Mario Píriz
Hechos y personajes de la antigua mitología griega, a miles de años de distancia, vuelven, se repiten, se reencarnan en estos mapas contemporáneos donde la civilización y la modernidad presiden, presuntamente a sus anchas, la existencia de las personas y la naturaleza. Nuevos Zeus, aun disfrazados de “gente de pueblo”, tras alguna oficina (o sucursal local de la misma), pero tan divinizada como el propio Olimpo, aparecen en nuestra realidad cotidiana de interior lejano, con la sordera característica de Zeus, que no atendía a sus "queridos hombres" a no ser sólo cuando disponía de sus antojos, de sus caprichos. Arguyen no estar dispuestos a perder “su tiempo” en menudencias porque deben estar al servicio de la divinidad.
Históricamente no es nuevo éste proyecto de supresión del Hospital de villa Minas de Corrales. En todos los casos anteriores, el pueblo de Corrales tuvo que movilizarse y protestar fuertemente para destapar los oídos de los Zeus de turno, altos burócratas de la centralización, que revestidos de tecnocracia y el auxilio de sus pequeños acólitos locales, pretendieron dejar en el desamparo a los pobres más olvidados del país.
Antes del acto electoral, como caramelos para entretener a niños, los nuevos Zeus del Olimpo montevideano crearon el tercer nivel de gobierno, los municipios y alcaldías, en un gesto de noble descentralización.
Minas de Corrales es municipio y tiene Alcalde y Consejales, es decir gobierno propio pero sin plata. Y como decía Sartre del hombre y la libertad en la sociedad burguesa, es la libertad de morirse bajo los puentes, o lo que es lo mismo, traducido al criollo, el zorro libre adentro del gallinero de gallinas libres.
En ningún momento se les ocurrió a los divinos dioses del progresismo capitalino devolver a los corralenses los millones de dólares que generan en impuestos al consumo de alimentos, bienes y servicios de sus tres mil habitantes, la industria minera y la producción agropecuaria entre otras.
Peor aún, y a escasos meses, la viveza criolla se derrumba, y aparece el cangrejo debajo de la piedra. Al centro de atención médica, por el proyecto de ley de presupuesto, se le quita la categoría de Hospital (Unidad Ejecutora) pasando a ser algo mejor que una policlínica barrial, pero situada a 100 kilómetros del hospital de Rivera, y dependiente del mismo.
Este fenómeno se suma al hecho que la salud pública se ha constituido en otro nuevo coto de caza del caudillismo electoral. Con decenas y decenas de cargos de particular confianza política, la salud de los uruguayos sigue estando dirigida, no por los técnicos más capaces, sino por los caudillos políticos que más votos y plata aportaron a la campaña electoral. Zeus restaura y agranda el Olimpo multiplicando su sordera. Es la hora en que, para la ciencia política criolla, el pueblo es de palo.
El actual proyecto de ingresos y gastos de la República para el período 2011 – 2015 es de nuevo una muestra de que en los Ministerios y otras instancias administrativas, sigue primando la autoridad como un privilegio de mando y no de servicio. Muchos jefes, pocos líderes. ¿Acaso somos simples mortales que no merecemos la atención del todopoderoso que en su oficina nos dice qué hacer sin consultarlo?
Que la hora del pueblo y los trabajadores, no tarde.
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