Una ráfaga de esperanza

Tabaré Viera
La semana pasada conocimos la noticia de que el CODICEN había aprobado por unanimidad una iniciativa del Consejero Nacionalista Daniel Corbo, representante solitario del cincuenta por ciento de los uruguayos que no votaron al FA, (como se auto define), referente a otorgar un premio en dinero a los liceos que demuestren, frente a una comisión evaluadora, que se han superado.

Esto es muy importante porque significa estímulos para la superación de nuestros liceos. Frente a la situación caótica en que ha comenzado a transcurrir buena parte de la educación pública en nuestro país, signada por la escasa disciplina y enorme violencia de alumnos que han llegado a agredir a docentes de diferentes formas; por inasistencias de docentes que implican un porcentaje muy grande de clases perdidas y por un elevadísimo número de repeticiones y deserciones, esto es una lucecita al final del túnel, una ráfaga de esperanza.

Es muy importante porque conociendo indicadores, se pueden hacer mejores diagnósticos y con ellos encarar los verdaderos cambios que otorguen más eficacia y eficiencia al proceso educativo de nuestros jóvenes. Conocer el resultado del rendimiento de cada liceo estaba prohibido por la discutida ley de educación, prohibición que era defendida desde siempre por los gremios del sector. Sin embargo conocerlos ahora será una medida avalada por los delegados sindicales. Entonces celebramos esencialmente porque esto significa un cambio de actitud en los responsables de estos absurdos criterios de baja transparencia. Significa la revisión de una de las tantas posiciones dogmáticas de los sindicatos de la enseñanza.

Lucía dixit

En el debate que produjo el proyecto de ley que crea la Agencia para la Promoción y Aseguramiento en la Calidad de la Educación Terciaria, APACET, actualmente a estudio de la Comisión de Educación de la Cámara de Senadores, la Senadora y primera dama Lucía Topolansky ha dicho que “el proyecto no está cerrado” y que es partidaria de que la UDELAR participe del sistema de evaluación de la Agencia a crearse.

Realmente es irritante que las autoridades de la Universidad y el propio Ministro Erlich, se escuden en la tan mentada “autonomía” para no aceptar que la sociedad, que es la que financia al sistema, esté debidamente informada a través de una auditoría externa sobre el nivel educativo de nuestra Casa Mayor.

El proyecto de ley de creación de la APACET establece en el artículo 48 que “las instituciones universitarias privadas deben solicitar el reconocimiento de nivel académico de sus carreras de grado y postgrado presentando la documentación e información que establezca la Apacet”.

Resulta por demás inaceptable que la UDELAR esté eximida del cumplimiento de lo dispuesto por el artículo antes mencionado. Y más irritante es que además se pretenda participar del control a las universidades privadas.

Sorpresivamente, la Senadora Topolansky reclamó una nueva ley orgánica y que haya varias universidades públicas en competencia. Fue más dura con Secundaria, donde dijo que hay un "verdadero agujero negro", ya que "parece que el alumno no le importa al sistema educativo". Dijo que "ahora hay que buscar con la lupa" a profesores implicados con sus alumnos.

También en el sector agropecuario

En el cierre de la Expo Prado, en el tradicional discurso en el que el gobierno de turno da su visión del país y del sector agropecuario, el Ministro de Ganadería Tabaré Aguerre se expresó, entre otras cosas, anunciando que “la lógica es que el que usa paga. Si rompo (carreteras y caminos) con mi camión no puedo cargar a toda la sociedad”. También esto indica un cambio en la manera de pensar de la izquierda vernácula. Si atendemos a que también dijo que “el estado debe generar las condiciones para colocar la producción, pero luego la participación debe ser privada”, seguramente estaremos contestes en afirmar: aunque sean contradicciones con el discurso histórico, ¡bienvenido el cambio! Y que sea verdadera y sobre todo duradera la actitud de abrir la cabeza para pensar los cambios profundos que el país necesita, en el sector productivo y fundamentalmente en la educación.

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