“Las empresas cooperativas ayudan a construir
un mundo mejor”
La
Asamblea General de Naciones Unidas proclamó el
16 de diciembre de 1992, como Día Internacional de las Cooperativas el primer sábado del mes de julio. En este 7
de julio, a la par de las celebraciones, se ratifican los cuatro propósitos
universales que animaron dicha proclamación: 1-Aumentar la conciencia sobre las
cooperativas. 2-Destacar la complementariedad de las metas y los objetivos de
las Naciones Unidas y del movimiento internacional de cooperativas. 3-Destacar
la contribución del movimiento en la solución de los principales problemas abordados
por las Naciones Unidas. 3-Fortalecer y ampliar las asociaciones entre el
movimiento internacional de cooperativas y otros participantes, incluidos los
gobiernos, a nivel local, nacional e internacional.
Las
primeras cooperativas fueron constituidas hace varios centenares de años,
cuando los agricultores y comerciantes de las zonas rurales decidieron unir sus
recursos y ayudarse mutuamente para superar las dificultades de acceso a los
mercados. Más adelante surgieron las cooperativas minoristas para ayudar a las
familias pobres a evitar la trampa del endeudamiento y facilitarles el acceso a
bienes y servicios de mejor calidad. Las cooperativas han evolucionado desde
entonces en muchos sectores, desde las manufacturas hasta los servicios
financieros, impulsadas por el deseo de hallar formas más equitativas de
trabajo e intercambio.
Lo
del título: “Las empresas cooperativas ayudan a construir un mundo mejor”, es
el tema determinado por Naciones Unidas, para hacer de éste 2012 como el Año Internacional de las Cooperativas. Con
ello se persigue como objetivo preciso el “fomentar el crecimiento y la
creación de cooperativas en todo el mundo y reconocer las acciones de las
cooperativas para contribuir a alcanzar los objetivos de desarrollo convenidos
internacionalmente, como los objetivos de desarrollo del Milenio”.
Se
reconoce asimismo que las cooperativas
constituye un medio inmejorable para un mundo mejor donde se promocione el
desarrollo sostenible, la integración social y el trabajo decente. Fortalecen a
la comunidad, fomentan la seguridad alimentaria (un ejemplo es Conaprole).
Está
comprobado que el trabajo cooperativo, incrementa las oportunidades para los
pequeños productores y artesanos, haciéndolos
más conscientes de las necesidades locales y dotándolos de mejores
condiciones para operar como motores del crecimiento local. Al compartir sus
recursos, mejoran el acceso a la información, las finanzas y la tecnología. Y
sus valores subyacentes de autoayuda, igualdad y solidaridad constituyen una
guía en tiempos económicos difíciles. Son asimismo fundamentales en la
prestación de apoyo a las comunidades pobres, además de crear oportunidades de
empleo productivo para mujeres, jóvenes, discapacitados, ancianos y todos
aquellos que sufren discriminación y marginación.
El
modelo económico de las cooperativas no se funda en la caridad sino en la
autoayuda y la reciprocidad. Cuando es
moneda común hablar de crisis de valores, es bueno recordar que las
cooperativas, por ser lo que son merecen un mayor respaldo, en particular del
Estado y por supuesto de los gobierno, con políticas de Estado que fomenten no
solo el establecimiento y desarrollo cooperativo, sino que impulsen con fuerza
la mentalidad y conciencia cooperativa como piedra angular de una verdadera ciudadanía.
Descubrir
y propiciar el cooperativismo, es descubrir la necesidad crítica de trabajar
por el bien común, como única alternativa que desbroce el camino hacia el
horizonte humanista que todos persiguen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario