Por Beatriz Bugallo
Discute la sociedad, aprueba el Parlamento.
Desde el año de 1958 se encuentra vigente la ley Nº 12.549 de 16/octubre/1958, que reglamenta el funcionamiento de la Universidad de la República Oriental del Uruguay (en adelante UDELAR). Se trata de un ente autónomo cuyas pautas de acción se encuentran también en la Constitución Nacional de 1967, sin carácter exclusivo ni excluyente en cuanto a sus competencias formativas en educación universitaria.
Es el momento preciso para que la sociedad deje claro qué espera de la Universidad pública que financia. ¿Qué espera usted? Nos gustaría conocer su opinión.
Mirando al mundo, mirando a nuestra sociedad y sus necesidades – las que manifiesta, no las que algunos creen intuir -, es indudable que hay muchos aspectos para los cuales la UDELAR debe dinamizarse y responder a los requerimientos de hoy. Entre los principales está no huir al desafío de la excelencia en la formación profesional en pos de emprendimientos “humanistas” que no constituyen el objetivo directo de sus cometidos. También se encuentra mejorar la gestión de los recursos que le da la sociedad, especializando su gestión a través de gerentes, comprendiendo que cogobierno universitario no significa co-administración permanente. Y todo ello rindiendo cuentas a la ciudadanía, que la financia.
Nadie mejor que los propios órdenes (estudiantes, docentes, egresados) de la UDELAR para formular el proyecto de reforma universitaria. Pero este proyecto no puede dar la espalda a la sociedad. Además de escuchar a quienes concurran a la propia convocatoria universitaria, deberá atender lo que en el Parlamento nacional se diga y resuelva al respecto. Es incomprensible que desde la propia Universidad se escuchen voces que exijan que el proyecto de ley que elaboren los órdenes universitarios se apruebe “a tapas cerradas” en el Parlamento... Los legisladores representan a la sociedad y están ahí para manifestar su opinión, que refleja el contenido de un programa de gobierno de Partido por el cual los votaron. Porque representan la sociedad están allí y si a algunos de las actuales estructuras de poder universitario de la UDELAR no le gusta algún legislador, no tienen más remedio que aceptarlo: en Uruguay hay democracia.
Se viene ya un texto de reforma de la Ley Orgánica de la UDELAR, hay iniciativas legislativas referidas a la creación de una Universidad pública en el interior - la más elaborada presentada por un legislador del Partido Colorado -.
Hace algunas décadas que, en términos generales, tanto desde el demos universitario como en la sociedad en general, se entiende que su organización merece actualizarse. Desde los tiempos iniciales de aplicación de la Ley con gran destaque a nivel nacional e internacional, se encuentra actualmente inmersa en los requerimientos de la masificación de su estudiantado, encerrada en la autonomía universitaria como si fuera un bastión de poder (y no una herramienta para la eficiencia en su función) y centralizando sus decisiones en Montevideo donde solamente se encuentra la mitad de la población del país.
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