Chau PLUNA,







un español quemó las naves


Hubo remate. Un español ofertó el precio base de 137 millones de dólares cuando pudo haber esperado unos minutos y mediante una estrategia empresarial, haber logrado quitas de 100 il dólares hasta llegar al mínimo legal del precio de 100 millones de dólares. Sin embargo, el empresario no esperó, ofertó por el precio original estimado superior al valor de las aeronaves en el mercado, y anunció no interesarse por los privilegios de la ex Pluna en materia de frecuencias o del rentable puente aéreo Montevideo - Buenos Aires. Con una Europa en llamas por la crisis económica española, Cosmo, también española, sin entenderse su visión estratégica, quemó las naves y subastó los siete aviones de la vieja Pluna.

Siete aviones Bombardier CRJ 900 de la ex aerolínea uruguaya Pluna, liquidada hace un mes, finalmente se subastaron con un precio de US$ 136.885.156 por el lote, resultado el comprador la española Cosmo dedicada plenamente a la aeronáutica europea.
El acto "presencial y a viva voz", no tuvo una segunda convocatoria y a poco de comenzar un español ofertó y adquirió los Bombardier, los cuales pudo haber pujado –por un mejor precio- tan solo con haber esperado.
La subasta a cargo de un rematador público designado por la Asociación Nacional de Rematadores, derivó en una inscripción a un registro con previo pago de 5.000 dólares, lo que otorgó el derecho a inspeccionar los aviones, al que se sumó un depósito efectivo de US$ 13.688.516 equivalente al 10% del valor del remate.
El procedimiento licitatoria preveía que para el caso de que no se reciban ofertas por el monto de la base, la subasta se declararía desierta y una hora después se iniciaría otra en la que el rematador podría ir rebajando 100.000 dólares al precio base si no había oferentes hasta un tope de 100 millones de dólares, que es el mínimo por el que se vendería el lote.
De haber apelado el representante de Cosmo a esta posibilidad, y no haber anticipado abruptamente su propuesta de compra, en minutos habría logrado una ganancia de 37 millones de dólares.
La entrega de los aviones está prevista se haga en un plazo máximo de 30 días, en el que el comprador, Cosmo, podrá negociar con el Estado uruguayo la habilitación de frecuencias que explotaba Pluna y la contratación de los ex empleados de la aerolínea uruguaya.
El Parlamento uruguayo aprobó el 17 de julio pasado la liquidación de Pluna a instancias del Gobierno del presidente José Mujica, debido a la crítica situación financiera de la empresa.
Cuando se anunció la quiebra, el pasado 9 de julio, Pluna operaba unos 250 vuelos semanales desde y hacia Argentina, Brasil, Chile y Paraguay, lo que suponía cerca del 80% del total de vuelos en Uruguay.
Algunas de sus frecuencias le fueron otorgadas temporalmente a otras compañías.
No obstante, el futuro empresarial de PLUNA más allá de sus aviones como bienes subastados, no se tiene claro si interesan a la adquirente Cosmo, por lo que el escenario es incierto y en muchos de sus aspectos incomprensible para alguien que mira un mercado como el español y el europeo, en franca caída y crisis de derivaciones insospechables.

El camino a seguir


La empresa española Cosmo tiene 30 días para confirmar la compra de los aviones. Su participación hasta ahora le implicó un aval bancario con el depósito de US$ 13.688.516, por lo que, en el caso de no hacerlo, perdería ese monto. En estos 30 días es que el gobierno pretende negociar. Sin embargo, el representante de Cosmo no fijó reunión alguna con el gobierno, por lo cual no está claro cuándo ni qué se negociará.
La ley y la reglamentación de la subasta plantean la posibilidad de creación de una empresa aérea de bandera con la incorporación de personal uruguayo y la adjudicación de las frecuencias que tiene en reserva el gobierno para volar el puente aéreo con Buenos Aires (el negocio más rentable que tenía Pluna), más otros destinos en Argentina, Brasil, Chile y Paraguay.
En reuniones informales después de la subasta, y mientras cumplía con trámites en el predio de la Rural del Prado que fue donde se hizo materialmente el remate, Sánchez de Cosmo manifestó que la empresa tenía la intención de llevarse los aviones para arrendarlos en Europa.
En caso de llevarse los aviones, los empresarios españoles deben pagar al contado los US$ 137 millones (o negociar con The Bank  of Nova Scotia para hacerse cargo de las cuotas) y no existiría posibilidad de una garantía del Estado.
Esto, de mantenerse así, ofrecería al gobierno dejar de lado un riesgo innecesario de asociarse con otro empresario, sobre todo teniendo en cuenta la experiencia con Leadgate. Esto lo obliga a negociar por otro lado la inserción laboral de algo menos de 900 trabajadores mediante la instalación de otra aerolínea que permita terminar de recuperar la conectividad aérea.
Para recibir una garantía del Estado por hasta 75% del precio de pago de los aviones, los españoles deberían acceder a crear una aerolínea de bandera. Este último escenario, como se explicó, genera incertidumbre y da lugar a riesgos, aunque tenga aspiraciones el gobierno de hacer caja al otorgar una garantía.
De la subasta participaron tres oferentes, pero sólo Cosmo ofertó.
El Grupo Macri no hizo movimiento alguno al quedar inhibido por no presentar en tiempo y forma el aval bancario licitatorio, requisito exigido previamente para participar. En vez de un comprobante de un banco uruguayo o del Banco de Seguros del Estado, la firma propiedad del empresario ítalo-argentino Franco Macri, presentó el de una aseguradora argentina, lo que no fue aceptado.

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