Tabaré Viera Duarte
Luego de dos larguísimos meses, una obra de ingeniería más que una operación de rescate, logró devolver a la superficie a treinta y tres trabajadores mineros atrapados a casi setecientos metros de profundidad en el desierto de Atacama en Chile. Asistimos durante muchísimas horas a uno de los “Realities Shows” más imponentes de la televisión internacional, una de las coberturas periodísticas más importantes de los últimos años por la cantidad de medios y periodistas y por la impresionante tecnología desplegada, la que permitió ver y hasta oír desde el propio refugio subterráneo. Los ciudadanos del orbe estuvimos en vilo, rezando, encendiendo velas, participando de cadenas de oración por la web, en fin: hinchando por la vida.
¡Que dura es la subsistencia de obreros que desempeñan tareas que conllevan riesgo de vida, como la minería! ¡Qué duro es para ellos y para su familia! La Tierra entrega sus riquezas pero a un costo altísimo, que inexorablemente cobra, en sufrimientos personales y en vidas humanas.
Al momento de escribir esta nota, festejamos anticipadamente el éxito de la operación. Se han rescatado a más de la mitad de los trabajadores atrapados y todo hace pensar que la operación culminará con total normalidad. Presenciamos escenas de hondo contenido emotivo: desde el primer minero que vio la luz y a quien le esperaba su hijo con lágrimas de emoción, pasando por el eufórico Mario Sepúlveda, el que apareció en segundo término y contagió de entusiasmo a todos los presentes trayendo “regalos” para todos.
El hecho nos hizo recordar el milagro de los Andes donde también se puso a prueba la fortaleza física y sicológica, en ese caso de valientes compatriotas. Accidente que precisamente ocurrió en un día como el de ayer, hace más de treinta años. En ambos casos las víctimas estuvieron un largo período desaparecidos y librados a su suerte, en ambos casos perdidos en las entrañas de la cordillera. La diferencia sin embargo es sustancial, los uruguayos tuvieron que salir por sus propios medios y sin quitarle dramatismo a la situación actual ni mucho menos valor a estos treinta y tres obreros, en este caso fueron encontrados y mantenidos desde la superficie mientras se construyó el túnel de escape.
Lo más triste del caso de la Mina San José en Chile es que las víctimas son humildes trabajadores, la mayoría sino todos, seguramente nunca tuvieron una alternativa de vida. Es más, inmediatamente de culminar el rescate comenzará una investigación técnica porque ya se sabe que en la mina habían muchas irregularidades. Ellos son el hilo más delgado del proceso de explotación de la riqueza natural. Son siempre los que pagan el tributo mayor con su sacrificio.
La ambición de los hombres y de empresas multinacionales que son más o menos las mismas en todo el mundo, no resisten la tentación producida por la histórica fiebre de la codicia. En todo el Globo se desarrollan explotaciones de yacimientos mineros diversos y en todo el mundo se paga el alto precio en vidas.
La industria extractiva es además uno de los principales recursos en muchísimos países, no solamente en los petroleros. Es el caso de Chile, Perú y Bolivia, etc. Son proyectos con costos millonarios que tienen además un costo más elevado aún para la humanidad. Peligro para la vida de los trabajadores y agresión al medio ambiente.
MIREMOS PARA ADENTRO
En nuestro país existe una mina de oro en Minas de Corrales, Rivera. Allí trabajan unos trescientos obreros en forma directa y la explotación es a cielo abierto, lo que plantea riesgos diferentes. No quedarán nunca mineros atrapados en el subsuelo, pero existe riesgo de caídas en los enormes cráteres excavados; las explosiones son diarias y también son peligrosas; hay riesgo de intoxicaciones por realizarse un proceso químico con cianuro, etc. Por la ley de minería el estado percibe un cánon del dos por ciento, mientras que el propietario del predio el tres. El resto es de la compañía.
Nada percibe el municipio o el gobierno departamental. Por primera vez se incluyó una disposición legal en la actual ley de presupuesto, que le asignaba el cincuenta por ciento del cánon del estado a la Intendencia respectiva y esto fue desglosado en la Cámara de Representantes.
EL DÍA DESPUES, EL MAYOR DAÑO
El gran beneficio está en la cantidad de empleos generados, pero sin dudas el medio ambiente sufre un impacto enorme, pero tal vez el daño mayor es lo que llamo “el día después”.
Todos los proyectos mineros tienen un plazo final que es el límite del yacimiento, el que por supuesto es finito. El hombre está explotando al máximo recursos no renovables. La experiencia indica que el día que la “gran compañía” se retira, queda verdaderamente “un pueblo en ruinas”. Cesa de golpe una actividad económica que generó la vida cotidiana durante muchos años y de pronto se transforma en un pueblo fantasma. Por eso reclamamos desde hace años parte de los recursos para desarrollar proyectos alternativos para “el día después “.
ARATIRÍ
Está en proceso de aprobación un mega proyecto de extracción de hierro en la región de Valentines. El proyecto se localizará en los departamentos de Cerro Largo, Durazno, Florida, Lavalleja, Rocha, Treinta y Tres. Será también una explotación a cielo abierto generando gigantescas canteras, además se construirá un gran mineraloducto de 230 km. hasta la costa atlántica rochana, donde construirán una terminal portuaria.
Para tener una idea de la dimensión del proyecto, digamos que la producción requerirá energía eléctrica equivalente a veinte ciudades como Rivera y demandará una inversión de dos mil millones de dólares. Se generarán hasta cuatro mil empleos en la construcción, pero serán mil quinientos los permanentes por veinte años que es el plazo del proyecto.
Sin duda tendrá un gran impacto. Positivo en la actividad económica, pero pagaremos tributos. En el impacto ambiental y en “el día después”.
Se hace urgente una nueva ley de minería en el Uruguay. Hoy celebremos la vida, por los hermanos mineros de Chile y que su drama sirva de ejemplo para aprender
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