Ha llegado al Parlamento el anunciado
proyecto de ley que legaliza y estatiza la comercialización de la marihuana.
Confieso que hasta que esto sucedió, estaba
convencido que nunca vendría la propuesta vuelta iniciativa legal, que era una
de las tantas cosas que dichas por Mujica iban a quedar por el camino, en
estéril debate público, mediático y distractivo de la atención ciudadana y
política de otros temas importantes.
Mi duda estaba basada en lo increíble de la
propuesta de legalizar una droga y más que
fuere el propio estado quien la vendiera, pero también por lo poco o
nada elaborada que estaba. Era una gran improvisación, cuanto más se discutía o
se interrogaba a los representantes del gobierno, más débil se hacía la idea.
¿Quién la producirá? ¿Cómo se organizará la venta? ¿Cómo se controlará el
contrabando hacia los países vecinos? ¿Cómo quedamos ante tratados
internacionales de los que somos signatarios? ¿Que tipos de marihuana se comercializarán,
dado que hay muchos tipos con diferentes grados de toxicidad? ¿ En realidad,
hay prueba científica de la inocuidad del cannabis? ¿Será una salida de las
drogas o una puerta de entrada?
EL PROYECTO
La sospecha de que todo era una gran improvisación
quedó confirmada con el advenimiento de la iniciativa. En un tema tan delicado,
tan controvertido y de tanta responsabilidad, la ley promovida por el gobierno
"progresista" tiene UN SOLO ARTICULO, todo queda librado a la
reglamentación. Los no pocos detalles, se verán como se resuelven y quien lo
hace, ahora, que el Parlamento les firme un cheque en blanco.
El primer párrafo indica que, "el Estado
asumirá el control y la regulación de las actividades de importación,
producción, adquisición a cualquier título, almacenamiento, comercialización, y
distribución de marihuana o sus derivados, en los términos y condiciones que al
respecto fije la reglamentación".
En los otros dos párrafos solo refiere a
"otras posibles actividades que al respecto sea necesario" y a que
todas esas actividades serán realizadas "en el marco de una política de
reducción de daños". Siempre " en los términos y condiciones que al
respecto fije la reglamentación".
Si dudas habían, cuando la descabellada idea
fue disparada entre las "medidas para la convivencia ciudadana",
muchas más quedan ahora con el paupérrimo proyecto enviado por el Poder
Ejecutivo.
¿QUÉ OPINAN LAS ONGs QUE TRABAJAN CON
ADICTOS?
"Es apagar un incendio con nafta".
"La marihuana es la puerta de entradas a otras drogas. La mayoría de los
consumidores de pasta base comenzaron por la marihuana", dijo el Director
de la fundación Manantiales Pablo Rossi.
"En los países que se ha flexibilizado
las medidas represivas, el consumo no desciende sino que se mantiene y en
algunos casos aumenta". (Directora del Proyecto Renacer).
"Facilitar el acceso a las drogas
fomenta el consumo. Las drogas que más se consumen en el país son las
legales" ( Ismael Piñero del Centro Ser Libre).
¿QUÉ OPINAN LOS TÉCNICOS?
La Sociedad de Psiquiatría del Uruguay y la
Sociedad Uruguaya de Psiquiatría de la Infancia y la Adolescencia, que
declararon no haber sido consultados por el Poder Ejecutivo, emitieron un
comunicado que dice contundentemente el daño que puede producir el consumo de
cannabis:
Entre otras cosas indica, "Produce
alteraciones a nivel del estado del
ánimo, la atención, la concentración, la memoria, la ubicación en el tiempo y
la coordinación motora, que persisten
entre 8 a 12 horas."
Y agrega, ..."cuando el consumo es frecuente,
intenso y crónico puede generar un síndrome amotivacional con apatía,
desinterés, indiferencia, disfunción de las capacidades cognitivas. Se
deterioran las actividades interpersonales, sociales, el desempeño escolar,
laboral, atlético, etc."
Y causa dependencia: "Según la Quinta
Encuesta Nacional en Hogares sobre Consumo de Drogas realizada en el año 2011
de la Junta Nacional de Drogas, el uso de marihuana ha presentado un importante incremento respecto al 2006.
Refiere que el 16% de los consumidores presentan signos de dependencia a la
misma. Cuatro de cada diez de los que prueban la sustancia mantienen el
consumo.
No es tan blanda: "La marihuana puede
inducir episodios psicóticos agudos: experiencias e ideas delirantes,
alucinaciones, etc. Además es un factor de riesgo para la esquizofrenia, precipitando el inicio de la
misma en edades más tempranas..."
Mientras tanto, ante la afirmación de que la
marihuana evita el consumo de otras drogas
Amalia Laborde, Directora de la cátedra de toxicología de la Facultad de
Medicina dijo : "Una cosa no está ligada a la otra. Que el consumidor no tenga que traficar con
comerciantes ilegales lo pone en situación de más seguridad y limita el tráfico
ilegal, pero eso no quiere decir que vamos a evitar que un individuo consuma
pasta base".
Y Laura Viola, catedrática de psiquiatria
infantil dijo : "La legalización de
la venta facilitaría que una persona con vulnerabilidad familiares y
psicológicas encuentre en la droga un refugio para sus problemas."
¿Y QUÉ DICEN LOS URUGUAYOS?
La empresa Cifra publicó en el mes de julio
de este año, una encuesta entre orientales mayores de 16 años, en la que se
preguntaba si estaban de acuerdo "con que se legalice la venta de
marihuana" y el 66% dijo estar en contra, solamente el 24% a favor. Es
decir que 2 de cada 3 se oponen a esta legalización.
El presidente había dicho que si el 60 % de
los uruguayos no apoyaban la idea " se iba al mazo", retiraba la
iniciativa.
Además la encuesta reveló que no es un tema
ideológico ya que el el 51% de los que votaron al FA se oponen o sea la
mayoría, al igual que los colorados 80% y los nacionalistas el 85%.
Esta temeridad del gobierno actual, traerá
complicaciones con nuestros vecinos que ven a
nuestro país en el futuro como un destino de turismo de drogas.
Por otro lado esta legalización es violatoria
de la Convención de Viena de 1961 (Convención única de estupefacientes de ONU)
enmendada en 1972 y el Convenio de sustancias sicotrópicas de 1988.
Por todo lo expuesto, tenemos suficientes argumentos
para votar en contra este absurdo proyecto, fruto del espíritu temerario de
gobernantes que no tienen ningún derecho a experimentar con la salud de
nuestros hijos, si falla sus objetivos manifiestos.
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