PLUNA, el remate y su futuro




Hace unas semanas varios medios de difusión publicaron un artículo de mi autoría, en el cual adelantaba que en el anterior remate de los aviones de PLUNA, no se presentaría nadie a pujar, pues el precio de los aviones estaba sobrevaluado.
Lamentablemente mi vaticinio se cumplió
En este segundo llamado, en las mismas condiciones que el anterior, solo se cambió el lugar del remate, tampoco habrá oferentes y se caerá nuevamente la posibilidad de venta de los aviones y la posterior venta de sus rutas.
Ante esto, vale preguntarse qué parte de las rutas intentarán vender de las que PLUNA tiene desde Uruguay.
El gobierno sabe que está intentando vender humo, pues para efectivizar las rutas con destino Argentina, las mismas deberán ser autorizadas por la Autoridad de Aviación Civil de la Republica Argentina, que es la Administración Nacional de Aviación Civil.
Su administrador es el Dr. Alejandro Agustín Granados, hijo del intendente de Ezeiza. Hace algunas unas semanas se nombró al Dr. Manuel Baladrón como subsecretario de Transporte Aéreo, por arriba del Administrador Nacional de Aviación Civil, el Dr. Granados.
Dentro de su Administración se encuentra la Dirección Nacional de Transporte Aéreo a cargo de la Sra. Paola Tamburelli, que tiene como “responsabilidad primaria” la de controlar en forma eficiente la explotación de servicios aeronáuticos y la actividad comercial de la aviación civil para lograr su desarrollo organizado, bajo los principios de eficiencia, seguridad y economía, acorde con la legislación vigente y recomendaciones internacionales.
Y sus “acciones” son, entre otras, supervisar y controlar la aplicación de normas y regulaciones relacionadas con la habilitación de los Servicios de Transporte Aerocomercial y cumplir con los procedimientos técnicos definidos en la aprobación de las solicitudes de carácter comercial de operadores comerciales nacionales y extranjeros.
Si se lee con detenimiento, entre sus acciones están las relacionadas con las líneas aerocomerciales, o sea conceder los permisos para las rutas e itinerarios.
¿Qué se supone está subastando el Uruguay? ¿Aviones para volar entrecasa?
Detrás de todo está Aerolíneas Argentinas, sostenida y subvencionada por el Estado Argentino.
Las condiciones para una nueva aerolínea o transportador serán siempre aprobadas por esta Dirección Nacional, y conforme a los objetivos que el Estado le defina.
Las rutas y frecuencias son parte de la negociación. Todo transportador que pretenda dar servicios debe tener un Certificado de Operador Aéreo (AOC) otorgado por el país de registro de Empresa, o validado por el país donde pretende operar.
Un posible comprador deberá enfrentarse a los posibles cambios de reglas que establecerá la ANAC a instancias del Estado Argentino, en vista de favorecer el crecimiento de Aerolíneas Argentinas, y no el de una aerolínea uruguaya. Sobre todo en los momentos actuales, en que el gobierno argentino trata de bloquear toda oportunidad de conectividad de Uruguay con el exterior.
Una negación del AOC o de los permisos de rutas o asignación de frecuencias son algunos de los aspectos a los que deberá enfrentarse un posible comprador.
Adicionalmente, el AOC requiere que operador demuestre solvencia económica para mantener la seguridad operacional del material aéreo como la capacitación, manuales y procedimientos.
El operador deberá contar con la certificación de IATA, luego de haber aprobado las auditorias de seguridad operacional, lo cual implica un esfuerzo importante antes de empezar a volar, lo cual, de lograrse, nos transporta, en el mejor de los casos al otoño. El Ministerio de Turismo debería tener muy presente esta circunstancia de cara a la próxima temporada turística.
Finalmente, está el tema de los gremios aeronáuticos que en la Argentina, por razones políticas, están alineados al gobierno en un caso y en oposición en otros, con el agregado de que los operadores aeronáuticos reclaman con insistencia que se establezcan menos frecuencias en aeroparque.
Definitivamente, el trámite final dependerá de los requisitos que, conjugados, confluyen a que no se trate de vulnerar la conveniencia operacional de Aerolíneas Argentinas.
A mi manera de ver, los trámites pueden ser demorados o negados, por lo que el gobierno uruguayo, deberá definir el futuro de PLUNA y solo tiene una posibilidad en sus manos y es que PLUNA vuelva a ser una empresa estatal, despidiendo a un numero importante de funcionarios, enviando a otros a seguro de paro y quedándose con el personal necesario para que PLUNA funcione con las mínimas pérdidas.
Esto significa que el capricho presidencial de cerrar intempestivamente PLUNA, le costará a Uruguay, además de millones de dólares, perder conectividad con la región, pues le será difícil recuperar rutas e itinerarios.
Como siempre, toda este “zafarrancho” de negociados gubernamentales los terminamos pagando nosotros, los uruguayos de a pie.

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