Don José Batlle y Ordoñez es sin duda el más importante estadista de la historia del Uruguay, constructor del Uruguay moderno, liberal y de justicia social que brillo en el mundo entero durante la primera mitad del siglo XX y aún hoy mantiene en alto sus principios pese a las modas ideológicas pasajeras.
Sin la intención de ser reiterativos y caer en lugares comunes, nosotros, los colorados, y fundamentalmente los batllistas, hemos destacado su obra en el plano social, en la defensa de los trabajadores, en la defensa del género principalmente, la reivindicación de los derechos de las mujeres y de los niños, en la defensa de la democracia y el voto universal, y todos sus postulados, que fueron en la dirección del perfeccionamiento democrático del país, mientras nuestra América Latina se desgarraba en gobiernos autoritarios y caudillismos que poco aportaban a una construcción social justa.
Pero en este articulo nos queremos referir a un aspecto de la su obra muy poco reconocida y aún menos divulgada cuando no negada y es su fundamental aporte para del desarrollo y la modernización del sector más importante de la economía nacional como sin duda lo es el sector agropecuario.
A comienzos de pasado siglo XX la realidad del medio rural uruguayo era bien distinta a la actual, la pobreza de sus pobladores era muy profunda, preponderaban los grandes latifundios de muy escasa productividad y monocultivo ganadero lo que generaba una enorme desocupación en la campaña.
El enfoque de los terratenientes de la época era absolutamente expoliativo del medio de producción.
En esas circunstancias históricas el gran estadista con una visión magnífica del futuro de la nación comprendió que era imprescindible cambiar esas estructuras agrarias y que la forma valedera y perdurable de hacerlo era a través del proceso educativo.
Durante su primer gobierno, que lógicamente todos reconocemos se vio traumatizado por una revolución muy dura, pese a lo cual de todas formas dio impulso a la generación de los más altos niveles educativos, promoviendo la creación de las Facultades de Veterinaria y Agronomía, cimiento fundamental para la construcción de un sector agropecuario moderno.
A poco de asumir su primera presidencia el 23 de noviembre de 1903 firma en Decreto que crea la Facultad de Veterinaria y resulta muy interesante recordar lo que se expresa en la introducción de la mencionada norma; “Consecuente el Gobierno con su reiterado propósito de incorporar a la enseñanza universitaria las ciencias de aplicación entre las cuales la medicina veterinaria debe merecer especial consideración, ya que es de todo punto necesario que el estado concurra de su parte al fomento de la ganadería intensiva dotándola de elementos científicos idóneos para regenerar los servicios públicos de inspección sanitaria o para proporcionar al hacendado esos auxiliares tan indispensables hoy en las modernas faenas rurales”, queda claro en estos párrafos la importancia que le otorgaba al desarrollo científico del sector.
En el mismo período se contrata al Dr. Backhaus, de origen alemán quien es el encargado de redactar el primer plan de estudios para las Facultades de Veterinaria y Agronomía el cual es aprobado en 1906 y con el objetivo de brindar una formación de primer nivel a los nuevos profesionales en 1907 se decide la construcción de un edificio, el cual es inaugurado en 1909 y es la actual sede de la Facultad de Agronomía.
Durante la Presidencia de Williman, se aprueba la Ley de Fomento Agrario que es un clarísimo ejemplo del afán transformador y modernizador del Batllismo de cara al sector agropecuario. Este afán chocó duramente con un sector latifundista de la época
Es durante el segundo Gobierno de don José Batlle y Ordóñez es donde se van a ver cristalizar en realidad los sueños de un hombre que, sin duda, veía en este sector un pilar fundamental para la economía del país.
Así es que Batlle y Ordoñez los crea los caminos para ese nuevo modelo de producción del sector agropecuario con la combinación de la agricultura con la ganadería, dando lugar a diversos instrumentos a través de proyectos de ley.
Encontramos aquí lo que fue el proceso de la Ley de Colonización, que, sin duda, fue la génesis de lo que nosotros hoy tenemos como Ley N° 10.029, a través de aproximadamente cinco proyectos que son enviados al Parlamento, todos ellos redactados de puño y letra de José Batlle y Ordóñez.
También está en forma indeleble la visión de este hombre en lo que hace a la propiedad privada, al uso de los factores de la producción y a la incorporación de la inmigración como un elemento de cambio en un Uruguay que, sin duda, necesitaba de ese aporte para la transformación de las estructuras agrarias.
Cabe señalar la creación, en el año 1911, de la Inspección de Ganadería y Agricultura, que es el embrión de lo que hoy tenemos como Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, y la concreción de su sueño de contar con estaciones agronómicas en cada departamento, aunque finalmente, dados los problemas económicos, llegaron a seis las instaladas en el interior del país.
Asimismo, procuró la creación de una infraestructura social, cultural y tecnológica promotora de la reforma rural. Batlle propugnaba, desde las páginas de "El Día", la creación de una técnica agronómica nacional concebida con coherencia y madurez.
Con el objetivo de que en el Uruguay se dé también el proceso de investigación nacional, promueve la llegada al país de una figura que luego será un pilar fundamental en el proceso de la investigación agronómica: el doctor Alberto Boerger, quien arriba en 1912 y durante cuarenta años realiza una tarea fecunda en el plano fitotécnico y genético, ambientando todo un proceso de cambio en el Uruguay agropecuario.
El 12 de enero de 1912, por Mensaje de Ley del Poder Ejecutivo presidido por José Batlle y Ordóñez, se crea la sección de crédito rural del Banco de la República, con lo cual genera un instrumento que será factor fundamental en la modernización del sector agropecuario.
Esto es solo una parte de los sueños que Don José Batlle y Ordoñez tuvo para el sector agropecuario, muchos de los cuales fueron cristalizando, mientras otros quedaron en el mero proyecto de ley, pero nos dan la imagen de la dimensión de este estadista que fue.
Muchas veces se destaca y con absoluta justicia su aporte en otros ámbitos del quehacer nacional pero nos parece muy importante reivindicar el fenomenal aporte que al desarrollo y modernización del sector agropecuario hizo don José Batlle y Ordóñez. Los colorados y batllistas que de una forma u otra estamos vinculados al agro tenemos la obligación de difundir su legado y el resto de los uruguayos deben sin duda agradecer a este estadista su aporte transformador a la agropecuaria nacional.
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