permitiendo ser masacrados por los violentos "carperos", viejos
conocidos en su rol de usurpadores de propiedad privada. Cuando se le sugirió
que no recibiera en Palacio de Gobierno al líder de los "carperos"
-buscado por la policía y con orden de detención-, Lugo contestó "Yo
recibo a todos los paraguayos y las paraguayas."
Fue en esa instancia que Lugo
terminó por colmar la paciencia de sus aliados y el Partido Liberal optó por
retirarse de la coalición: renunciaron los ministros de ese sector y el espacio
político decidió apoyar el fulminante juicio contra el mandatario. Proceso del
cual hoy nadie duda que fue absolutamente constitucional.
Hemos contabilizado aquí algunos de
los errores épicos del destituído jefe de estado, en el transcurso de su
presidencia. Desde luego que no hemos hecho alusión a sus vínculos con la
guerrilla colombiana de las FARC, el affaire de las petrovalijas, y otros
numerosos e igualmente delicados ítems.
Probablemente, hubiese valido la
pena que los cancilleres reunidos en la provincia argentina de Mendoza
conocieran la totalidad de esos episodios. Como también hubiese sido valioso
que aquéllos se interiorizaran en el suculento negociado confeccionado entre el
propio Hugo Chávez Frías y Fernando Lugo, y que abarcaba la venta de petróleo
de Venezuela a la nación guaraní.
En la República Oriental del
Uruguay, mientras tanto, el Canciller Luis Almagro (suponemos que siguiendo
instrucciones del presidente José
Mujica) llevaba adelante un tour mediático y mentía a la ingenua oposición en
Montevideo. Diciendo que no se iba a permitir tratar el ingreso de Venezuela al
Mercosur en estas circunstancias. La oposición política uruguaya olvidó, en el
camino, las mentiras de Almagro respecto de las coimas/sobornos en el tema del
dragado, y perjuró que el pliego de la licitación para la profundización del
dragado del canal Martín García ya se encontraba aprobado. No obstante, del
pliego nada se sabe hasta este momento. Como en alguna ocasión lo hemos
señalado, es mucho más probable que el Uruguay obtenga la sede del Mundial de
Fútbol en 2030 antes que la obra del canal se vea completada.
En rigor, nadie conoce qué sucedió
exactamente a lo largo de aquellas casi cuatro horas que demoró en comenzar la
"cumbre" de Mendoza. Aunque cabe imaginarlo, pues el Uruguay no
obtuvo ningún logro. Lo que tuvo lugar allí no fue otra cosa que una
compraventa de votos, y los resultados pueden verse ahora en las resoluciones.
Nadie sabe cómo y porqué se aprobó
el ingreso de Venezuela al Mercosur. Del mismo modo, se desconoce si las
valijas del canciller de la República Bolivariana fueron convenientemente
revisadas mientras hacía una parada en territorio argentino. No se sabe,
tampoco, si su equipaje pudo revisarse en territorio uruguayo.
En otro orden, las fotos publicadas
por la prensa exhiben a la presidente argentina entregando un retrato de Chávez
a Maduro. La totalidad de los presentes aplaudía en ese preciso momento, menos
José Mujica, quien apareció con los brazos en las espaldas. ¿Acaso se estaría
arrepintiendo de la traición cometida en perjuicio de su pueblo? O -quién
sabe-, a lo mejor ya habría comenzado a temer ante una posible "Primavera
Latinoamericana" que perfectamente podría derribar a la "izquierda
mortadela" que lo sostiene, tan distante de los radicales.
¿Estará dispuesto el Señor
Presidente José Mujica a continuar comportándose de manera genuflexa ante
Cristina Elisabet Fernández Wilhelm de Kirchner y el chavismo, arriesgando la
estabilidad financiera y la que compete a los depósitos de extranjeros en
Uruguay? ¿Se encuentra dispuesto a poner en peligro su relación con la
"izquierda caviar" de su gobierno, que (des)maneja la economía del
país?
¿Acaso no percibe Mujica que el
gobierno de la República Argentina ya se esboza en una verdadera molestia para
América Latina y el Mercosur (particularmente para Brasil) y que ya es
imposible planificar nada en conjunto?
Como ya lo hemos mencionado en
anteriores oportunidades (aún cuando la oposición no recoja el consejo): para
conocer la verdad, no es necesario escuchar al Presidente Mujica cuando habla.
Solo basta leerle los labios.
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