Marcelo
GIOSCIA CIVITATE
Abogado.
Periodista
Con
el argumento de pretender cumplir con una sentencia dictada por la Corte
Interamericana de Derechos Humanos y de actuar conforme a los tratados
internacionales de los que es parte nuestra República, se sancionó con los
votos del Frente Amplio, una ley que atenta claramente contra el Estado de
Derecho. Esta ley, que “restablece la pretensión punitiva del Estado” y declara
que los delitos cometidos por el terrorismo de Estado hasta el 1ero. de marzo
de 1985 “son crímenes contra la humanidad” y por ello, “imprescriptibles”, no
debió aprobarse. Ponen en juego principios y valores que hacen a la
institucionalidad republicana. Debió evitarse.
Estos
legisladores del oficialismo, desconocen en forma burda, no sólo el
ordenamiento jurídico nacional, sino también –cegados por el resentimiento y la
venganza- el doble pronunciamiento del Cuerpo Electoral, quien en libérrimas
manifestaciones plebiscitarias a las que se le convocó, en 1989 y en el 2009,
ratificó su voluntad de mantener la denominada “Ley de Caducidad”, esto es,
ratificó positivamente, dio su conformidad, a la especial solución política que
se encontró para restablecer entonces a más de 25 años, la Democracia en
nuestro país. Conformidad que, no le impidió conceder mayoritariamente su voto
a un segundo gobierno del Frente Amplio, en aras de proyectarse al porvenir.
Pero todo esto… no es siquiera considerado… Actúan con tal soberbia, que ni
consideran costos políticos.
Estos
legisladores, que desconocen el resultado de dos consultas populares
–promovidas y publicitadas desde sus filas “para que el pueblo decida”- no
poseen, mal que les pese, siquiera autoridad moral para justificar este
atropello. Quedó comprobado que, como el pronunciamiento no fue de su agrado,
hay que encontrar el camino para desconocerlo. ¡Qué poco respeto al soberano!
Los argumentos pseudo jurídicos con que pretenden fundamentar su proceder no
son aceptables. Ni menos procedentes.
En
nuestro ordenamiento jurídico, la Constitución es la Ley Fundamental, y ningún
orden internacional está por encima de lo que ella prescribe. Ninguna sentencia
de ningún tribunal internacional puede desconocer el doble pronunciamiento de
la ciudadanía, expresado en dos momentos históricos por cierto diversos.
Momentos que hicieron a nuestra historia y a nuestra particular idiosincrasia
que, estos “tutores” persisten en desconocer como válidos. ¿Aceptarán mañana un
revés en los resultados de las Elecciones Nacionales?
¿No
advierten la sucesión de juicios y reclamos que se avecinan? ¿Será gratuito
todo este proceder? ¿O sólo ven desde su sesgada perspectiva?
Obsérvese
que, desconocen principios ancestrales y universalmente aceptados del Derecho
Penal (de irretroactividad de la ley penal, de legalidad) y violan
flagrantemente principios jurídicos y políticos (certeza jurídica, respeto al
pronunciamiento de las mayorías) que constituyen nada menos que nuestra esencia
republicana y democrática.
Ante
tremendo atentado, (cuya explicación busca que aceptemos como válido el falso
ropaje de una pretendida Justicia, con el que se intenta disimular -para
quienes estén distraídos- la Venganza) será la Suprema Corte de Justicia, al
pronunciarse sobre su inconstitucionalidad a la que le corresponderá garantizar
el funcionamiento pleno de nuestro Estado de Derecho y con ello, la pervivencia
de nuestra República.
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Me pregunto, si el
Director de Secretaría del MEC quería sancionar o tomar alguna actitud
“correctiva” con la directora por las razones que fueran, tenía en sus manos la
herramientas sumarial del mando vertical para hacerlo, al fin y al cabo –más
allá de la independencia de la ANEP- esta termina dependiendo del MEC al final
de la pirámide o sea, Alvarez podría haber sumariado o sancionado a Bianchi por
que no le gusta su cara o porque entiende que es muy exigente en su tarea, sin
necesidad de la complicidad de un grupo de alumnos desubicados, cuya actitud
-al menos- suena a “armada” en contra de
Bianchi.
Después de estos
hechos escuché y leí varios comentarios al respecto de mucha gente y varios
jerarcas de gobierno (desde Astori y María Simón para abajo los que gusten),
todos coinciden conmigo en cuanto a que la actitud de Bianchi fue firme pero
correcta, con declaraciones de María Simón al matutino EL PAÍS asegurando
que la actitud de Alvarez "no es en
absoluto la manera del Ministerio de encarar los problemas”, deslindando toda
responsabilidad.
Una increíble
historia la del barbado tupamaro Alvarez, merecedor de alguna distinción
cinematográfica que rememoró las metidas de pata del británico Johnny English,
cuya última zaga Johnny English Returns se estrenó la pasada semana y a quien
todo le sale al revés.
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