Rubens Arizmendi
Es muy fácil responder a los que informamos y recomendamos las ventajas de disciplinas científicas en la relación entre periodismo político y votantes cuestionando que “los votos se ganan pisando barrro y charcos”. (Yo agrego que se ganan de a uno, como hacíamos los batllistas hace 5 y 6 décadas). Este argumento simplista tiende a desaparecer a medida que distintas formas de comunicación y soluciones científicas y académicas mediante cursos, seminarios y varios otros estilos y propósitos similares facilitan a los políticos su capacitación en la acción permanente, en la respuesta inmediata a los problemas de la calle o en su trabajo legislador. (Pero a nuestra campaña tenemos que seguir recorriéndola con las botas puestas, claro)
Hoy en día no puede verse a ningún político de éxito sin su laptop personal y su grupo de “asesores” políticos y mediáticos. Piénsese que ocurriría si volviéramos cincuenta años atrás, cuán diferentes las fotos de una Cámara legislativa de entonces con las de hoy ( no hablo de los mates y termos sobre las mesas …los acepto, soy de la misma idiosincracia, la yerba es parte constante de mi equipaje en cualquier país). Este desencuentro recíproco entre la Sociedad del Conocimiento, la era científica por excelencia, y el desgastante trabajo político, se va “suavizando” por propias gravitaciones y la necesidad de organización científica del trabajo partidario.
Quienes estudian el tema en profundidad sostienen que “la consecuencia del distanciamiento entre estas dos importantes disciplinas es no solo la indiferencia mutua sino la pérdida de masa crítica intelectual para quehaceres esenciales y el desaprovechamiento de recursos humanos o la pérdida de perspectiva”. (Si lo sabrán en los cinco continentes hacia donde emigra el talento de nuestros jóvenes llevándose el saber científico de nuestro pequeño país…)
No es suficiente incorporar científicos a la administración pública sino lograr que la política y sus principales responsables se convenzan de adoptar métodos científicos como forma de abordar los problemas. Las protestas populares en nuestros diarios y radios y otros medios de difusión siempre concluyen en la ausencia de análisis completos y críticos sobre la información que era necesaria para decidir la realización de obras, que es viene siendo la manera de gastar los recursos que son de todos.
Las decisiones parlamentarias y ejecutivas con sus vueltas atrás continuas e investigaciones que debieron hacerse en su momento son muestras de desinformación técnica o nociones básicas sesgadas , omisión de información contrastada y rigurosa en el análisis crítico del problema que se debate . Hablamos de que estamos en una nación que no merece dirigentes que desprecien la libertad y las ideas de progreso que fueron fundacionales en el Partido de José Batlle y Ordóñez y que reivindicaremos en todo tiempo y lugar.
Reitero palabras de nuestro editor responsable César Garcia Acosta cuando señala que “el rumbo colorado y batllista será la marca de la diferencia a la hora en que la ciudadanía deba informarse para valorar propuestas y tomar decisiones. Para eso el partido debe contar con un plan estratégico elaborado no con improntas sectoriales sino con mentalidad moderna, apelando a ideas nuevas con medios nuevos. No es posible pensar en un partido político prescindiendo de las nuevas herramientas de la Sociedad de la información”.
No será aceptable presentar a la colectividad nacional en nombre de nuestro batllismo a políticos que no sepan implicarse en el valor del método científico y que no sepan captar los mensajes de la sociedad, analizarlos sin descalificación, informarse suficientemente antes de legislar o ejecutar . El momento también es oportuno ante la próxima elección de nuestros dirigentes juveniles
Adelante, no queda espacio para la inacción o la demora. Y en esta convocatoria procuraremos convencer y corregir a los “Jóvenes Viejos” y refirmarnos los “Viejos Jóvenes”
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