Nuestro derecho al provenir


Susana MONTANER

El gobierno que nos ha tocado en suerte nos está llevando todos los días un poco más hacia atrás; se llama progresista, pero en los hechos es regresista. Su único discurso es el rencor, son los pleitos antiguos; del futuro no se ocupa porque en verdad no le interesa.
Resulta increíble que en este siglo XXI en el que sociedades tan conservadoras como  las árabes se rebelan para producir cambios y mirar hacia el futuro,  siglo en el que tenemos un extraordinario desarrollo de conocimientos en todos los órdenes, en el que las redes sociales han quebrantado fronteras y lograron universalizar gustos, ideas, saberes, valores, aquí, bajo el amparo de la nostalgia frentamplista vivimos hundidos en el ayer, en las diferencias, en la grisura de las resignaciones y de los resentimientos.
Este es un problema de mentalidad que tiene el gobierno del Frente Amplio. No es que el Frente Amplio apueste a la postración y al fracaso porque le falten fondos al país; nada eso: en la última década, con el despegue de China y de India , entre otros,Uruguay ha crecido mucho y le ha entrado buen dinero. No conforme con haber obtenido esa riqueza, también el gobierno ha presionado hasta límites insostenibles la capacidad contributiva de los trabajadores y de los jubilados, lo que le ha dado fondos suplementarios. ¿Para qué?  Para nada.
Sí, para nada. La inseguridad nunca estuvo tan alta, ningún oriental puede andar tranquilamente por la calle o estar tranquilamente en su casa, porque la delincuencia cuenta la distracción y la impericia del gobierno. La salud nunca estuvo tan enferma: los hospitales prácticamente colapsaron, el sistema hace agua por todas partes y aunque pagamos más y más por el FONASA, cada vez es menor en número y peor en calidad la atención a los más necesitados.
Este gobierno es inepto, y sus propias cifras lo demuestran. Mantiene a gente en la miseria pero de acuerdo a lo que confiesa en el presupuesto en ejecución 2010, el Ministerio de Desarrollo Social gasta nada menos que 240.500 dólares por día. No es tanto como lo que se gasta en educación, para obtener los deprimentes guarismos de abandono, de ignorancia, de desaliento, para tener escuelas sucias, liceos inhabitables, maestros mal pagos. Por día, ANEP, sólo ANEP, gasta la friolera de 3.235.300 dólares.
Todo este malgasto lo pagamos con una presión tributaria que no tiene límites ni moral. A los uruguayos el Estado que de manera carnavalesca administra la izquierda nos cuesta 318 dólares por segundo, es decir, 18.655 dólares por minuto. Pensemos cuántos minutos habla el presidente por día para no decir nada o para decir lo contrario, pensemos cuánto nos cuesta ganar con el trabajo lo que se dilapida con una administración errática, no siempre transparente y todo el tiempo demagógica del interés común.
La paciencia de la gente tiene un límite. Tal vez al principio le parecían divertidas las salidas del Presidente y los tropiezos de sus ministros. Pero tantos errores juntos, tanto despiste donde debería haber rumbo y haber responsabilidad sobrepasa la tolerancia debida. Los ciudadanos ya no quieren que les vengan a ofrecer migajas de ilusión, sino que por lo que pagan, por lo que soportan, reclaman resultados, y no cualquier resultado, sino hechos que cambien, que transformen la realidad en dirección de las mejores posibilidades del futuro.
Porque el mundo va para un lugar muy diferente del lugar al que nos está arrojando el Frente Amplio. En el mundo de hoy el trabajo se premia, el estudio se estimula, la confianza se defiende y no se defrauda, la seguridad se privilegia, el conocimiento se aplaude, la decencia se celebra. Pero en el Uruguay que es rehén del Frente Amplio lo único que se premia es el obstáculo permanente, la mediocridad, el rencor, la picardía de ciertos altos funcionarios, las ideologías que no entendieron que la historia cambió y que ellas fracasaron, los jóvenes que no saben qué hacer con sus vidas, porque si no trabajan ni estudian, fracasan, pero si lograron vencer las dificultades del sistema y alcanzaron un título, tampoco tienen nada que hacer en un país que empareja hacia abajo.
Es hora de decirle a este gobierno que se le acabó la cuerda, que ya no puede seguir abusando de nuestro derecho al provenir.  

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