El
ex presidente criticó "el teatro" que montó el gobierno para el
“perdón” frentista
"El
Estado pudo organizar algo más sobrio, o una declaración del Presidente, u
otros procedimientos públicos, sin incurrir en este teatro, cuya consecuencia
es seguir desinformando a la opinión pública y dividiendo a la sociedad",
dijo el ex mandatario colorado Julio María Sanguinetti.
El
ex jefe de Estado dijo sobre la sentencia de la Corte Interamericana
que le impone al Estado una indemnización de 500 mil dólares para los
familiares de la víctima y le ordena realizar un acto público de difusión de su
disposición.
El
ex presidente, uno de los principales artífices de la estrategia política para
la salida de la dictadura, consideró "un acto inédito" que organizó
el Poder Ejecutivo para el miércoles 21 para cumplir con un dictámen de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos (CIDH) sobre el caso de la desaparición de María Claudia de
Gelman.
"El
Estado uruguayo ha decidido 'escenificar' la justicia, como define el pensador
francés Jacques Derrida a estos episodios en que el poder se exhibe masivamente
con ademán vengativo. Es lo que lo hacía la vieja Inquisición en los Autos de
Fe, que servían de entretenimiento a la gente con la quema de una 'bruja' o de
algún 'hereje'".
El
dos veces jefe de Estado entiende que en el fondo el gobierno "asumiría lo
que ya asumió, porque ya lo ha hecho desde hace años, al punto que ya lleva
pagados más de 4 millones de dólares a familiares de las víctimas; y a partir
de 1985 reparó la situación de diez mil funcionarios destituidos, entre otros
muchos actos reparatorios que, a esta altura, no bajan de 100 millones de
dólares".
"¿Qué
sentido tiene el acto, entonces?, pregunta.
"Expresar
un 'perdón' del Estado, como se ha dicho, negado y repetido estos días, tiene
menos sentido aún, simplemente porque las instituciones no piden perdón. Está
circulando copiosamente en las redes sociales una entrevista de Néber Araujo al
General Seregni en la que éste —enfáticamente— afirma que el perdón es un acto
subjetivo, personal, emocional y que ninguna institución puede hacerlo.
¿Alguien se imagina —dice— a la
Universidad pidiendo perdón por cosas que allí
ocurrieron?", agrega el texto de Sanguinetti.
Para
el dirigente colorado "el Estado lo que puede hacer es renunciar a su
potestad jurídica de castigar delitos, lo que nuestra Constitución prevé bajo
el nombre de amnistía. Es justamente lo que ya hizo, con los guerrilleros
primero y con los militares después, en normas legales que fueron impugnadas y
ratificadas popularmente en dos ocasiones".
Entiende
que "el máximo órgano del sistema democrático, el cuerpo electoral, ya se
pronunció y en dos oportunidades, con un espacio de veinte años. Hizo lo que
Francia después de la ocupación nazi o lo que España después del franquismo. Es
lo que la tradición nacional recoge cada vez que un conflicto armado enfrentó a
ciudadanos del país por razones políticas".
"El
Estado pudo organizar algo más sobrio, o una declaración del Presidente, u
otros procedimientos públicos, sin incurrir en este teatro, cuya consecuencia
es seguir desinformando a la opinión pública y dividiendo a la sociedad",
expresa.
La
esencia de este acto, dice, es "condenar los excesos militares e ignorar
los crímenes de los guerrilleros que, en plena democracia, lanzaron al país a
la violencia, inspirados en la revolución cubana y sacaron al Ejército de sus
cuarteles".
"Las
nuevas generaciones seguirán así escuchando una versión parcial, hemipléjica,
de la realidad, soslayando la condena a quienes renunciaron a las vías
políticas abiertas por la democracia para sustituir el voto por las
armas", agregó.
Por
esa actitud del oficialismo, "las Fuerzas Armadas, como institución,
seguirán sentadas en el banquillo de los acusados y que la presencia de sus
jerarcas no será otra cosa que un acto de humillación ante la opinión pública
que les verá como los continuadores, herederos, o representantes de aquellos
que en su tiempo cometieron los atropellos denunciados", opina
Sanguinetti.
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