En el programa “Esta boca es mía”
que emite la Tele y conduce la periodista Victoria Rodríguez, el martes 12,
recibieron como invitada a la senadora Lucía Topolansky, quien tuvo esta vez la
suerte de coincidir en su opinión, con el ex diputado Washington Abdala y con
panelistas como el también abogado Juan Fagúndez, el deportista Marcelo Capalbo
y hasta con Selva Andreoli, esposa del jefe de comunicaciones de Tabaré
Vázquez, Esteban Valenti.
El tema a debatir, más que la
“regionalización municipal” que fue la escusa, pasó por la supresión de las
Intendencias Departamentales a favor del resurgimiento de los municipios como
centros del poder político del segundo nivel de Gobierno.
Topolanski llegó a plantear tiempo
atrás un “aggiornamiento” constitucional y político en el que pretendía, en una
especie de intentona radical, la desaparición de los Intendentes en favor de
los Alcaldes, quienes pasarían a ser el eje de los gobiernos de proximidad.
Como ejemplo de su idea Topolansky
puso en el escaparate la actual REGIONALIZACIÓN de las Intendencias
Departamentales que se dividen en la Región Norte, Sur, Litoral, Centro y Este.
Los diecinueve gobiernos departamentales lograron así empezar a trazar
voluntades comunes en la compra de maquinarias y resolución de conflictos que
por cierto poco saben de fronteras, como las necesidades funcionales del agro,
la industria cárnica o el mundillo de la forestación.
La tan mentada “regionalización” no
se ha planteado –ni por el Presidente ni por los Intendentes- otra cuestión que
la del ahorro del tiempo para licitar, pasando a administrarse a través de una
sociedad anónima en vez que una oficina del Estado, u obteniendo fondos
inútilmente trabados para arreglar carreteras y caminos imposibles de ejecutar
por la ineficacia del MTOP. Ahora podrá tenerse como articulador del sistema a
empresas integradas con capitales municipales, y hasta con fideicomisos que
permitan en un plazo de dos años invertir en vialidad una cifra cercana a los
500 millones de dólares.
¿Pero qué tiene que ver todo esto de
la regionalización con la organización política del país, con que haya un
gobierno central y diecinueve gobiernos departamentales?
En mi criterio, absolutamente nada,
por lo que es esperable que haya un cangrejo debajo de la piedra, sobre todo si
el interlocutor político es la esposa del Presidente, la varias veces
Presidenta en ejercicio o la caudilla del MPP.
Salvo que se haga un examen político
electoral del territorio y así empiece a desentrañarse una madeja que a modo de
colcha de retazos, cual esencia frenteamplista, es la madre de todo este
asunto, no podrá visualizarse que la división actual del territorio en
Intendencias, es lo que se ve como el impedimento para que la coalición de
izquierdas se perpetúe en el Gobierno Nacional. Y ese es el objetivo y fin
único de Topolansky: la perdurabilidad gobernante del Frente Amplio.
El ejemplo de Topolanski
increíblemente fue bien visto por Washington Abdala, a quien reconozco no poder
criticar porque lo siento un amigo. Pero creer que Lucía puede ser capaz de
plantear algo genuino y sano, perfectible y lógico para los intereses de la
República, es como pretender hacer un huevo frito después de que lo herviste
durante diez minutos. Una vez que está duro nunca más podrá saboreársele frito.
Lucía atentó contra la República, planificó secuestros en la década del 70,
robó bancos, tiró bombas molotov en los domicilios de quienes pensaban distinto
a ella, y su banda mató gente a su leal saber y entender para castigar a
quienes eran enemigos que aplicaban mano dura a una sedición que no integraba
el Frente Amplio de la época. Y, como si fuera poco, hoy que por Ley promueven
una Comisión a favor de los Derechos Humanos para que el pasado no se olvide,
en vez de hablar del período de la dictadura como el comprendido por las
sombras, reconocen como espacio de violaciones los años entre 1968 y 1973.
Hay más ejemplos que permiten no
creer en Topolansky por carecer de imparcialidad.
Reflexionemos en lo que ha sido la
descentralización de Montevideo para el Frente Amplio: primero, 19 Centros
Comunales Zonales, 19 Consejos Vecinales y 19 Coordinadores Políticos; después
8 Municipios y ahora, en lo nacional, la eliminación de los 19 Intendentes y el
consiguiente rescate de los 89 Alcaldes. La realidad es cara: la división
extrema del país da al Frente Amplio mayores posibilidades electorales que la
concentración territorial del poder gubernamental, como es el caso de las
intendencias.
En lo social, sostener como lo hizo
y se lo admitieron los otros contertulios, es peor. Defender que una
regionalización política eliminando departamentos y proyectos locales, será
bien visto por los más jóvenes, es tan agresivo como no haber escuchado a una
casi niña de la platea que nerviosa ante las cámaras se animó a decir que para
ella eliminar las Intendencias era subvertir no sólo el orden legal, sino
afectar la integridad y la idiosincracia de cada parte en que se compone el
país.
La de Topolanski fue una idea muy
centralista y agresora. Subversiva por llamarla de alguna manera.
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