EN EL 85º ANIVERSARIO DEL TRAGICO 23 DE AGOSTO DE 1927



Discurso de  Bartolomeo Vanzetti en la Corte antes de ser ejecutado

“-… He estado hablando mucho de mí mismo  y ni siquiera había mencionado a Sacco. Sacco también es un trabajador, un competente trabajador desde su niñez, amante del trabajo, con un buen empleo y un sueldo, una cuenta en el banco, y una esposa encantadora y buena, dos niñitos precioso y una casita bien arreglada en el lindero del bosque, junto a un arroyo.
Sacco es todo corazón, todo fe, todo carácter, todo un hombre; un hombre amante de la Naturaleza y de la Humanidad; un hombre que lo dio todo, sacrificó todo por la causa de la libertad, y su amor a los hombres;  dinero, tranquilidad, ambición mundana,  su esposa, sus hijos , su persona  y su vida.
Sacco jamás ha pensado en robar, jamás en matar a nadie.  Él y yo jamás nos hemos llevado bocado de pan a la boca , desde que somos niños hasta ahora,  que no lo hayamos ganado con el sudor de la frente. Jamás...
Ah, sí, yo puedo ser más listo, como alguien ha dicho;  yo tengo más labia que él, pero muchas , muchas veces, oyendo su voz sincera en la que resuena una fe sublime,  considerando su sacrificio perpetuo, recordando su heroísmo, yo me he sentido pequeño en presencia de su grandeza . Y me he visto obligado a repeler las lágrimas de mis ojos, y apretarme el corazón  que se me atorozonaba, para no llorar delante de él:  Éste hombre al que han llamado ladrón y asesino y condenado a muerte.
Pero el nombre de Sacco vivirá en los corazones del pueblo  y en su gratitud cuando los huesos de Katzmann  y los de todos vosotros hayan sido dispersados por el tiempo;  cuando vuestro nombre, el suyo, vuestras leyes, instituciones  y vuestros falso dios no sean sino un borroso recuerdo  de un pasado maldito en el que el hombre era lobo para el hombre... Si no hubiera sido por esto  yo hubiera podido vivir mi vida charlando en las esquinas y burlándome de la gente.
Hubiera muerto olvidado, desconocido, fracasado. Ésta ha sido nuestras carrera y nuestro triunfo. Jamás  en toda nuestra vida hubiéramos podido hacer tanto  por la tolerancia, por la justicia, porque el hombre entienda  al hombre como ahora lo estamos haciendo por accidente.
Nuestras palabras, nuestras vidas, nuestros dolores - ¡nada! -. La pérdida de nuestras vidas –la vida de un zapatero y un pobre vendedor de pescado-  ¡todo! Ese momento final es de nosotros,  es agonía de nuestro triunfo….” –


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