Luego de unas breves vacaciones
periodísticas, lo que se dice habitualmente “fiaca”, regreso a las páginas de
OPINAR.
Estos jueves de descanso me ayudaron
para mirar algunas cosas desde otra óptica, quizá con más subjetividad que si
las hubiese visto con ojos profesionales.
Por ejemplo, el acto del PITCNT del
1º de mayo, en realidad debí decir “el acto del Frente Amplio”.
Me dirán que soy un extremista, un
criticón, que no conforma nada, pero hay que decirlo sin pelos en la lengua,
fue un acto de una fuerza política.
Lo que no entiendo es porqué de una
buena vez, los dirigentes sindicales del PITCNT no se sacan la máscara y
realmente le hablan a la población con sinceridad. Eso de esconderse detrás de
la bandera del PITCNT para cuidar al Gobierno de izquierda, si se quiere, es
infantil.
Ahora resulta que la culpa no es del
Gobierno, es de los empresarios de derecha, de “Don Pedro” como dijo un
desorbitado Molina, porque con el Gobierno estamos en sintonía.
Me preocupa tanta obsecuencia con el
Gobierno, de quienes justamente deberían mantenerse imparciales, porque
representan intereses bien diferentes a los del Gobierno, pero cuando escucho
tantos halagos, tanta “chupada de media” arriba de un estrado reservado para
trabajadores … me hace reflexionar sobre si el PITCNT es realmente lo que dice
ser, o es como –muchos dicen- el brazo sindical del Frente Amplio.
Un discurso cuidándose de las
atentas e inquisidoras miradas del Gobierno en pleno (alguien pasó la lista),
con un discurso familiero, sectorial, absolutamente alineado con la izquierda
gobernante, incluso cuando se trato el tema “culpa” a la pasta base, que para
el Guiness ahora tiene vida propia, opina, habla y convence.
Me cuesta creer que el PITCNT esté
de rodillas ante el Gobierno de izquierdas, más allá de que es el de la mayoría
de esa organización sindical, que debería representar a todos los trabajadores
del Uruguay, y aún a quienes no somos de izquierda ni de derecha.
Capaz que la “fiaca” me hace
escribir disparates, pero se me viene a la cabeza el flaco “Don Quijote” y su
gordo compañero “Sancho Panza”, siempre fiel, obsecuente y seguidor de su
desgarbado loco caballero del disparate
con armadura de lata y cartón.
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