Como ha sido difundido ampliamente, el 7 de mayo se
conmemoró los 150 años de la creación, sobre la actual frontera Rivera-
Livramento, de Villa Ceballos, durante el gobierno de Bernardo Prudencio Berro
Larrañaga. Antecedente remoto de la actual ciudad, la villa y posterior pueblo,
se inscribe en circunstancias históricas especiales y en políticas de Estado,
aún vigentes y dignas de recordar. Como ciudadanos, es imprescindible
conocer el pasado, no sólo para
conmemorarlo, sino para comprenderlo y arrojar luz sobre el presente, y legar a
las futuras generaciones, aspectos sustanciales de nuestra creación cultural,
soporte de identidad, pertenencia comunitaria y construcción sustentable del
desarrollo integral del país y la región.
En esta primera entrega, trascribimos lo sustancial
del programa de gobierno con el que asumió Berro la presidencia del país en
1860. La cita es reproducción textual del documento difundido por Eduardo
Acevedo, en Anales Históricos del Uruguay, tomo III, impreso en Montevideo en
1933. Pensamiento y preocupación que el futuro presidente lo dio a conocer,
según Acevedo, en una carta fechada en 1855, a escasos cuatro años del fin de la
prolongada guerra grande que mantuvo el país en vilo y fracturado durante casi
diez años:
“Desde la
solución de octubre de 1851
mi pensamiento fijo e invariable ha sido la unión … He
creído siempre como creo ahora que sin la unión
así bien entendida, no habría seguridad para nuestra independencia, ni
solución para nuestras instituciones, ni paz duradera, ni libertad, ni nada
bueno para nuestra patria. He creído siempre como creo ahora que esa unión no
puede efectuarse bajo la bandera de ningún partido, que sólo puede tener lugar en el campo nacional,
disueltos los partidos y olvidando completamente el pasado. Estas creencias han
venido a ser mi religión política a la que estoy adherido con mi razón y mi
conciencia.”
En ocasión de ofrecer la cartera de Relaciones
Exteriores a Juan José de Herrera, el presidente Berro exteriorizó las líneas
estratégicas de su Programa de Gobierno: “Exijo pleno acuerdo sobre estos tres
puntos: Ejercicio Electoral, Régimen Municipal, Cuestiones Eclesiásticas”.
1-“Ejercicio Electoral: En el estado a que ha sido
reducido el pueblo por efecto de nuestros continuos desórdenes, es indudable que
el Gobierno dominará las elecciones siempre que quiera. Acostumbrados a verle
ejercer irresistiblemente ese dominio cuantas veces lo ha intentado, no bien lo
vean tomar una actitud decidido en la lucha electoral se persuadirá de que es
inútil toda oposición o abandonará el campo o asistirán pro forma tan sólo para
hacer lo que se les diga por los agentes y parciales del Gobierno. Una elección
hecha de ese modo podrá, no hay duda, dar buenos representantes, pero el bien
que éstos hagan será infinitamente menor que el mal de dejar en pie y con más
intensidad un vicio permanente, destructor de la República y generador de
cuánto mal han sufrido estos países”.
2-“Régimen Municipal: La savia que da vida, alimenta y
hace desarrollar el régimen republicano, no está arriba en el gobierno; no
desciende de éste al pueblo; esta abajo en el pueblo y sube de aquí para
arriba, al gobierno. Urge, pues,
plantear la institución municipal pero ampliamente libre y con
movimiento propio, aunque sujeta a fiscalización para evitar el abuso”.
3- “Cuestión Religiosa: El patronato es una ley
constitucional; por el Gobierno ha retirado el pase al breve de institución del
vicario apostólico. Sólo cabria la reposición mediante el acatamiento al
patronato. Hay quien sostiene que el Gobierno no tiene el derecho de intervenir
en el nombramiento de los curas, pero tal pretensión es contraria al
patronato”.
Llamamos la atención sobre la actualidad de los
conceptos sobre el régimen municipal. A ciento cincuenta año, hoy se sigue
hablando de la creación de municipios, de “tercer nivel de Gobierno”, y
cifrando en el mismo, el desarrollo sustentable del moderno sistema democrático
y republicano.
Advertimos, sin embargo, que la creación de municipios
no debería hacerse de arriba abajo, por ley, así como no se puede decretar
desde arriba, unilateralmente el desarrollo de la comunidad. El Desarrollo
municipal que hoy se define como participativo e integral, y que sin duda es
“la savia que da vida” y alimenta, de abajo a arriba, porque “esta abajo en el
pueblo y sube de aquí para arriba, al gobierno” al decir de Berro.
Las ciencias contemporáneas ratifican, en materia de
obra pública y acción política institucional, aquel centenario concepto de
Berro que hace del pueblo protagonista y de su voluntad libremente expresada,
el principal instrumento de éxito o fracaso de las mismas.
Siguiendo a Eduardo Acevedo, destacamos otros ítems
del Programa de Gobierno de Bernardo Prudencio Berro Larrañaga, ejercido entre
los años 1860 y 1864. La ejecución de muchos de ellos, constituidos en política de Estado, vigentes aún, son
motivo también de conmemoración como la creación de Villa Ceballos.
Berro prometió y encaró con rigor la solución a
problemas de política exterior donde estaba
en juego la propia independencia y soberanía del novel Estado Oriental.
De ellas destacamos:
“No dar privilegios a ninguna Nación, como medio de tener
la amistad de todas.
Sostener la nacionalidad oriental de los hijos de
extranjeros.
Rechazar
la institución de las comisiones mixtas.
Abrir las puertas de la patria a los emigrados orientales
en la Argentina.
Procurar la cooperación diplomática de la Francia y de la Inglaterrra cerca del
gobierno argentino para garantizar la paz y el orden de nuestro país.”
Y en política nacional, Berro se propuso, entre otras
medidas programáticas:
“Conservarse siempre fuera y encima de todos los partidos y
círculos. Servirse de sus hombres y darles preferencia si fuere necesario
consultando en ello tan solo los intereses del país y los propósitos del
Gobierno en ese sentido.
Sanción de Códigos en reemplazo de la actual legislación.
Fomento de la colonización agrícola.
Establecimiento de ferrocarriles y puentes.
Adquisición de un terreno para granja experimental.
Mensura del territorio nacional.
Establecimiento del libre cambio.
Creación
de un banco nacional con monopolio de la emisión menor.
Sanción de una ley de bancos hipotecarios y bancos de
emisión y de descuento”.
Reiteramos, lo expuesto es parte del programa de
gobierno que guió al presidente Berro, en circunstancias históricas difíciles y
quizás únicas en la existencia de Uruguay como país. Conocer y comprender esos
episodios ocurridas en la segunda mitad del siglo XIX permite dimensionar
cuestiones que configuran esencias de la actual cultura colectiva. Veremos de inmediato las más importantes
realizaciones, que junto a la creación de villa Ceballos, también merecen las
mejores celebraciones ciento cincuenta años después.
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