No partidizar la institución de derechos humanos




Hace ya unos años, cuando se debía cubrir el cargo recién creado del Comisionado Parlamentario para el sistema carcelario, una comisión integrada por legisladores de las dos Cámaras llevó adelante un profundo proceso de selección guiado por criterios técnicos y profesionales que derivó en la designación de aquel que resultó ser evaluado como el más idóneo para el cargo.
El Dr. Alvaro Garcé asumió el cargo sin que fuera significativa o relevante su pertenencia partidaria; primaron los criterios técnicos y profesionales.
Creada la Institución Nacional de Derechos Humanos y radicada en el Parlamento, una nueva Comisión Parlamentaria bicameral integrada por legisladores de todos los partidos, esta quedó encargada de trabajar en la selección de los cinco miembros que integrarían la importante institución. Se presentaron más de treinta aspirantes que hicieron llegar sus respectivas postulaciones, acompañadas de sus méritos y trayectoria.
Además, la Comisión Parlamentaria entrevistó a todos los postulantes escuchando de su "propia boca" su concepción y sus ideas para aportar a la nueva institución en formación. La normativa que dio origen a esta entidad establece dos criterios básicos, además de la obvia idoneidad para el cargo, es necesario que haya equilibrio de género (es decir que en la integración del nuevo organismo debe haber tres mujeres y dos hombres o tres hombres y dos mujeres) y que, preferentemente, los candidatos no sean mayores de 65 años.
Las evaluaciones realizadas por los integrantes de la Comisión han chocado con los criterios de cuotificación partidaria. De hecho, hemos escuchado en los últimos días a uno de los integrantes de la Comisión reclamar el derecho a elegir los "tres que le corresponden" a la fuerza política mayoritaria.
Nosotros esperábamos que el logro alcanzado en oportunidad de la designación del Comisionado
Parlamentario, a nuestro juicio, se reiterara en esta oportunidad. Ello implicaba que se seleccionaran aquellos cinco candidatos que presentaran sus mejores capacidades e idoneidades para estos cargos.
Sin embargo, en oportunidad de la sesión de la Asamblea General las votaciones realizadas en primera instancia dejaron en evidencia que los votos se alineaban en función de criterios de representación partidaria.
Aquellos candidatos que no estaban "apadrinados" por su pertenencia partidaria quedaron atrás con independencia de sus méritos; y se perfilan con más oportunidades los que poseen el beneplácito de sus respectivos partidos de pertenencia.
El viejo criterio del "3 y 2", aplicado para la conducción gubernamental o para la conducción de las empresas públicas, ahora se pretende aplicar a una institución que debe estar por encima de los intereses y pertenencias partidarias. Los miembros de la Institución Nacional de Derechos Humanos son como los jueces y los fiscales, no se pueden seleccionar por cuota partidaria.
Bueno sería que la Suprema Corte de Justicia o el Tribunal de lo Contencioso Administrativo se integrara por el criterio del 3 y 2. Hace una semana se designó al Fiscal de Corte con el voto de todos los partidos, después de haber confirmado que se trataba del mejor candidato, con independencia de sus eventuales adscripciones partidarias.
Nosotros, a través de la participación de nuestro Diputado Iván Posada, hemos mantenido, desde el principio, el criterio de votar a los que consideramos con mejores credenciales técnicas y profesionales; sin mirar ni tener en cuenta a qué partidos pudieran pertenecer. Nos importa que la Institución Nacional de Derechos Humanos esté integrada por los más apropiados sin ningún tipo de cuotificación partidaria.
Sin embargo, vemos que las posturas de los parlamentarios se van alineando en función de sus respectivas bancadas con el riesgo cierto de dejar por el camino el criterio de designar a los más preparados.
Todavía estamos a tiempo de evitar un gravísimo error. Este no es el Directorio de una empresa pública, este organismo debe representar a la sociedad y protegerla en el goce efectivo de sus derechos. Sería bueno que en su integración se tomaran en cuenta las diferentes areas de la vida en sociedad con respecto a los Derechos Humanos y que, además, se expresara en la designación de los más idóneos.
De otro modo, se habrá producido un verdadero daño a una institución que recién se inicia y a la institucionalidad toda, en la medida que lo que está en juego es la defensa de los derechos de todos los uruguayos. Se habrá producido una grave afectación a su legitimidad de origen. Obviamente no seremos corresponsables de semejante despropósito.

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