Un
31 de marzo de 1933 un hecho llamado por el infortunio sacudió para siempre la
historia de la Democracia del Uruguay. Ocurrió el suicidio del Ex Presidente de
la República Baltasar Brum para defender lo más preciado que tiene un hombre;
LA LIBERTAD.
Nació
el 18 de junio de 1883 cerca de la Ciudad de Artigas, por entonces territorio
del Departamento de Salto. Estudió derecho en Montevideo, donde se recibió de
Abogado a los 25 años. Su joven, impetuosa y talentosa figura le llamó la
atención a José Batlle y Ordoñez quien le dijo a Domingo Arena buscando a su
Ministro de Instrucción Pública: “¡Ya tengo Ministro!...”Es un joven abogado de
Salto, ilustrado y entusiasta…” “Tiene un rasgo que da la medida de su
carácter: en el teatro de su ciudad sostuvo un duelo oratorio apasionadísimo
con un adversario irreductible sobre mi persona y mi obra, durante varias
noches, dispuesto a prolongarlo cuanto fuera preciso hasta salir triunfante”.
Sin
dudas ese carácter había deslumbrado a Batlle quién definitivamente le ofreció
el Ministerio de Instrucción Pública a pesar de que aún no tenía la edad
constitucional para asumir como Ministro. No le importó, lo esperó dejando
acéfalo el cargo. Brum luego ocupó el cargo de Ministro del Interior y de
Relaciones Exteriores, todo en la 2da Presidencia de Batlle. El 1ero de Marzo
de 1919 fue elegido como el primer Presidente de la nueva constitución de 1918,
cuando apenas tenía la edad de 35 años, convirtiéndolo en el Presidente
Constitucional más joven de la historia del Uruguay.
Fue
un férreo defensor y continuador de la legislación social del Batllismo.
Desde
su posición como Ministro de Relaciones Exteriores y luego como Presidente de
la República fue defensor a ultranza del panamericanismo, en lo que luego se
conoció internacionalmente como la “Doctrina Brum”.
Ocupó
la Presidencia del Consejo Nacional de Administración, y luego un lugar en su
seno, cuando un 31 de marzo de 1933 lo sorprendió el Golpe de Estado de Gabriel
Terra.
Diría
en ese momento, mientras que se encontraba rodeado por la policía por orden del
Dictador: “Nuestro pueblo es un pueblo manso, acostumbrado a votar cada dos
años, a dirimir los problemas en las urnas; está anonadado ante la caída de las
instituciones. Hay que organizar, y para inculcar la idea de la resistencia hay
que dar el ejemplo. La patria reclama sangre…y yo le ofrezco la mía. Este
gobierno fascista que hoy se inicia durará veinte años, con mi muerte tal vez
yo reduzca esos veinte a cinco.”
Cruzó
la callé Rio Branco y a mitad de la calzada se pegó un tiro en el corazón, al
grito de “VIVA BATLLE”.
El
tiempo le dio la razón, la dictadura duró unos pocos años.
No
pudo concebir que en la tierra en la que había vivido Batlle y su concepción
democrático-reformista en la construcción de la República, pudieran caer las
instituciones sin que el país entero no fuera refractario de tal atentado.
Su
gesto heroico dejó marcado para siempre con su sangre, en esta tierra de
hombres libres, a las subsiguientes
generaciones quienes vieron en ese grito, un grito de paz, concordia y
progreso.
Ese
“Viva Batlle” será la frase que por siempre quedará grabada en el espíritu de
los uruguayos, cada vez que la Democracia esté en juego.
Sin
dudas el nombre de Baltasar Brum quedará marcado a fuego por siempre en las mejores
páginas de nuestra historia como el mártir de la Democracia y como el fiel
servidor de la causa Batllista. Para los Batllistas sin dudas, éste es un día
especial. No cabe otra cosa que recordarlo por siempre con orgullo y
admiración.
¡Para
Baltasar Brum toda la GLORIA!
¡VIVA
BRUM!
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