Susana Seleme Antelo
Con la democracia bloqueada por el propio
presidente Evo Morales y sus hombres, pese a que el sistema democrático les
permitió ganar unas elecciones y hacerse del gobierno.
Bolivia, país a la deriva con Morales, violento
sindicalista cocalero, presidente también de los campesinos que cultivan coca
para la producción de cocaína. Con Morales, presidente de la ex República, hoy
Estado pluri-represivo, que se jacta de
no haber asistido a universidad alguna, pese a que 14 universidades del mundo
le han concedido un ‘Honoris Causa’. ¡Qué vergüenza para esas casas de estudio,
en las que primó la ideología de la izquierda estalinista, antes que el saber y
el conocimiento condensados en esos centros. Según escribió George Orwell en su
libro “1984” ,
aquí vale el grito “la ignorancia al poder”, ya que la meritocracia ha sido
sustituida por criterios políticos, de donde los menos capaces conducen la
gestión pública.
Bolivia, país a la deriva en manos del ‘Vice’
García Linera, confeso jacobino que se escuda en “las tensiones creativas de la
revolución”, para minimizar que el país vaya de conflicto en conflicto, sin
interrupciones, de manera continua, de uno u otro sector, y no por tensiones
creativas sino por desesperanza, desencanto y bronca frente al llamado “proceso
de cambio” de Morales y sus hombres.
No se dan cuenta que este no es un proceso
revolucionario ni que la conflictividad que vivimos es producto de una
revolución triunfante que acabó con el
viejo régimen.
Ahí está la protesta de médicos y salubristas, a
quienes el gobierno pretende imponer 8 horas de trabajo, sin tomar en cuenta la
conquista laboral que las redujo a seis, sin tomar en cuenta de las emergencias
a cualquier hora del día o de la noche, las operaciones y la extenuante
consulta externa en los hospitales públicos.
A ellos se suma el conflicto de universitarios, trabajadores y otros
gremios con justas reivindicaciones sectoriales, sociales y económicas,
mientras la informalidad, la ilegalidad y hasta delictivas actividades se
imponen a despecho de quienes apuestan por la legalidad y formalidad
económicas.
Bolivia, país a la deriva, donde ‘Vice’, a falta de
guillotinas para cortar cabezas, aplica ‘guillotinas judiciales’ a los
opositores, politizando la justicia y
menoscabando la práctica de la política. Es decir, el diálogo, la negociación y
los acuerdos sin imposiciones, sino en aras del bien común que promueva la
dignidad ciudadana, su libertad e igualdad. País a la deriva que ignora el
imperio de ley como el instrumento para
guiar la conducta de gobernantes y gobernados.
País a la deriva en manos revanchistas, jacobinas y
de una izquierda retrograda, que fabrica complots terrorista-separatistas para
‘aplastar’ –el ‘Vice’ dixit- a los autonomistas del Oriente. Hoy, luego del
caso terrorismo I, sin pies ni cabeza, con 39 imputados, entra en acción el caso II con el mismo
libreto y se imputan a otras personas inocentes por ‘financiamiento a acciones
terroristas’, cuando no dispararon un solo tiro. Los únicos escuchados en Santa
Cruz fueron los que ejecutaron extrajudicialmente a los tres mercenarios
extranjeros contratados por hombres del régimen.
Hoy se imputa a Tatiana Marinkovic, solo por ser
hermana del empresario y líder cívico, Branko Marinkovic en el exilio; a Ruth
Lozada dirigente cívica y política de oposición; Zvonko Matkovic padre del joven Zvonko,
detenido hace dos años por el caso I; Luís Núñez, otro dirigente cívico,
avicultor de profesión, entre otros. El objetivo del caso II, como el I, es extorsionar económicamente a los
opositores y sus familias, humillarlos, despojarlos de sus bienes y “quitarles
el alma” –otra vez según el ‘Vice’– por autonomistas, que de terroristas nada tienen.
De ciudadanos a súbditos
Bolivia a la deriva en manos de hombres y mujeres
arrogantes que no preservan el Estado de Derecho, y donde los ciudadanos se han
convertido en súbditos del gobierno,
como decía nuestro recordado amigo Josi
Mirtenbaum. El gobierno ha dado curso a la descomposición democrática,
hiriendo de muerte la fortaleza de sus instituciones para sujetarse
exclusivamente en el liderazgo del
autócrata Evo Morales.
La no
separación de los poderes del Estado, columna vertebral de la democracia, hace
que el poder Judicial y el Legislativo
se hayan convertido en apéndices del Ejecutivo y del partido de gobierno, con
una práctica autoritaria, con claros signos de totalitarismo. Para ello usa la
aberrante violencia de la fuerza cocalera, la militar y policial, amén de los
recursos que le da el ejercicio del poder,
sin rendición de cuentas y ausencia de transparencia de gestión y
administración.
Bolivia, país a la deriva. Aquí impera la lógica
del miedo, donde los ‘súbditos’ -ya no
ciudadanos- viven bajo sospecha, espiados y con teléfonos pinchados por parte
del ministro de Gobierno que viola el derecho a la privacidad. Por último, sin ser lo menos grave, ciudadanos
criminalizados ante cualquier crítica a los hombres del MAS, o si brindan apoyo
a los indígenas que defienden el Territorio del Parque Nacional Isiboro-Sécure
(TIPNIS). Si la visibilización de los pueblos indígenas fue una de las pocas
medidas dignas de valorar en la gestión de Morales, desde la represión a los
indígenas del TIPNIS, del Oriente y de los Andes, a quienes hostiga y hace
hostigar por sus adeptos, hoy nada lo salvará de un atroz veredicto histórico
en su contra.
Mantener la reserva del TINIS libre de aventuras
cocaleras u otras, significa para los
indígenas preservar sus derechos sobre la Tierra
y el Territorio, que han sido
pasto del ejército de los avasalladores
cocaleros, a vista y paciencia del gobierno, sometido a sus intereses.
Construir una carretera por el corazón del parque, incluye a empresarios
brasileños, que se ahorraría miles de kilómetros para llegar a los mercados del
Pacífico. (ver cuadros)
¿Quién ganará esta batalla: los que promueven el
conflicto permanente como forma de gobierno? ¿O quienes desde la sociedad
política y la sociedad civil creamos bajo el imperativo de la ‘unidad’ un nuevo proyecto de país para la
restauración democrática, siempre perfectible,
como un paso sustancial hacia el
futuro? Es decir, hacia el progreso, la inclusión y la sostenibilidad, lejos de
interéses mezquinos, depredadores, de impulsos
ultraconservadores o de una izquierda no democrática.
No hay comentarios:
Publicar un comentario