Caso Gelman y dieciséis asesinatos en
CTI uruguayos
Dos importantes acontecimientos en la
semana, dominaron gran parte de los noticieros de radio y televisión y las
portadas de los diarios nacionales.
El acto del presidente Mujica por el
llamado caso Gelman y el horror que supuso el descubrimiento de por lo menos
dieciséis asesinatos en dos CTI uruguayos a manos de enfermeros ya confesos y
procesados.
El acto de reconocimiento público, de
responsabilidad del estado en el caso de desaparición forzada de María Claudia
García de Gelman, así como de la supresión y sustitución de identidad de su
hija, Macarena Gelman fue realizado en la sala de la Asamblea General ,
con la presencia de ministros de estado, autoridades de la Suprema Corte de
Justicia y legisladores de todos los partidos; también se constataron varias
ausencias.
Fue realizado por el Presidente José
Mujica, en cumplimiento de un fallo de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos (CIDDHH), la que de acuerdo a la denuncia presentada por la
familia Gelman, condenó a Uruguay a una
indemnización financiera (500 mil dólares) y a realizar este acto de carácter
internacional.
QUE QUEDE CLARO
Nosotros en particular y el Partido
Colorado todo, repudiamos el secuestro de María Claudia García y su alevoso
asesinato, así como la sustracción de Macarena Gelman, hechos perpetrados por
la dictadura de los años setenta y compartimos que el estado uruguayo es uno
solo y por lo tanto debe responder por esos actos aunque fueron perpetrados
durante un gobierno de facto. Es más, ni siquiera la ley de caducidad impidió
darle curso a las posibles pretensiones indemnizatorias.
Nuestros gobiernos, desde 1985, que
aseguraron todos los derechos ciudadanos y las libertades más absolutas, fueron
los primeros en reparar e indemnizar a miles de uruguayos, reparando carreras
funcionales, repatriando ciudadanos del exilio e indemnizando a través de leyes
especiales, a muchísimos casos de perjudicados indebidamente por el régimen de
facto al que nos opusimos siempre.
De igual modo votamos una ley de
amnistía para quienes también violaron derechos humanos, en una guerrilla
levantada contra gobiernos democráticos, los tupamaros.
Pensamos que se debe cumplir esta
sentencia de la
Corte Interamericana , de lo contrario Uruguay debería salir
del Pacto de San José de Costa Rica.
Por ello decidimos concurrir al acto,
aún en discrepancia con el fallo que entendemos equivocado y fundamentalmente
contrariados al no permitírsenos hablar, ya que el acto se hacía en la sede del
Parlamento Nacional la voz del cincuenta por ciento de los ciudadanos debería
oírse.
No es de recibo que en la sentencia
de febrero de 2011 la
Corte Interamericana diga que “las violaciones graves a los
derechos humanos no son amnistiables, aunque la Ley de Caducidad (de la que la Corte dice que es, por sus
efectos, una ley de amnistía) haya sido sancionada por un Parlamento
democráticamente electo y ratificada directamente en plebiscito por la nación
soberana”.
Peor que eso, en el parágrafo 238
dice que “la participación de la ciudadanía en el referéndum de 1989 y en el
plebiscito de 2009 no sólo no le da validez a la Ley de Caducidad, sino que compromete la
responsabilidad internacional del Estado uruguayo”.
Estas afirmaciones son profundamente
equivocadas, la ley de Caducidad fue votada por un Parlamente democrático,
legítimamente electo por la nación uruguaya y ratificada en dos oportunidades
por toda la ciudadanía en actos de democracia directa y para nada incumple el
derecho internacional ni los acuerdos de los que somos signatarios.
En particular, ningún artículo del
Pacto de San José niega el derecho de los estados a votar leyes de amnistías,
por el contrario claramente establece que el derecho de las personas está
limitado por el bien común y los derechos de los demás, (art. 30 y 32).
Lo que ocurrió es que el gobierno de
Mujica, el gobierno en el que están los que también violaron DD.HH y no han
hecho ningún acto de arrepentimiento, no hizo valer en el juicio ante la Corte Interamericana
estos argumentos. ¡No se defendieron!
Aún así, entendimos que al haber
aceptado la jurisdicción de la mencionada Corte, el estado uruguayo debe dar
cumplimiento al fallo honrando la tradición de respeto al derecho
internacional.
Por supuesto que no avalamos
puntualmente todo el documento leído por el presidente. Creemos que debería
haber sido mucho más concreto al caso Gelman y que podría haber realizado el
acto en la sede del Poder Ejecutivo. El haberlo hecho en el Parlamento y con la
presencia de otras autoridades no le agrega jurídicamente nada, se buscó tener
un respaldo político mayor ante la
Corte , por ello debió Mujica aceptar que la oposición
fijáramos nuestra fundamentación, que iba a ser en estos términos.
OTRO CASO DE VIOLACION DE DD.HH.
El otro tema en el que estuvo y
seguirá centrada la atención ciudadana es en la comprobación de que, en
principio, dos enfermeros y una enfermera cómplice habían, segado la vida de
por lo menos dieciséis personas internadas en dos CTI uruguayos. Varias de las
cuales no estaban en situación de “enfermos terminales”.
La noticia causa espanto y fue
rápidamente difundida en todo el mundo.
Deja una primera reflexión: ¿habían
controles y controles de los controles? Esto es ¿los nosocomios tenían
controles internos y a su vez el Ministerio de Salud Publica tiene inspecciones
si esos controles se hacen?
Las investigaciones internas en el
Hospital Maciel y en la
Asociación Española determinarán las respuestas a esas
interrogantes, así como también si hay otros casos similares y la participación
o responsabilidades penales de otros profesionales.
Pero el punto es que el gran
responsable de lo que pasa en la salud es el Ministro del área. Es el responsable
político, no estamos diciendo culpable, decimos responsable ya que ésta es
indelegable.
Los que fiscalizamos
constitucionalmente al poder ejecutivo, los parlamentarios, no podemos pedir
explicaciones a directores de hospitales, ni a médicos o enfermeros, solo
podemos hacerlo a través del ministro. Y éste no ha concurrido al Parlamento
hasta el día de hoy. Por el contrario fue a reunirse con la bancada del Frente
Amplio partidizando el tema.
Existe, a partir de este momento
además, una gran crisis de desconfianza de los usuarios de la salud. Ni que
hablar de las decenas o quizá centenares de compatriotas a los que se les murió
un ser querido de manera un tanto inesperada, que estarán pensando si no lo
mataron.
¿Cómo se restablecerá esa confianza?
Investigando a fondo todos estos
posibles casos, sus derivaciones e identificando a todos los responsables.
Indemnizando a las familias
afectadas.
Y sobre todo demostrando claramente
que existen controles que se hacen efectivamente para que esto no suceda nunca
más.
Más allá de que somos consientes que
existen cientos de médicos y enfermeros que trabajan con amor y eficacia en
todos los Centros del país. A ellos nuestra solidaridad en este difícil
momento.
Por último me parece que el Ministro
Venegas tendrá que renunciar. No es que esté queriendo aprovechar la coyuntura
para hacerme de un pequeño triunfo político. En estos casos pretender hacerlo
sería ruin. Pero en todo el mundo, en las más diversas actividades y en Uruguay
mismo, hay numerosos ejemplos. Cuando ocurre un desastre de esta naturaleza, la
cabeza se cambia.
El Ministro no será culpable, no irá
preso, pero es responsable y más tarde o más temprano deberá irse. Son
dieciséis asesinados y posiblemente sean más. También éste es un caso de
violación de derechos humanos.
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