Tabaré VIERA
En navegación, náutica o aeronáutica, los expertos hablan de
“CURSO” y de “RUMBO”. Parecen sinónimos, pero no lo son. Ambas palabras no
tienen el mismo significado.
CURSO es la ruta que une el punto de origen y el destino,
mientras que RUMBO es la dirección entre
la posición actual y el destino. Parecen representar conceptos idénticos pero
no lo son.
A veces curso y rumbo coinciden, otras es posible que no lo
hagan o deliberadamente por determinada estrategia no los hacen coincidir.
El curso es la ruta que trazamos uniendo el origen del viaje
con el destino, puede que por algún motivo voluntario o no, tengamos que salir
de ruta, eso quiere decir que estamos fuera de curso, por lo que para llegar a
destino, para retomar el curso,
deberemos tomar otro rumbo. O puede que para mantener el curso haya que
tomar otro rumbo, cuando hay algunas condiciones adversas, como el viento por ejemplo,
o una determinada corriente.
Es lo que ocurre con el gobierno frenteamplista, empezó con
determinado rumbo, el que fue marcado por la política económica del ministro
Astori en el gobierno de Tabaré Vázquez o por el discurso de asunción de José
Mujica ante la Asamblea General, que llenó de esperanzas a oficialismo y
oposición, a empresarios y obreros: “…Me gustaría creer, que ésta de hoy, es la
sesión inaugural de un gobierno de 30 años. No míos, por supuesto, ni tampoco
del Frente Amplio, sino de un sistema de partidos, tan sabio y tan potente, que
es capaz de generar túneles herméticos que atraviesan las distintas
presidencias de los distintos partidos ,y que por allí, por esos túneles,
corren intocadas las grandes líneas estratégicas de los grandes asuntos.
Asuntos como la educación, la infraestructura, la matriz
energética o la seguridad ciudadana
Esto no es una reflexión para el bronce ni para la
posteridad. Es una formal declaración de intenciones…” fue una parte de ese
discurso.
En definitiva prometía políticas de estado, las que incluso
en líneas generales se comenzaron a
elaborar, por su propia convocatoria, en cuatro destacadas comisiones
multipartidarias.
Ninguno de estas aéreas ha tenido avances sustanciales. Es
más, como sabemos, la seguridad y la educación son justamente los grandes
fracasos del gobierno ya que los indicadores muestran un gran deterioro de la
realidad y están claramente en crisis.
Por ello, es común oír que este gobierno no tiene rumbo.
Creemos que puede tener un rumbo errático o confuso, pero
estamos convencidos que sí tiene un curso. Sí saben sus responsables, la
dirigencia mayoritaria del Frente Amplio, cual es el destino: éste es,
finalmente, el socialismo populista que últimamente campea en varios países
latinoamericanos.
Hace pocos días el periodista Claudio Paolillo en su
editorial de la revista Búsqueda afirmaba, “Es tan diáfano el rumbo del
gobierno tupamaro que quien continúe creyendo lo contrario se arriesga a
ingresar en la categoría preferida por el presidente: la de los
nabos".
Al ejemplo en la política exterior a que hace referencia
Paolillo, para definir el curso del gobierno actual, debemos agregar la
política social asistencialista, que ha llevado a que el propio Ministerio de
Trabajo denunciara que “el ochenta por ciento de quienes son beneficiarios de
los planes sociales del MIDES, rechazaron ofertas laborales de esa Cartera”.
La política fiscal que con claro afán recaudatorio, diría con
la voracidad condicionada por la necesidad del gasto de un presupuesto nacional
deficitario, claramente ha castigado a
la clase media trabajadora, recargando al que mas trabaja o produce en vez del
que más tiene. A igualara abajo, debe ser la consigna.
Y una vez más, dejar expresada la denuncia, que desde el
presupuesto nacional venimos haciendo: la gran concentración de poder en la
Presidencia de la República que no por casualidad, no por no tener rumbo, el
gobierno Mujica viene concretando.
Como hemos dicho, hasta un plan de viviendas, el Plan Juntos,
se ha inaugurado en la Presidencia
habiendo un ministerio entero para tal fin. Una central de compras, la
coordinación de inteligencia, la coordinación de la cooperación internacional y
ahora la injerencia en los Gobiernos Departamentales, comenzando por la patente
de rodados y seguirá, según lo anunciado, por los residuos domiciliarios.
No es que el gobierno nacional no pueda o deba colaborar con
los departamentos, es que se apropian de la caja y el dueño de los recursos es
el que manda.
Ese es el “curso”, mayor concentración de poder y populismo
socialista, aunque el rumbo en algún momento haya mostrado otra dirección, para
evitar los “vientos” cruzados, a no engañarse.
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