Johnny English Returns
José Luis ITUÑO
La semana pasada la
cibernética conmovió a la opinión pública, cuando el Director General de
Secretaría del Ministerio de Educación y Cultura, el militante tupamaro y ex
diputado por el mismo grupo, Pablo Alvarez, subió a su sitio de Facebook una
cámara oculta de la directora del Liceo Bauzá Graciela Bianchi, en la que ésta
mantiene una acalorada pero respetuosa discusión con un grupo de alumnos de ese
centro de estudios.
Como se dice en
campaña “Alvarez se fue de esquila y resultó esquilado”, porque más allá de las
posteriores aclaraciones e intentonas de bajarle perfil al asunto, el efecto
que causó el video, fue exactamente al revés de lo que el jerarca seguramente
haya planificado ya que obviamente pretendía dejar en evidencia a Bianchi,
desnudando su supuesto mal relacionamiento con los estudiantes.
Deben recordarse los
entredichos de Bianchi con otro Tupamaro: el Ministro Bonomi porque el
secretario de estado había manifestado que “en el Liceo no hay 222 ya que ella
(Bauzá) trata mal a los policías”, entredichos que inclusive llevaron a
amenazas de juicios cruzados entre ambos jerarcas, aunque éstas se disiparon.
TOMANDO VINO ADENTRO
DEL LICEO
Luego de conocido el
video, Bianchi se defendió del asunto, aclarando la situación en la que había
encontrado a estos alumnos “Tomando vino arriba de un árbol adentro del liceo
con gente ajena al Instituto”, llamándolos a la dirección y produciéndose el
diálogo ya conocido y divulgado por diferentes medios, que a mi juicio no
contiene una sola palabra ofensiva para con los alumnos, aunque sí desnuda una
situación muy irregular de éstos, bebiendo vino dentro del liceo con
“invitados” ajenos al mismo.
Lo de la cámara
oculta en sí, aunque no es común en Uruguay este tipo de actitudes, no es algo
que me conmueva, lo que sí me llama la atención es la actitud del tupamaro
Pablo Alvarez, hoy jerarca de gobierno ocupando el tercer puesto en importancia
en el MEC, subiendo un video supuestamente “incriminatorio” para una
funcionaria del rango de Dirección de un liceo público, en clara sociedad o al
menos ayuda, de los mismos alumnos que horas antes se habían reído del orden
institucional, tomándole el pelo a todos los chicos que van al liceo a
estudiar, a intentar progresar, estudiando y no tomando vino o sirviendo de
chivo expiatorio para intentar descabezar a una correctísima funcionaria
(quiero aclarar que no conozco a la señora Bianchi).
DIRECTOR SIN
DIRECCIÓN
Me pregunto, si el
Director de Secretaría del MEC quería sancionar o tomar alguna actitud
“correctiva” con la directora por las razones que fueran, tenía en sus manos la
herramientas sumarial del mando vertical para hacerlo, al fin y al cabo –más
allá de la independencia de la ANEP- esta termina dependiendo del MEC al final
de la pirámide o sea, Alvarez podría haber sumariado o sancionado a Bianchi por
que no le gusta su cara o porque entiende que es muy exigente en su tarea, sin
necesidad de la complicidad de un grupo de alumnos desubicados, cuya actitud
-al menos- suena a “armada” en contra de
Bianchi.
Después de estos
hechos escuché y leí varios comentarios al respecto de mucha gente y varios
jerarcas de gobierno (desde Astori y María Simón para abajo los que gusten),
todos coinciden conmigo en cuanto a que la actitud de Bianchi fue firme pero
correcta, con declaraciones de María Simón al matutino EL PAÍS asegurando
que la actitud de Alvarez "no es en
absoluto la manera del Ministerio de encarar los problemas”, deslindando toda
responsabilidad.
Una increíble
historia la del barbado tupamaro Alvarez, merecedor de alguna distinción
cinematográfica que rememoró las metidas de pata del británico Johnny English,
cuya última zaga Johnny English Returns se estrenó la pasada semana y a quien
todo le sale al revés.
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