El presidente Mujica ha retomado el tema de
la educación después del fracaso del acuerdo educativo multipartidario. Sus
ideas y propuestas, con toda la vaguedad que suponen sus declaraciones en la
prensa y sus dichos en la audición radial semanal, muestran alguna intuición
más o menos certera y una gran desorientación sobre lo que hay que hacer para
cambiar la educación de nuestro país.
El presidente reitera la apuesta a la
autonomía de los centros educativos, pero no debemos olvidar que, hasta ahora,
y ya va el tercer año de su gobierno, esta no ha dejado de ser un discurso que
ha carecido de todo respaldo efectivo en las toma de decisiones.
Por otra parte, reivindica la importancia de
la educación técnica o manual, y en tal sentido está aludiendo a una de las
tradicionales limitaciones de nuestro sistema educativo, es decir la
tradicional falta de relevancia otorgada a la educación técnica y la necesidad
de promover y desarrollar alternativas de formación actualizadas y adecuadas.
Hasta aquí llegan las intuiciones más o menos
compartibles que el presidente expresa en esta temática.
Pero luego comienzan las graves confusiones
que convierten su propuesta en algo contradictorio y que, en todo caso, va en
la dirección equivocada.
Parece ser que el presidente entiende que la
culpa de la centralización de la educación es del CODICEN y, entonces, ha
comenzado a desarrollar un discurso orientado a quitarle poder al organismo
jerárquico de la ANEP, y favorecer el poder de los Consejos de Educación de
cada una de las ramas de la enseñanza.
Por un lado, esta idea choca con un análisis
de los hechos ocurridos hace tan solo un año, cuando justamente el Consejo de
Secundaria trancó y bloqueó la iniciativa del CODICEN de impulsar el Programa
Promejora en los liceos de este país, lo que paradójicamente se convirtió en el
hecho desencadenante del acuerdo educativo. Justamente, ocurrió lo contrario de
lo que Mujica ahora señala; el Consejo de Secundaria no acató las orientaciones
políticas del CODICEN.
Es más, tan es así que el propio Mujica
propuso, como una de las medidas del acuerdo multipartidario, el doble voto
para el presidente del CODICEN a los efectos de darle mayor poder y capacidad
de decisión.
El problema de la centralización de la
educación pública uruguaya, no es solo ni principalmente, responsabilidad del
CODICEN. Los Consejos Desconcentrados, el de Primaria, el de Secundaria y el de
UTU repiten, dentro de cada subsistema, la misma lógica centralista cuestionada
por el presidente.
Por lo que mal se puede resolver este
problema dándole mayores poderes a aquellos organismos que reiteran el
centralismo cuestionado.
La verdadera autonomía requerida es la que
reivindica el derecho de cada centro de estudio, liceo y escuela de este país,
para tomar ciertas decisiones y construir propuestas innovadoras de carácter
pedagógico. Lo que se necesita en nuestro país es que cada centro de estudio se
convierta en una comunidad educativa con un equipo docente estable y con
fuertes vínculos en sus respectivos barrios, las familias de los estudiantes y
las instituciones locales.
Por otro lado, la intuición correcta que
exhibe el presidente reivindicando una mayor importancia para la educación
técnica, sin embargo se hunde en una nueva confusión cuando identifica esa
reivindicación con otorgarle mayores poderes a la actual UTU, como si fuera una
panacea de la enseñanza técnica a nivel internacional. Sin tomar en
consideración que ese organismo también posee graves carencias y dificultades,
además de ser un organismo tan centralista como los demás.
Por el contrario, lo que se necesita es un
proceso de integración transversal en la enseñanza media que borre las líneas
divisorias entre la educación técnica y no técnica, ofreciendo a los
adolescentes desde su salida de la enseñanza básicas, una propuesta educativa
que permita adquirir competencias actualizadas para aprovechar con éxito las
oportunidades laborales y de inserción profesional.
En síntesis, tras el incumplimiento del
acuerdo educativo, si las ideas a impulsar son las que el presidente ha
expuesto borrosamente en sus últimas intervenciones, nada positivo puede
esperarse de aquí al final del actual período de gobierno.
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