La internacionalización de la seguridad
Todos los actores internacionales aceptan ya que la seguridad de un Estado está ligada a la de todos los Estados y que se extiende a varios asuntos y ámbitos, entre los que son fundamentales: la seguridad pública, la seguridad militar, la seguridad económica, la seguridad de mantenimiento de la convivencia democrática, la seguridad sanitaria, la seguridad alimentaria, la seguridad de los recursos naturales, lo que abarca aspectos de protección legal contra cualquier posible daño en ámbitos sociales, incluyendo la protección de riesgos implicados en el tráfico de drogas, armas, personas, el terrorismo, medioambientales, de protección de los derechos humanos, y muy especialmente los de las minorías, etc.
Las luchas económicas, en términos geoestratégicos, pueden llegar a traducirse en nuevas búsquedas de zonas de influencia, tras lo que no será difícil demostrar la existencia de agresiones solapadas (y a veces no tan solapadas, como ha sido la situación con los piquetes de Gualeguychú contra la pastera de la ex -Botnia) contra los intereses de los actores, que podrían provocar conflictos de intensidades imprevisibles.
Se ha producido, en el mundo y en la región, un aumento de los extremismos y nacionalismos, del tráfico de armas y droga, del terrorismo. Hoy ese terrorismo representado por la ola de violencia dentro de los Estados en la que intervienen menores de edad con la clara intención de verse exonerados del peso de la ley por esa razón, la de ser menores.
Existe además una concepción económica del mundo muy globalizada, que se ha mostrado incapaz de dar una solución a la pobreza.
En definitiva nos encontramos ante una serie de factores de inseguridad que afectan o pueden afectar las relaciones entre países vecinos y que pueden convertirse en causa generadora de crisis o de conflictos.
El entorno de la seguridad actual
Actualmente es altamente improbable un conflicto entre naciones política y económicamente avanzadas, pues los gobiernos de los países democráticos practican la resolución pacífica de las controversias y el conocido fenómeno de la globalización de la economía ha convertido al mundo en un mercado planetario donde los elementos financieros se entrecruzan representando un factor de relativa paz y seguridad. Sin embargo nuevos conflictos surgen en el escenario internacional con episodios de violencia de diferentes índoles.
La actividad económica se apoya en el consumo de los ciudadanos, en quienes encuentra su propio nutrimento, pues de que éstos consuman con avidez, dependen sus beneficios. Y para lograr un consumo mayor cualquier procedimiento es bueno. El más elemental es crear necesidades en las personas y, una vez creadas, reforzarlas mediante la inducción a una existencia asentada en valores puramente materiales, para lo que no se duda en desacreditar los tradicionales, fomentando la satisfacción inmediata de cualquier deseo personal, quedando todo oculto tras una gran actividad económica, generadora de riqueza, la que en muchos casos es incapaz de producir el crecimiento necesario para reducir los índices de pobreza.
El contexto formado por una pobreza que no se reduce, una actividad económica global desmesuradamente gobernada por el afán de lucro y la crisis de valores tradicionales, compone el mejor abono para la violencia y la inestabilidad, causas habituales de peligrosas debilidades y vulnerabilidades de los pueblos, donde podemos encontrar el origen de gran parte de las crisis.
Entendemos que Seguridad se relaciona con paz, pero no solo en cuanto a la ausencia de guerra, sino también en cuanto a la ausencia de la violencia y la inestabilidad que pueden generar grupos internos con capacidad suficiente para ello.
Perspectivas. Una visión política
Crear riqueza, disminuir la inequidad y mejorar la educación, es parte importante del camino para combatir la inseguridad, pero es largo y de resultados no inmediatos.
El crecimiento de los servicios, la industria y ahora la minería ha sido en promedio insuficiente por lo que se debería poner énfasis en su desarrollo.
La agricultura y la ganadería siguen siendo la base de nuestro sector exportador. Aportarle más valor agregado a nuestras materias primas, debería ser una prioridad para el gobierno.
Hay que lograr un crecimiento económico sostenido y equitativo que contribuya al desarrollo de largo plazo, reduzca la pobreza, elimine el hambre y eleve los niveles de vida de la población, con especial atención a los sectores y grupos sociales más vulnerables.
También el compromiso a continuar instrumentando políticas macroeconómicas sólidas, políticas monetarias y fiscales prudentes, regímenes de tasas de cambio apropiados, una administración prudente y apropiada de la deuda pública, la diversificación de la economía y el mejoramiento de la competitividad.
Implementar políticas públicas que estimulen mayor ahorro interno, respondan a la necesidad de crear empleos productivos y contribuyan a una mayor inclusión social.
Destacamos la importancia de la participación del sector privado en el logro de esos objetivos. Reconocemos que las micro, pequeñas y medianas empresas constituyen un componente fundamental para el crecimiento económico, la creación de empleos y la reducción de la pobreza en nuestros países.
Es imprescindible apoyar a las micro, pequeñas y medianas empresas a través de políticas y programas que faciliten su consolidación y formalización, permitiendo su efectivo acceso a los mercados y a las licitaciones del sector público.
Todos estos aspectos de la vida nacional e internacional tienen que ver con la verdadera seguridad nacional. Atenderlos adecuadamente nos hará vivir con más seguridad.
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