Jorge AZAR
El conocido prestamista del Caribe, Hugo
Chávez Frías, en sus interminables giras con fines de comprar conciencias y
gobiernos, pagar sobornos, extorsiones, regalos y apropiaciones ilegales, ha distribuido
a lo largo del mundo más de 33 mil millones de dólares, mientras su pueblo
sufre el desabastecimiento, el hambre, la discriminación y la injusticia
social.
Tal es así que el líder bolivariano ha dejado
en muchas oficinas gubernamentales de América Latina y otros continentes, entre
regalías, donaciones y “aportes amistosos”, abultadas sumas sin el
correspondiente registro para llevar a cabo una serie de negocios u obras
“virtuales” que jamás vieron inicio ni, por cierto, final.
La República Oriental del Uruguay, por
supuesto, no escapó a ese huracán de “cheques virtuosos”, beneficiándose a
través de estos años de gobierno progresista, con más de 900 millones de
dólares, sin conocerse el destino de muchos de ellos, que fueron a parar a
ciertos “programas” elaborados con la habilidad de "prestamista
itinerante" y la necesaria complacencia de la parte uruguaya.
Sería entonces conveniente que el gobierno
uruguayo aclarara el destino que se le dio a los siguientes fondos y a otros no
registrados en este detalle, que arribaron en vuelos directos.
El suministro de 43.600 barriles diarios de
petróleo venezolano a “precios y condiciones de pagos ventajosas” que, además,
representa un intercambio de buena parte con alimentos y software, por el monto
de 40 millones de dólares.
“Donación” para la ampliación de Refinería La
Teja en Montevideo, por el monto de 600 millones de dólares.
La compra de alcohol carburante uruguayo, por
el monto de 7 millones de dólares.
El intercambio para “compensar la factura del
suministro de petróleo por bienes y servicios uruguayos” -cemento, alcohol y
vacas-, por un monto de 200 millones de dólares.
“El préstamo” para ANCAP para la adecuación
de la planta industrial de Bella Unión y fabricar 15.000 metros cúbicos de
etanol, por un monto de 7 millones de dólares correspondientes al fondo
petrolero.
El “intercambio planificado” entre Cadafe y
UTE, por el monto de 10 millones 300 mil dólares.
El “préstamo” para el Ministerio de Desarrollo
Social “para atender a los pobres”, por 3 millones de dólares, y Conaprole
suspendió el envio de leche a más de cincuenta merenderos, pues la Intendencia
de Montevideo incumplió con el pago de la deuda por aquellos envíos.
Los créditos para recuperar empresas
uruguayas dedicadas a manufactura de vidrio, caucho, guantes y artículos de
cuero, por un monto de cinco (5) millones de dólares.
“Préstamo” para remodelar el Hospital de
Clínicas, por el monto de 17 millones de dólares, sumados a los tres (3) millones
para la remodelación del hospital oncológico.
El propio Hugo Chávez visitó y prometió
préstamos para la reconstrucción del pueblo Bolívar, aunque se desconocen los
montos de los cheques dados para esta “promesa” .
Lógicamente, el Uruguay no fue la única
nación que recibió parte de las regalías del “prestamista itinerante”: también
lo hizo Cuba, en la cifra de U$S 2.485.862.000. La Argentina recibió “a la
vista” U$S 6.366.450.000; Bolivia U$S 3.299.551.275; Ecuador U$S 5.060.000.000;
Indonesia, U$S 2.000.000; el Fondo ALBA-Caribe, U$S 50.000.000; Nicaragua, U$S
2.964.670.000... y, de esta manera, el chavismo distribuyó los 33 mil millones
entre 26 países de distintos continentes.
Sería prudente, transparente y necesario que
nuestro gobierno y el Tribunal de Cuentas expliquen a la población el destino
que tuvieron los 900 millones de dólares que nuestro país recibió de manos
chavistas
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