El
Frente Amplio esconde debajo de la alfombra de la ineficiencia educativa, el
desajuste de los programas de estudio respecto del mercado laboral y
profesional del país. Se pidieron más recursos para la educación, y se los
dieron, aunque quedó pendiente hablar de las materias que se imparten y su
utilidad a la hora de conseguir trabajo frente a las opciones laborales.
Inexorablemente
lo bueno y lo malo en la educación, pasa por si los docentes ganan bien o mal,
si los salones están aptos para dar y recibir conocimientos, y si los liceos y
escuelas tienen baños y seguridad en sus inmediaciones.
Todo
eso, claro está, es importante, pero no debe ser el centro de la atención de un
sistema que egresa desocupados o profesionales sin perspectivas en un país
donde debió apelarse a mano de obra calificada de la región, para cumplir con
algunas de las inversiones que sobrevinieron.
Y
como si fuera poco estéril y confuso el debate de ideas innecesarias, que ha
empezado a tener lugar, o cuando poco y nada se habla de la formación
académico-práctica de los educandos, sobrevienen las declaraciones de la
senadora Lucía Topolansky en su polifuncionalidad política, saliendo al ruedo
criticando la reforma promovida hace 40 años por Julio Mª Sanguinetti, cuando
era ministro en aquélla democracia que cayó en 1973, ante el ruido a botas, la
confusión y el miedo infundido, entre otros, por la propia Topolansky y su
esposo José Mujica, en tiempos de rebeldía tupamara.
En
2012 la educación fracasa por su ineficiencia formativa, porque no dicta cursos
válidos para trabajar, y porque nadie pone “pienso” en un mundillo donde lo que
más importa es el salario docente sin que nadie exija mejoras en lo que se imparte
y sus objetivos.
Mientras
tanto, ANEP definirá después de la interpelación que se realizará al ministro
Ehrlich si habrá un plan para recuperar las clases perdidas por paros, y se
sancionará a la directora del liceo Bauzá por haber rechazado una inspección
dirigida por personal acusado de participar en un concurso trucho.
Ambos
asuntos fueron trasladados al Codicen por el Consejo de Educación Secundaria
(CES). El caso de Bianchi se analizará un informe jurídico sobre la decisión de
la directora de no permitir el ingreso de dos inspectores tras denunciarlos que
llegaron al cargo por un concurso irregular.
Y
en ese contexto de confusiones. fue que senadora Lucía Topolansky llegó más
lejos, diciendo dijo el jueves 16 a radio El Espectador que es "partidaria
de eliminar el Codicen", asegurando que la reforma de Julio María
Sanguinetti "fue mala porque generó un embudo que burocratizó todas las
decisiones".
En
declaraciones a radio Sarandí, Topolansky agregó que se "hizo
reduccionismo" con esa frase. "Estábamos tratando en comisión un
proyecto que crea autonomía de la UTU, que nos llevó a una discusión muy
interesante, centrada en el efecto que tiene como embudo el Codicen. Esa
concentración que medio ata de manos la posibilidad de las tres patas, algunos lo
vemos como un plus burocrático que demora los tiempos y no aporta nada y
creemos que sería mejor que las tres patas tuvieran su autonomía con una fuerte
comunicación".
"Sería
interesante que se leyeran las actas porque no es una frase, son varias
argumentaciones. No vamos a poder ir por ese sendero pero queremos fortalecer
la UTU, Primaria y Secundaria. Al concentrar el Codicen concentré también la
división Arquitectura, y con esto me refiero a que alguien que quiere hacer una
obra de reparación en una escuela tiene que pasar por trámites insalubres para
poder lograrlo. Me gustaría que esto no se banalice en blanco y negro, es una
discusión profunda", dijo la senadora, que aclaró que su opinión "no
es contra quienes lo integran, que sudan la gota gorda". "Lo que me
gustaría es que no todo pasara por un embudo que sólo ayuda a burocratizar las
cosas", concluyó.
Con
respecto a la idea de Mujica de recuperar las clases perdidas por paro, a fin
de año, aseguró que "tenemos que hacer un esfuerzo para recuperar ese
tiempo perdido que no sé cuánto va a sumar a fin de año, es necesario para los
alumnos"
Mientras
todo esto pasa –por los grandes medios de comunicación- y ahora a instancia del
CODICEN en su versión oficial del twiter, retorna al escenario de debate la banalidad,
la frase construida a sabiendas de sus consecuencias.
El
recinto del Senado no tendrá las barras repletas de gente cuando Erlich sea
interpelado. No habrá manifestaciones de alumnos ni en la avenida 18 de julio
frente a la Universidad, ni sobre la calle Gonzalo Ramírez en la sede de la
UTU. Eso era una actitud generacional de otras épocas: los ómnibus pueden
circular tranquilos que no serán agredidos a pedradas o hasta incendiados en
señal de protesta. En Uruguay, los que tenían esa actitud hoy están sentados en
el Senado y en el Presidencia de la República. Son los mismos de ayer, con el
debate de ayer, aunque con la oligarquía de hoy. Esos referentes de rebeldía
intelectual son los mismos que no encuentran una salida para que la educación
sea la antesala del trabajo, y que el orden social no se subvierta al extremo
de legalizar la droga aunque se la llame “marihuana”.
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