A lo largo de los últimos años el Frente Amplio
hizo de la defensa de la soberanía contra los depredadores internacionales que
provenían casi todos, según ellos, de los países desarrollados y
particularmente de los EE.UU., así como de las empresas multinacionales, su
caballo de batalla político. Eran los campeones de la defensa de la soberanía.
Decían que los Partidos Tradicionales vivíamos entregados al Fondo Monetario
Internacional, al Banco Mundial, al BID, a las empresas transnacionales. Nos
calificaban de cipayos, y llenaban los muros de la ciudad reclamando el no pago
de la deuda y poco menos que la expulsión de nuestra sociedad de todos aquellos
que no representaran esos valores, que ellos entendían, eran fundamentales para
la soberanía nacional.
¿Qué fue lo primero que hicieron? El Dr. Vázquez y
el Cr. Astori con sus mejores trajes, se retrataron frente al edificio del
Fondo Monetario. Llegados al gobierno celebraron con champagne, como se vio en
las fotos publicadas entonces, sus acuerdos con el Fondo Monetario, e
inmediatamente se abrazaron con el Banco Mundial y con el BID. El Dr. Vázquez
de pedir el default y estar en contra de las fábricas finlandesas se transformó
en ardoroso partidario de la política económica neoliberal, en lo económico y
financiero y de la inversión de los capitales internacionales que llegaron,
entre otros, de la mano de finlandeses en la industria, de argentinos en los
campos y de brasileros, que se compraron prácticamente todo lo que tiene que ver
con el arroz, con los cueros y con los frigoríficos. Nada de eso les pareció
que afectaba nuestra soberanía. Capital nacional ninguno. Todos los días
cantaban loas porque la inversión era la más importante de todos los tiempos.
Por supuesto toda inversión extranjera. Lo que les parecía horrible cuando
gobernaban los Partidos Tradicionales, pasó a ser un gran logro del Frente
Amplio.
Llegamos al actual Presidente, y como te digo una
cosa, te digo la otra. Y llegamos a este último episodio en donde lo ha colocado
al Uruguay de rodillas.
Hace pocos días nos comunicó a todos que tenía el
expediente de los acuerdos tributarios con la Argentina guardados en
el cajón, nos dijo implícitamente que mientras las cosas no mejoraran seguirían
en el cajón. Rápidamente lo sacó del cajón y lo firmó. Puso en el cajón a la
soberanía del Uruguay y al Uruguay lo puso de rodillas.
¿Cuándo vamos a publicar los resultados reiterados
de que la empresa de pasta de celulosa no contamina? ¿Cuándo vamos a recibir
autorización para que la misma empresa pueda concluir el saneamiento de la
ciudad de Fray Bentos y verter lo que de esa operación resulta al río? ¿Cuándo
nos van a autorizar a ampliar las actividades de Nueva Palmira en Barranca de
los Loros y otros lugares? ¿Cuando se van a decidir en dragar los pasos del Río
Uruguay?
¿Cuándo vamos a conseguir que se draguen los
canales de Martín García?, ¿cuándo vamos a obtener de la Argentina una conducta
respetuosa de los acuerdos del Mercosur que no cumple cortando los puentes por
años, cerrando la importación cuando quiere y haciendo lo que se le da la gana
en perjuicio del Uruguay?, ¿Cuándo?
Es notorio que fue el gobierno Argentino el que le
planteó a la OCDE
que se le exigiera al Uruguay el acuerdo tributario que entre gallos y media noche
el Presidente ha firmado en Anchorena. Es notorio, por lo tanto, que la Argentina hizo funcionar
la institución para ejercer presión a su favor sobre nuestro país.
El Presidente de la República del Uruguay
tiene que hacer lo mismo con el Mercosur. Tiene que convocar al Mercosur para
que el Mercosur se expida sobre lo que está pasando, los viajes de ida y vuelta
a la Argentina
no son una forma de hacer funcionar las instituciones, ni de hacer respetar
nuestra soberanía.
Por primera vez en el Uruguay a lo largo de nuestra
historia tenemos una política internacional que está afectando seriamente
nuestra soberanía, de resultas de lo cual las acciones manejadas por este
gobierno nos han puesto de rodillas, con evidente injusticia y falta de respeto
para con nuestro país, por parte de nuestro propio gobierno.
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