CIUDADANIA UNIVERSAL



Los contratos para alumbrar un mundo nuevo


Esta modernidad surgida de las cenizas de los grandes paradigmas sociales, ideológicos y políticos que dominaron el siglo XX tiene en las nuevas generaciones, la marca de un nihilismo conservador, tecnocrático, masificante y extremamente individualismo. La incredulidad como sistema domina los espíritus e incapacita la formulación de un mundo nuevo, donde encontrar ese lugar bajo el sol perseguido casi instintivamente por todo ser humano.
El contrato social de Rousseau, y sus distintas versiones en los doscientos últimos años, paradigma de la sociedad burguesa,  parece haber caducado sin aviso, y sin haber alcanzado soluciones satisfactorias a los antiguos problemas como la injusticia, la opresión del hombre por el hombre, la falta solidaridad, la enfermedad, el hambre, la pobreza. Ha quedado como evidencia, la necesidad profunda de nuevos paradigmas, de nuevas utopías que conmuevan,  entusiasme y empujen proyectos de vida renovadores.
El español Federico Mayor Zaragoza ex director general de la UNESCO y presidente de la Fundación Cultura de Paz, publicó en el 2000 el libro Un mundo nuevo, proponiendo para este siglo XXI la formulación de cuatro nuevos contratos sobre los cuales construir lo que denominó un mundo nuevo. Doce años después, y la desarticulación del universo de los países desarrollados, las propuestas del español tienen nuevos visos de actualidad. Por ello proponemos conocerlas y tomarlas como alternativas, entre otras, para la solución de los actuales problemas políticos y sociales.
En las propias palabras de Federico Mayor Zaragoza un resumen de los cuatro contratos propuestos:
“ -1) Un nuevo contrato social, incluyendo las tendencias en la población, la pobreza y la marginación; cambiar la ciudad, cambiar de forma de vivir; el porvenir de los transportes urbanos; la lucha contra el consumo de drogas y el narcotráfico; Los objetivos son la paz y la justicia, ingredientes indispensables para un desarrollo sostenible que asegure la igual dignidad de todos los seres humanos.
2) Nuevo contrato natural. Abordando los temas propios de la calidad del medio ambiente; ciencia; desarrollo sostenible; desertificación; las fuentes de alimentación y energéticas; de tal manera que sea posible la sustitución de una economía basada en la especulación, la deslocalización productiva y la guerra en una economía basada en un desarrollo que garantice la habitabilidad de la Tierra a las generaciones venideras. El compromiso inter generacional es uno de los ejes que debe guiar nuestro comportamiento cotidiano.
3) Nuevo contrato cultural: de la sociedad de la información a la sociedad del conocimiento. Aborda  la revolución de las nuevas tecnologías; el futuro del libro y la lectura; el valor patrimonial mundial de las lenguas y la educación en el horizonte del año 2020. Queda claro que se trata de contribuir a la formación de ciudadanos que actúen en virtud de sus propias reflexiones, que sean "libres y responsables", como se refiere a las personas educadas el artículo 1º de la Constitución de la UNESCO.
4) Nuevo contrato ético. Dentro de este capítulo junto a los "dividendos de la paz", la seguridad planetaria y el Sistema de las Naciones Unidas, se trata también de una manera especial, por la deuda contraída durante siglos con la raza negra, de las especiales necesidades de África, que siempre compensa con su sabiduría y creatividad los intercambios que puedan efectuarse para su desarrollo socioeconómico y plena emancipación. Este importantísimo capítulo termina con el estudio socialmente importante para este porvenir que está por hacer, que requiere con urgencia la transición desde una cultura secular de imposición, violencia y guerra a una cultura de diálogo, conciliación, alianza y paz. La gran transición – dice el autor de referencia - de la fuerza a la palabra. De la mano armada a la mano tendida.
Al final de cada capítulo se proponen soluciones concretas, basadas en la movilización popular, en la implicación personal, en expresarse libremente, en dejar de ser súbdito para "dirigir la propia vida". Todas las acciones que se proponen requieren ineludiblemente un contexto democrático, como ya se ha indicado, a escala personal, local y global. Es imprescindible volver a situar los valores –¡no los bursátiles!- en el centro de nuestra vida cotidiana. Y promover un inmenso clamor popular en favor de la igual dignidad humana y para encarar adecuadamente los desafíos que, juntos, podemos superar. Ha llegado el momento de la ciudadanía mundial, de la convivencia sin fronteras, de compartir bienes, conocimientos y experiencia. Con un Sistema multilateral reformado, necesitamos poner en práctica los cuatro contratos mencionados. Estoy seguro que daríamos un paso muy importante hacia el mundo nuevo que soñamos y que las jóvenes generaciones merecen.” –
Si lo expuesto por Zaragoza no llega a ser una alternativa real de un nuevo mundo, que sirva al menos como disparador para una reflexión insoslayable sobre el mundo que nos rodea. M.P.  

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