Hace 100 años




Sí, fue hace 100 años, en el año de 1912, que el entonces Presidente de la República Don José Batlle y Ordoñez dictó un decreto por el que se dispuso que en cada capital departamental se instalara un liceo. Fue así como nacieron los liceos departamentales.
 Los primeros liceos no tenían edificios construidos con ese propósito, se instalaron con pocos alumnos, como se pudo, porque el interés de la población era formarse, estudiar, capacitarse para poder emprender el gran viaje de la vida en mejores condiciones, con más libertades.
Seguramente en esos primeros locales todas eran incomodidades, faltarían buenos baños; en 1912 muchos techos estarían rasgados, y muchas ventanas en condiciones no muy buenas para defendernos del frío. Calefacción en ningún lugar, ni mochilas regaladas por el Estado, ni ninguna facilidad, simplemente con deseos de estudiar.
Pocas maestras, pocos profesores, todos con un gran entusiasmo, con enormes deseos de enseñar y de aprender a la vez, para seguir los pasos de Varela, que nos había dado escuelas y con ellas formación democrática.
¡Qué tiempos diferentes a los de ahora, donde liceos que funcionaban hasta diciembre del año pasado, algunos padres y algunos profesores descubrieron situaciones que hacían imposible seguir dando clase allí! ¡Qué poco entusiasmo por servir a la educación, qué poco entusiasmo por cumplir con José Pedro Varela, qué poco entusiasmo por saber que los que necesitan de los profesores son los niños, los alumnos y que si no se puede dar clase en un lugar en el mes de marzo es lógico pensar que tampoco se hubiera podido dar clase 4 ó 5 meses antes del año anterior!
Para qué están los sindicatos? Deberían estar, por ejemplo, para comunicarle en el mes de julio de 2011 a sus dirigentes instalados en todos los Consejos de Enseñanza cuales son los 3, 4, 5 liceos que tienen dificultades enormes y en el futuro no se podía dar clases en ellos. No lo hicieron.
¿Por qué no lo hicieron? Es que estaban pensando en hacer huelga, desde entonces, como lo anunció el año pasado un dirigente sindical. ¿Por qué se lo ocultaron a sus representantes? ¿Por qué no los acusan públicamente de que no han cumplido con sus funciones y le piden la renuncia?, ¿por qué son negligentes en atender y cumplir con sus obligaciones sindicales?
Porque a los dirigentes sindicales nada de esto les interesa. No les interesa arreglar los liceos y por eso no lo denunciaron en su momento, no les interesa la educación y por eso no proponen absolutamente nada entorno a ella, lo único que les interesa es el poder, donde una minoría de activistas y violentos amedrentan a una mayoría a la que le infunden temor y la califican de carneros si no aceptan su dictadura. No está lejano el día en que esas mayorías van a dejar de temer. Más tarde o más temprano la libertad volverá a resplandecer y tendremos sindicatos en serio, que se preocupen en serio de la enseñanza, que sientan que los jóvenes que van a los liceos para ser libres necesitan de profesores que los ayuden a aprender y a encaminarse en la vida.

:C� G r ' ��3 P5 ayo medio quiere, por encima de las ideologías, de los enfrentamientos entre líderes (a veces incluso de un mismo partido político), de la circunstancia orteguiana y de la banalidad, disponer de un buen empleo y disfrutar de las comodidades de la época. Digámoslo con franqueza, es una aspiración razonable.
Para Revel la meta no es rechazar el Estado sino el estatismo, o sea la enfermedad que hace al Estado incapaz de cumplir sus funciones por pretender asumir tareas que pertenecen a la sociedad civil y a los individuos. Por eso dice que hay demasiado Estado y demasiado poco Estado, porque éste se ha apropiado de una cantidad creciente de sectores de la vida social, no con el deseo de hacerlo marchar mejor sino de acrecentar su poder y en cambio descuida tareas estatizadas fundamentales.
Esta inclinación es una perversidad de todos los gobiernos.
Ha llegado la hora en que el Estado uruguayo deberá deslastrarse de lo superfluo, para dedicarse a tiempo completo a las áreas prioritarias que le corresponden. A su vez, los gobiernos por encima de las apetencias candidaturales, de los grupos internos, de las enemistades y de la anécdota, deberán gobernar asegurando al ciudadano la protección de las leyes y un buen manejo de la cosa pública.
Debemos liberar la inmensa energía contenida en nuestra sociedad y canalizarla hacia nuevas realidades, con ideas originales, adecuadas al rigor que la crisis general del país requiere. Debemos establecer urgentemente una correspondencia entre la demanda social y la oferta política. La alternabilidad de los partidos políticos en el gobierno ha demostrado que la gran mayoría de los uruguayos es independiente y que por lo tanto los partidos políticos necesitan estructuras de mediación para lograr un diálogo fructífero con el ciudadano. De allí la importancia de las organizaciones intermedias para el Estado, el Gobierno y los partidos. La hipertrofia del Estado es un problema contemporáneo y solucionable, por lo que la reforma del Estado es una prioridad absoluta de la democracia uruguaya.


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