Sr. Presidente...esta vez le hablo sin
bromas.
Alvaro Nelson LAMAS GARCÍA
Yo sé que ya tengo a todo el mundo
acostumbrado a que hablo en broma. Y que cuando me refiero a usted me valgo de
la libertad de expresión que me otorga la ley magna de mi país y el derecho
internacional, para reírme un poco, chapucear sobre sus desaciertos, y dejarlo
en evidencia por medio de la ironía.
De más está aclarar que yo no lo he votado y
no lo votaría jamás.
También, creo yo, de más está decir que muy
difícilmente llegue usted la leer esta nota. Sin embargo sé que algunas otras
personas afines a usted sí la leerán y que de alguna manera el gran mensaje de
inconformidad que yo, sumado a miles o cientos de miles de Uruguayos
pretendemos hacerle llegar, posiblemente se aproxime a su entorno.
Quiero aclararle, antes de expresarme, que
respeto su investidura, que respeto la decisión del pueblo al haberlo elegido
como Presidente de los Uruguayos y que jamás de los jamases me permitiría acto
en su perjuicio o en perjuicio de su cargo. Antes que nada, soy Demócrata, y no
coincido con quienes, amparados en ideología alguna, pretenden imponer por la
fuerza lo que las urnas les han negado.
Creo que en ese último punto, usted y yo somos
bastante diferentes.
Pues usted sí entendió, en su momento, que su
idea era superior al del resto de sus compatriotas y sí entendió que la razón
le asistía para intentar cambiar la realidad del país por medio de la fuerza.
Seguramente usted lo pretendió hacer por lo
que usted entendía un fin justo, pero esas no son las formas. Al menos no las
que me enseñaron en un hogar demócrata y en una escuela laica.
Pero no es mi cometido hablar del pasado,
sino del presente Sr. Presidente.
Quiero transmitirle mi hondo pesar, mi total
desaliento, mi dolor mayúsculo, al verlo a usted actuando de la forma en que lo
ha hecho ya reiteradamente.
Me indigna verlo actuar según como usted se
haya despertado en la mañana. Me provoca verlo desdecirse de las cosas que dijo
escaso tiempo antes. Me alarma verlo sin timón. Me aterra sentirlo conducir mi
país sin brújula. Me ahoga no saber si mi País podrá soportar este constante ir
y venir de estados de ánimo que usted ni siquiera se preocupa en disimular.
Me incomoda que no tenga orgullo por mi país
ni por nosotros, sus compatriotas, y que cuando viaja nos refiera como
haraganes, conflictivos, díscolos, avivados. ¿No se da cuenta que está hablando
de quienes lo pusieron en ese cargo y que le pagan su sueldo mensual y puntualmente?.
Me preocupa que no nos defienda, que esté
dispuesto a mal vender nuestro patrimonio, que no le importe el medio ambiente,
que se ría de aquellos a quienes sí les importa. Que rinda pleitesía a quienes
nos toman el pelo, que permita que se mal pague el trabajo de los uruguayos o
que su seguridad laboral dependa de las guiñadas o sonrisas que usted pueda
cruzar con los países vecinos.
Me ofusca que insista en ese estilo
"Robin Hood" de quitarle a los "ricos" para darles a los
"pobres", sin entender que esos "ricos" ya son
"pobres" y que a ellos nadie les va a dar nada.
Me molesta que pretenda quedar simpático y
"buena gente" con el dinero de los compatriotas que trabajan, y que
ni siquiera se preocupe de protegerlos contra aquellos que reciben lo que
reciben, pero que aún así quieren más. Y de la mala manera.
Me inquieta que usted se sienta en el derecho
de hacer lo que dé la gana, cual si fuese un ser independiente que solo se
representa a sí mismo. Me duele tremendamente que quien me representa en el
exterior, no guarde formas, no atienda protocolos. Me da mucha, pero mucha
rabia y vergüenza, que se rían de mi por ser Uruguayo, cuando lo ven actuar a
usted en el extranjero. Usted no tiene derecho a hacerme sentir así Sr.
Presidente.
Me indigna verlo salir a repartir volantes,
en un acto demagógico excesivo, y que quiera que yo le crea que en verdad trató
de hacer algo contra la violencia de género. Y encima de todo que haya salido
con el slogan más machista que se le podría haber ocurrido.
¿No tenía, Sr. Presidente, otra cosa de qué
ocuparse? ¿Tan bien está todo, que el
Presidente puede salir a hacer una
volanteada? Yo manejo una pequeña empresa y créame...no tengo tiempo de eso.
¡Cómo será manejando un País!
Me enoja verlo destratar a quienes no opinan
como usted y me exaspera esa pose que asume usted de "aquí
estoy...quiéranme". Me hace subir la temperatura que asuma papel de
campechano y que diga cosas como "dejáte de literatura", o "hay
que hablar pa' que entiendan" y crea usted que "pa' que
entiendan" es necesario hablar mal, en símil lunfardo, cruza con paisano.
Me causa nauseas verlo vestirse de
"militar venezolano". ¡Señor Presidente!... ¿no tiene usted un
abrigo? ¿O hizo eso lisa y llanamente para hacerse ver, o provocarnos o quedar
bien con el Sr. Presidente de Venezuela?
Usted es MI Presidente, claro que no porque
yo lo haya querido así, pero lo es. Usted no tiene derecho a representarnos de
esa manera. Usted no tiene derecho alguno a desdibujar la cultura de mi país,
la imagen de mi pueblo ni el valor de mi gente. No porque sea usted el
Presidente puede hacer lo que se le dé la gana. Esto no es una monarquía. Es
una República. Y usted no es Rey. Es Presidente. Y ese cargo se termina en tres
años más, que serán muy largos, claro está, pero que llegarán a su fin. Y en
ese momento, este país continuará su rumbo. Y usted se irá a su casa a
"recordar sus glorias".
Pero cómo lo hará Sr. Presidente?...o mejor
dicho...¿qué glorias recordará usted? Las de habernos humillado, ridiculizado,
insultado, empobrecido? Serán esas Sr. Presidente?
Sinceramente no creo que ese sea su objetivo.
No lo creo. No lo quiero creer. Pero es lo que está haciendo.
Ojalá, como le dije al principio, que esta
carta sirva de alguna manera para que, sumada a muchas otras, haga que alguien
le comente el parecer que no es mío, sino el de cientos de miles de Uruguayos
que esperamos, anhelamos, suplicamos que usted cambie la estrategia y actúe
como el Presidente Digno que todos deseamos y merecemos.
Sinceramente no le tengo fe...¿para que le
voy a mentir?. Pero créame que si usted "cambia la pisada" seré el
primero en aplaudirlo. Yo no quiero que usted fracase para reírme. Yo quiero
que usted tenga el mejor de los éxitos. Porque de su éxito depende el pan de mi
pueblo, la salud de mi gente y el honor de mi Patria. Pero si usted continúa
con esta tirada de disparates, sacudidas, antojos, "ingeniosidades" y
"ocurrencias" difícil será que ese éxito llegue.
Como Uruguayo le exijo que actúe como
Presidente, como crítico de buena fe le ruego que reflexione.
Reciba usted mis saludos.
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