Salto al vacío en caída libre





En muy contadas ocasiones lo que sucede en nuestro país es noticia fuera de nuestras fronteras, en el mejor de los casos los medios de prensa de la región, destinan algunos centímetros de sus ediciones a comentar hechos o decisiones que ocurren o se toman en nuestro pequeño territorio. Sin embargo, luego de la conferencia brindada por jerarcas de primer nivel de este gobierno, (con el símbolo que individualiza a la Presidencia de la República, a sus espaldas) en que expusieron la política que piensan aplicar para lograr menos violencia y “una mejor convivencia”, dio la vuelta al mundo en segundos -y aplaudidos solamente por Guatemala- nuestro Uruguay ha acaparado los primeros planos de atención en todos los medios de comunicación y redes sociales.
Y no es para menos. Ya que, no sólo se reconoció la derrota oficial en la lucha contra el narcotráfico, sino que se anunció que el propio Estado se encargaría de producir y vender, a consumidores nacionales registrados, (para no cometer, dijeron luego, el error del narco-turismo holandés) dosis mensuales de 30 gramos de marihuana. De esta forma –argumentaron- se disminuirá el consumo de pasta base y el mercado de narcotraficantes, garantizando la pureza del producto a los usuarios, quienes ya no tendrán que negociar con ellos y podrán disfrutar libremente de su “porro” tal vez, para lograr “paz y felicidad”; amén de otras consecuencias para su salud, que no mencionaron, pero por cierto, mucho menos idílicas.
No se alcanza a comprender cuál ha sido la decisión adoptada, pues tal como esta planteada, nos dejó más interrogantes que certezas. Y en el tema tan sensible como el de la seguridad, los anuncios no han trasmitido la tranquilidad que la ciudadanía legítimamente aguardaba. ¿Es que son éstas propuestas, verdaderas soluciones a los múltiples problemas que afectan ciertamente la convivencia en nuestra sociedad? ¿Fueron éstas decisiones analizadas en profundidad antes de hacerlas públicas? ¿No nos embarcaremos en un debate, necesario sí, pero que a la postre, nos deje al mayor número, insatisfechos? Porque a nadie escapa que, encarar una empresa como la que se sugirió, además de no poder garantizar la disminución en el consumo de pasta base, implica contar con eficientes controles de diversas instituciones públicas que lamentablemente, han dado muestras de sus carencias y lo que es aún peor, de su ineficacia. Sin mencionar las consecuencias que podrán derivar para la imagen internacional del Uruguay por la posible violación de tratados internacionales que son ley, en nuestro país. Pero si lo manifestado no fuera suficiente, entendemos que fueron tantos los anuncios que, si los sumamos al acuciante llamado a la reflexión filosófica, formulado en cadena de medios de comunicación por el Presidente Mujica, no ha sido sencillo para el ciudadano común digerirlos, como si nada. Si, los mismos medios a quienes se les atribuye contribuir con sus noticias, a “favorecer” la situación de inseguridad, y a los que se les pretende regular el contenido de sus informativos…
Sin embargo, los grandes titulares que acapararon la atención y dieron la vuelta al mundo en segundos, se centraron más en el tema de la producción, comercialización y liberalización de la marihuana que, en las otras medidas que se piensan poner en práctica para disminuir los hechos de violencia, inseguridad y corrupción que verdaderamente, nos afectan a todos. ¿Cuáles fueron las bases técnicas en que se fundaron estas decisiones? ¿Se analizaron todas las posibilidades antes de decidir? Sabemos que la política, desde Aristóteles es el “arte de lo posible” pero… ¿Será conveniente en esta delicada materia proceder de acuerdo a “prueba y error”, cuando está en juego no sólo la solución de problemas tan complejos, sino la propia imagen institucional de nuestro país? Tendremos que permanecer alertas.

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