Se decía en otra época que la historia de los
hombres políticos eran quien marcaba sus pasos al futuro, o que cuando un
parlamentario interpelaba a un ministro, y de su alocución la duda hacia
inexplicable las actitudes del jerarca cuestionado, éste inmediatamente
renunciaba por una “cuestión de honor”.
El tiempo ha cambiado; los políticos son otros y
los valores han cambiado con el paso del tiempo. Invariablemente hoy las cosas
concluyen en aquello de que “tanto da decir una cosa como la otra”.
Hoy, el Presidente de la República , un viejo
revolucionario que se animó a levantarse en armas contra la democracia, procede
con la misma intención de prontitud que lo hacía el Presidente, de aquél
entonces, fuertemente criticado cuando con otra formación y contexto político,
apuntaba al autoritarismo casi siempre populista y reaccionario. Así
encasillaba José Mujica a Jorge Pacheco Areco, a quien hasta censuró por pedir
“medidas prontas de seguridad” para combatir secuestros, asaltos a bancos y
crímenes de policías y políticos.
Hoy no hablamos de “medidas prontas de seguridad”
sino de una seguridad ciudadana desajustada que requiere, a juicio de Mujica,
poner “pronto” a los militares a controlar a los policías que a su vez vigilan
a los presos en las cárceles.
Y van más allá todavía. Alguno de los seguidores de
Mujica se han animado a proponer, como el caso del diputado Walter de León
(Movimiento de Participación Popular), una ley interpretativa para que se
puedan realizar allanamientos nocturnos.
Su compañero de bancada, Luis Puig, del Partido por
la Victoria
del Pueblo (PVP), aclara que todavía no conoce “en profundidad” el proyecto
impulsado por De León, aunque ya adelanta sus discrepancias con “esa tesitura”.
“Hay que tener presente la dimensión de los derechos humanos en esta situación.
En este caso, no comparto esta idea porque sería un paso atrás en estas
libertades”, explicó el ex dirigente del sindicato del gas.
Puig incluso advirtió que “esta fórmula de
limitación de derechos y libertades puede tornarse en un camino muy peligroso”,
ya que al habilitar los allanamientos se podría comenzar a transitar “un
recorte de libertades que no puede ser aceptable”.
“Puede significar entregar la llave para abrir paso
a otras propuestas que pueden ser sumamente peligrosas”, alertó el
representante del PVP. De hecho, Puig confía en que su sector político se
posicionará colectivamente contra el proyecto de De León, electo por San José.
“Me atrevo a decir que, en función de la posición histórica del PVP, no se va a
hacer acuerdo con ese proyecto, aunque daremos la discusión que sea necesaria”,
argumentó.
Pero se sabe en los corrillos parlamentarios que
esta idea proviene de la intimidad de Mujica, quien habría comprometido su
gestión para combatir algunos delitos que entiende, como Presidente, son la
clave para la solución de problemas mayores.
Lo mismo pensaba Pacheco Areco cuando por órdenes
de Mujica secuestraban al entonces Presidente de UTE y lo llevaban a una
“cárcel del pueblo” en la calle Juan Paullier, para que Mauricio Rosencof, el
poeta Tupamaro, lo torturara con un encierro de varios metros bajo la tierra
ara que admitiera hasta lo que no imaginaba.
Si es por “honor” el decir una día una cosa o la
otra, más que una filosofía parece una estrategia política cuyo norte es la
conquista del poder y nada más.
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