Hospital de Clínicas sin controles


Marcelo GIOSCIA CIVITATE


El Hospital de Cínicas “Dr. Manuel Quintela” que, otrora fuera un referente obligado de la excelencia médica universitaria a nivel no sólo de nuestro país, sino de América Latina y orgullo de generaciones de médicos y especialistas, (incluso estudiantes o graduados extranjeros) que se formaron, graduaron y post graduaron en la Facultad de Medicina de la Universidad de la República, hoy lamentamos comprobar que se ha convertido en una enorme infraestructura repleta de carencias de todo tipo. Carencias que, ponen de manifiesto insuficiencias increíbles dado el presupuesto que se le destina y una evidente falta de controles por parte de las autoridades responsables de su conducción y mantenimiento.
Este descuido y deterioro generalizado, (con la honrosa excepción de algún servicio que funciona en alguno de los pisos beneficiados por la rueda de la fortuna) donde al parecer no se encuentran normas que aplicar y que por las noches se transforma en “tierra de nadie”, nos golpea y muy fuerte a los uruguayos que aún tenemos capacidad de asombro y que supimos ver en esa Institución universitaria, un modelo de atención médica y científica que siempre estuvo al alcance de todos los habitantes de este país. Pero que, por sobre todo, y en cada una de sus “clínicas” (referidas a cada área de las especialidades médicas que allí se enseñan) los mejores profesores ofrecen su prestigio, sus conocimientos, dedicación y buena parte de sus jornadas, en brindar soluciones terapéuticas a los pacientes, a la vez que enseñanzas a quienes habrán de ser luego sus colegas, siempre apuntando a la excelencia académica y a la mejor aplicación del “arte de curar” y de las más avanzadas técnicas científicas.
Por ello, la desaparición de un paciente a mediados del mes pasado, y que luego, a dos días de constatada su ausencia, fuera encontrado muerto por una enfermera en un patio inhabilitado –hecho que no es el primero que ocurre (en otra oportunidad se encontró el cadáver luego de diez días) y que ha motivado la instrucción de una investigación para deslindar responsabilidades-  ha puesto de manifiesto la caótica situación en la que desempeñan sus tareas los funcionarios de este hospital universitario. Funcionarios que, sin siquiera contar con una túnica que los individualice correctamente como pertenecientes a la Institución, buscan ser amparados en mejoras salariales y en su propia seguridad; pero además, deja al descubierto la propia vida que trascurre en sus diversas instalaciones, como si de una gran pensión u hotel en decadencia se tratara. Donde nos encontramos enfermos que “deciden no tomar los medicamentos” (que se les proporcionan) para de ese modo “estirar” su alojamiento, como también enfermos o no tanto, que “resuelven salir a comprar algo” (para sí o para sus compañeros de piso) y que luego no regresan o simplemente se “fugan”. O personas sin hogar que, utilizan los servicios sanitarios o los baños como si estuvieran allí internados, sumado a los hurtos de efectos de otros pacientes o de los propios funcionarios…Y todo ello, sin control alguno. Pero, lo que es peor, sin que se tenga claramente estudiada siquiera la lesión que a la postre se advierte en la imagen institucional que toda esta situación provoca. ¿Quién asumirá la responsabilidad de lo ocurrido? ¿Cuál es la solución para la enfermedad que aqueja a este gigante universitario que tantos dolores de cabeza causa? ¿Podrá ASSE con su burocracia, hacerse cargo con éxito de este nosocomio?  

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