José Luis Ituño
Jueves 7 de octubre a la tardecita, pasé por las inmediaciones del nuevo Auditorio “Adela Reta” del SODRE.
Fui informado amablemente por un sargento primero de la policía nacional, que lamentablemente debía desviarme en virtud de que estaba vallada la calle y que solo si acreditaba vivir dentro de la zona vallada, me permitiría pasar, aunque sería acompañado por un efectivo hasta la mismísima puerta de mi casa.
No estaba muy ágil de mente ese día (para mis detractores nunca estoy muy ágil) lo cierto es que pregunté de que se trataba tanto despliegue policial, incluido el grupo GEO (el mismo grupo de elite con el que se asestan esos magníficos golpes contra traficantes, asesinos, etc.).
En el lugar se me informó que se trataba de un tema de seguridad con el SODRE y específicamente velando para que la función del ballet “Giselle” dirigida por el prestigioso bailarín argentino Julio Boca, se desarrollara con total tranquilidad teniendo en cuenta el paro general del Pit-Cnt.
MÁS PÓLVORA QUE FELMAN
Hasta miedo me dio transitar por allí, había más pistolas y revólveres que la colección del Contador Felman y más que una función de ballet, parecía un estado de sitio. Lastimosa imagen para quienes transitamos por la calle Andes.
A un costado un grupo de trabajadores de COFE apoyados contra una vaya amarilla, leían una proclama con absoluta tranquilidad. A las 8 de la noche en punto (y como lo había anunciado COFE) el grupo se disipó, pero las vallas, los policías, las pistolas y los gases lacrimógenos, siguieron de guardia.
Adentro del auditorio, la joven Giselle la uruguaya María Noel Riccetto (American Ballet Theatre, NY) nunca pudo perdonar a su curvilíneo pretendiente, el brasileño Marcelo Gomes (del American Ballet Theatre), que se hizo el galancito con la pobre campesina, sin decirle de su relación con una dama miembro de la realeza, que aparece en escena llamada por otro pretendiente de la bella Giselle.
Bueno hasta allí, las vallas, el paro general, COFE, la policía y la desdichada Giselle llorando en el cielo, sin perdonar a su galán, todo lo que en realidad hoy es anécdota.
MIRÁ QUE ME VOY…..
Lo que no es anécdota (al menos para mí) es el asombroso poder del bailarín Julio Bocca, que amagó pegar un portazo y el gobierno poco menos que llamó a los Ranger de Chuck Norris para asegurar que la función de Giselle se realizara, a pesar del paro general del PIT CNT.
No importaba si en la esquina de Andes y la Rambla Portuaria estaban desvalijando tres autos, o si en Mercedes y Julio Hererra estaba copando un kiosko “todas las efectivos policiales debían prestar colaboración con el SODRE”, inclusive los policías “acompañantes” de los vecinos, debían esperar a que estos entraran a sus casas dentro del vallado.
Para mi gusto una exageración nacional, desde donde se lo mire. La policía simplemente cumplió órdenes, y estoy seguro que allí había más de un efectivo que se tapaba la cara con la visera, con vergüenza ajena.
El primer clásico lo Ganó Bocca.
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