“El menor tiene que ser igual que nosotros, ¿porqué tiene que ser un privilegiado sobre todo cuando es infractor?”






EN LA MIRA
Hagamos un código penal juvenil en serio

El fiscal de menores GUSTAVO ZUBÍA, entiende que el conjunto de normas que se le aplican a los menores delincuentes son blandas y exige cambiarlas para que los infractores pueden estar en una situación real de sanción.
En diálogo con OPINAR se manifestó contrario a la baja de la edad de imputabilidad y abogó porque el sistema político discuta un código penal juvenil que contemple sanciones mínimas para delitos gravísimos. Uno de los tristemente recordados menores que protagonizó el episodio delictivo en La Pasiva de 8 de Octubre y Albo, en el que un trabajador de ese local fue ultimado, fue procesado por un delito de homicidio especialmente agravado. La pena máxima que puede imponerse por un delito de este tipo, es de cinco años.
Zubía actuó en este caso y consideró en su momento que, según "los parámetros habituales", "en caso beneficioso para la Fiscalía", el juez puede imponerle cuatro años de privación de libertad, pero es probable que al año los menores ya obtengan salidas y a los dos años recuperen su libertad”.
Pero la sociedad se pregunta insistentemente ¿si esto es justo?, conozcamos, entonces, la opinión de uno de los protagonistas de los casos más sonados en lo que va del año.

¿Cuáles son las principales falencias que se presentan al momento de analizar el conjunto de medidas orientadas a mejorar la seguridad pública y que involucran a la minoridad infractora?

Vinculado a los menores infractores el tema tiene tres patas: una, hace a la gestión del INAU, la que en los últimos años ha cambiado favorablemente porque padecimos fundamentalmente en los años 2009 y 2010 una gravísima crisis que llegó a superar las 1000 fugas por año. Esa situación administrativa se ha superado, aunque por supuesto que queda muchísimo para trabajar, pero al menos se está ahora en una gestión encausada
La fase administrativa la puse en primer lugar porque está en fase de superación.
La segunda pata es la legislativa: apunta al Código de la Niñez y la Adolescencia que hoy tiene normas hiperbenignas, que ha generado una discrecionalidad absoluta por parte de los jueces al momento de impartir sentencias y que por eso lleva a la existencia de múltiples criterios, a mi juicio mucho de ellos, que no condicen con las gravísimas realidades que estamos viviendo.
Por eso he propuesto en numerosas oportunidades la modificación de ese código, básicamente fijando mínimos para delitos gravísimos, y también procedimientos para que no se pueda recuperar la libertad por parte de un infractor en cualquier momento, y modificando a su vez otras numerosas normas como por ejemplo el cómputo de agravantes, la necesidad de tribunales especiales, bueno... una serie de elementos un poco más técnicos.
Lo importante es imputar a partir de la gravedad de los delitos, determinadas sanciones que tengan mínimos y máximos que se computen con las respectivas agravantes.

¿Podemos afirmar entonces que las leyes que se aplican a la minoridad infractora son blandas?

Claro son hiper benignas. Porque fueron creadas desde un óptica de un país, donde los adolescentes cometen errores. Y acá en este momento todos lo estamos viendo, todos lo estamos reconociendo, en que hemos pasado de aquella etapa de la apreciación de los errores a la apreciación de una delincuencia muy profesionalizada por parte de los adolescentes y con ribetes de desprecio por la vida humana que no conocíamos.

Desde su óptica ¿a qué se debe esa virulencia al momento de perpetrar un delito?

Se debe a múltiples razones, por supuesto que a razones de índole social, de disgregación de las familias, no en el sentido economico de necesidades satisfechas, por lo menos las necesidades básicas, pero si una disgregación de las familias, el sistema educativo está en crisis y bueno... hay una serie de factores que no me competen a mí como fiscal, tiene que ser ahí sí, el poder político el que tiene que atacarlo.
Pero a pesar de esos factores, tiene que haber una norma final una contención final a partir de las normas penales para los menores infractores.

¿Y dónde está el límite? Usted representa a la sociedad organizada, la causa pública. ¿Dónde está su límite en estos casos?, porque si bien usted debe ajustarse a derecho, la gente quiere que los infractores reciban todo el peso de la ley

Y por eso es que no me quedo meramente en mi papel de fiscal cumplidor de la norma que lo tengo que hacer y lo hago, sino que además de eso doy un paso más y le solicito al sistema legislativo y lo manifiesto para que el pueblo tenga conciencia como estamos aplicando normas que impiden poner límites racionales.
Fíjese que hoy una persona comete una rapiña con arma de fuego, con la que puede llegar a herir a un ciudadano en el transcurso de una rapiña, donde algunos magistrados aplicando la ley, no violándola, los han enviado para sus casas.
Es decir, el muchacho que ha puesto en riesgo la vida de otras personas puede volver a su casa esa misma noche.
Bueno, yo entiendo que una legislación así, lo único que hace es darle al menor infractor que ya tiene un poco profesionalizada esa conducta delictiva... para que siga delinquiendo.
El menor tiene que ser igual que nosotros, ¿porqué tiene que ser un privilegiado sobre todo cuando es infractor?. (…) la legislación tiene que tener los pies sobre la tierra y por eso para los delitos graves tienen que haber tambien penas graves.

Esta administración no es amiga de bajar la edad de imputabilidad, pero ¿usted considera que existe voluntad política para cambiar la liviandad de estas normativas?  

Existen tres grandes posiciones en éste momento; una posición es mantener el status quo, posición que critíco y no comparto. La otra posición que es descender la edad de imputabilidad, posición que respeto pero no comparto, y la tercera posición que es la que yo sustento y varios operadores que están en esto... que estan en la misma linea, que dice: hagamos un código penal juvenil en serio, hagamos un código penal juvenil profundo en serio.
Yo creo que si hacemos un código juvenil en serio no habría necesidad de bajar la edad de imputabilidad que tiene unas dificultades muy especiales que no es del caso ahora analizar, al momento en el que se quiera realizar esto.
Entonces vayamos por el camino del medio, ni tan blandos como es ahora, ni tan duros como representaría bajar la edad de imputabilidad.
Yo creo que la población se sentiría acorde, entendería la equidad de un sistema si por ejemplo ponemos mínimos de un año para rapiñas, mínimos de tres años para homicidios, es decir, que empezemos a hablar de que los delincuentes pueden estar en una situación real de sanción.

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