Por Mario Piriz
Seguramente y por mucho tiempo, la conciencia colectiva de los uruguayos seguirá estremeciéndose con la actuación del seleccionado celeste en el último mundial de fútbol. Es que más allá del fútbol, del deporte y de las discusiones de entendido, es una realidad impactante, no prevista, fresca, que modifica el estado del alma. Por primera vez, no sé si en toda nuestra historia como nación, un hecho testimonial unifica todo y a todos. La acción colectiva de un grupo de jóvenes sacudiendo el marasmo espiritual con la expresión de valores éticos, culturales, políticos y humanos, considerados perimidos en el pensamiento de la modernidad del siglo XXI.
Muchos dirán y tiene razón, es una idea tan vieja como el mundo: “La unidad hace la fuerza”, tanta veces pregonada en los discursos políticos y hasta en los principios de un conocido partido. Sin embargo tan poco puesta en práctica que ha terminado siendo un mero recurso retórico. Es que el enemigo de la unidad, es también muy viejo: el individualismo, el egoísmo, la soberbia, la división, la envidia, el hedonismo, el “divide y reinarás”, el caudillismo, y tantas otras expresiones que modernizan y enmascaran el antiguo y estéril individualismo haciéndolo funcional al sistema neoliberal capitalista de mercado.
La selección uruguaya marcó el mundo actual por su espíritu de camaradería, amistad, humildad, educación y fundamentalmente de grupo unido y fuerte capaz de aspirar, con “garra charrúa”, talento y generosa entrega a lo máximo sin perder la alegría y el amor solidario y fraterno a la hora de la derrota. Fue la fórmula que nos ha hechos sentir que somos campeones del mundo sin copa.
Independientemente que el trabajo en equipo sea la formula exitosa del gobierno departamental en los últimos diez años, debemos copiar, imitar, e incorporar la misma fórmula y llevarla a todos los aspectos de la vida. ¿Porqué no incorporarla a nuestras vidas personales, en el barrio, en la familia, en el trabajo? ¿Qué pasaría si aplicáramos la “fórmula” de la selección para resolver la crisis económica? ¿Qué pasaría si los políticos se plantearan que estamos jugando un partido trascendental contra la crisis, y que sólo desde la unidad de todas las fuerzas se puede ganar?
Sin duda, la clave está en comprender que lo grupal está por encima de lo individual, que la gloria, el éxito personal, está en función del apoyo, de la fuerza grupal. Es con el grupo como base cuando el individuo puede conseguir sus sueños, no al revés. La humanidad fue diseñada, pensada, como grupo. Somos lo mismo que las abejas o las hormigas, sólo que los seres humanos poseemos inteligencia, poseemos capacidad para tomar decisiones. Ellas funcionan con un programa, nosotros tenemos capacidad de raciocinio. Es un gran poder que podemos usar para bien o para mal.
Sólo con la conciencia grupal dominando las decisiones mentales, éstas repercutirán en beneficio de todo el grupo. Esta es la gran asignatura pendiente de esta humanidad. Si analizamos el desarrollo de este mundial de fútbol, podemos ver que al final, no solo Uruguay, sino que quedaron los que jugaron como grupo, no los que basaron su juego en las individualidades y sus “genialidades”. Esto significa un mensaje para todos que marcará este mundial en Sudáfrica. Mensaje que abre un camino a la solución de los problemas globales contemporáneos. Unidad para resolverlos, salir adelante, y sobrevivir.
La selección celeste no ganó la final, pero ya ha dejado escrito un camino, un método, un ejemplo para que todos podamos enfrentarnos a las múltiples y variadas finales de la vida en los tiempos modernos. Sabemos lo difícil de las finales contra el egoísmo, la búsqueda de la gloria personal y del poder. Difícil, pero no imposible. Lo ocurrido con las a priori “estrellas” del mundial es elocuente. Las “estrellas” fueron las selecciones, los grupos. En ellas destacaron individuos, pero como lo expresó Forlan, en otro nivel, en el que les corresponde por debajo del grupo, dentro del grupo. Esa es la lección, esa es la enseñanza y ese es el futuro.
El ser humano tiene que buscar su realización personal dentro del grupo, sirviendo al grupo. Es ahí donde encontrará lo que siempre soñó, lo que siempre buscó. Fuimos diseñados como grupo y sólo como grupo sobreviviremos. Las consecuencias de lo contrario ya son más que evidentes en todos los terrenos. Todo en la vida son enseñanzas, por supuesto si es que ponemos cable a tierra y miramos las cosas de frente y con humildad.
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