Trescientas cincuenta mil personas equivalen a ocho
Centenarios llenos.
Si uno
cierra los ojos y se imagina el Estadio Centenario lleno de gente, impresiona.
Pero más impresiona imaginarse ocho estadios Centenarios llenos de gente.
Son más de trescientas cincuenta mil personas las
que firmaron en la propuesta de Reforma constitucional que entregamos con todo
el Partido Colorado, el Sector del Herrerismo del Partido Nacional e integrantes
de la sociedad civil.
Ocho Estadios Centenarios.
Pero si impacta la cantidad de firmas más llama la
atención la velocidad con que se reunieron: en once meses. Algo inédito en la
historia del país.
Cuando comenzó la campaña hubo dudas. Partidos sin
tradición reciente de éxitos en este tipo de emprendimientos éramos los
encargados de llevarla adelante.
Pero las dudas se disiparon el primer fin de semana
cuando, sin promoción alguna, se reunieron cuarenta mil voluntades.
¡Un Estadio Centenario entero había firmado el
primer fin de semana!
En ese momento nos dimos cuenta que no era una
cuestión de experiencia sino de propuestas sensatas.
La de la campaña para Vivir en Paz y con Más
Seguridad no sólo lo es sino que fue visualizada por la población como una
respuesta a los problemas gravísimos que enfrentamos hoy como sociedad.
La rápida adhesión de uruguayos de todos los
Partidos, y los contundentes estudios de opinión de las encuestadoras (todas
estiman la aceptación de la propuesta en guarismos cercanos al 70%), tuvieron
un primer resultado.
El gobierno y los legisladores del oficialismo se
dieron cuenta que debían cambiar su equivocada política en materia de seguridad
ciudadana.
Tímidamente empezaron a caminar en el sentido que
debían hacerlo.
Las firmas empezaron a lograr su cometido. Aunque
todavía falta mucho.
La puesta en funcionamiento del SIRPA, un Instituto
especializado en los menores que delinquen, es un ejemplo de ello. Si la
propuesta de Reforma Constitucional no hubiera contenido la creación de un
Instituto especializado en los menores delincuentes, seguiríamos como antes.
Pero no alcanza. El SIRPA debe estar fuera del INAU
como se propone en la Reforma
puesto que es distinto el tratamiento reeducativo, de seguridad, etc. que
recibe un menor que delinque del que no lo hace.
El mantenimiento de los antecedentes de los menores
más allá de los veinte años es otro ejemplo. Hoy se mantienen sólo hasta esa
edad. Pero cayó el argumento del Gobierno de que “son sólo 450 los que
delinquen”. En pocos meses ya existe un registro de 700.
Ese registro no es para estigmatizar ni para
sancionar. Es para que el Juez, el día de mañana si un menor vuelve a delinquir
siendo mayor, adopte las medidas de seguridad para proteger a las posibles
futuras víctimas.
Penalizar más duramente a los mayores que utilizan
a los menores para delinquir, como proponemos, es otra necesidad. Hoy asistimos
a muchos casos de mayores que utilizan a menores para violar la ley.
Bajar la edad de imputabilidad a los 16 años
permitirá que no ocurran hechos como los que estamos viviendo. Por ejemplo, que
no vuelva a suceder lo que pasó esta semana: un menor que mató a una madre y su
hija, incendiándoles la casa, está en libertad por imperio de las normas
vigentes.
Todo esto, sin embargo, no alcanza.
La entrega de las firmas el próximo martes a la una
de la tarde en el Palacio Legislativo es un comienzo. Lo que hace es habilitar
el plebiscito que se realizará dentro de dos años.
Debemos seguir trabajando para que todos los
uruguayos, sin importar de que Partido sean, enviemos un mensaje bien claro de
que queremos vivir en Paz y con seguridad personal.
Esta no es una cuestión partidaria, sino de todos
los uruguayos.
El paso que daremos el próximo martes será, sin
embargo, muy importante.
Más allá de todo será un grito bien fuerte del
reclamo de todos los uruguayos de su deseo de empezar a recuperar la Paz que teníamos hace siete u
ocho años y hemos perdido.
Será un grito que den ocho Estadios Centenarios
llenos a la vez.
Nadie podrá decir que no lo escuchó.
Por ello gracias a las 350 mil voces que lo dieron
con su firma.
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