Prof. Juan Martín Sánchez.
sapojuan@hotmail.com
Las fechas en la historia no son
inocentes, los calendarios cívicos que las sociedades hacen para festejar,
conmemorar o recordar determinados hechos, dicen mucho sobre ellas mismas.
Nuestro país tiene una abultada colección de fechas patrias, feriados y días en
los cuales se conmemoran cosas que hemos decidido como sociedad que son
relevantes para nosotros. Sin embargo hay algunas fechas que creemos con
firmeza no pueden estar ausentes de celebración y de conmemoración, eso hemos
creído y lo planteamos en la reunión de dirigentes del PROBA en Octubre pasado,
con la idea de hacerlo extensivo a todo el Partido Colorado.
Nos referido claramente a la fecha
del 30 de Noviembre, esa fecha marca uno de los momentos más importantes de
nuestra historia. A recordar: la derrota del proyecto de Constitución
presentado por el gobierno cívico militar que gobernaba Uruguay en esos años.
El historiador Carlos Demasi, explica
la relación entre la Historia y la Memoria de las sociedades en su trabajo “La Lucha Por el Pasado. Historia
y Nación en Uruguay (1920-1930) (dedicado a los enfrentamientos por el pasado en el Uruguay del centenario”):
“En la vida de las sociedades, la historia y la memoria son mecanismos
estructurantes del pasado, así como la esperanza y la utopía de dan forma al
futuro; el objetivo último de todas ellas es dotar de sentido al presente. La
forma como se organizan los episodios del pasado señalan un camino por donde se
proyecta una visión del futuro (…)”. Así, de esta forma, siguiendo el
pensamiento del historiador las fechas que se conmemoran, cumplen además de la
función de “recordar” el pasado, sino las fechas y las conmemoraciones sirven
para proyectar las ideas que la sociedad tiene de sí misma hacía el futuro, son
“estructurantes” de él.
Pensamos que las conmemoraciones y
los festejos sirven para dos cosas, en primer lugar dan un sentido de
pertenencia, de “identidad” de lo que una sociedad dice sobre sus “orígenes”,
por supuesto que en realidad las fechas
siempre son selecciones más o menos arbitrarias, ¿por qué hacer feriados unas
fechas y no otras? Eso siempre es una decisión donde pesan más criterios
políticos que académicos, la historia “patria” no es por ello mismo la Historia
académica. La segunda razón por la cual las fechas se recuerdan es porque dan
sentido de unidad a las “naciones”, por supuesto que la “Nación” como tal, es
una creación de la Modernidad, no existe en la naturaleza, las naciones se hacen,
se construyen como han Hobsbawm o
Gellner, pero aún con estos reparos intelectuales sabemos que las “Naciones”
cumplen con el objetivo de dar sentido de pertenencia de unidad, son “proyectos
colectivos” necesarios. En un mundo globalizado el sentido de pertenecer a
algo, de “ser parte de algo” es una cuestión importante.
Creemos que el 30 de Noviembre es
una de esas fechas, y que debería ser incorporada al calendario de
celebraciones que el país tiene. ¿Por qué?
Para poder dar un sentido a esa fecha, es necesario recordar los hechos
del pasado reciente. Partimos de que el Uruguay vivía inmerso en un oprobioso
régimen cívico-militar que se había instalado en el poder desde el año 1973.
Ese régimen si seguimos la prestigiosa
periodización de los historiadores Gerardo Caetano y José Rilla( en “Breve
Historia de la Dictadura”), según los autores ese gobierno atravesó por tres
etapas, a recordar: I) etapa de la “Dictadura Comisarial”(1973-1976) esa etapa,
se recordará, fue de “poner la casa en orden”, una período de represión,
proscripciones, exilio etc., pero en ese período aún el gobierno no tenía un
proyecto político; la segunda etapa II) “Dictadura Fundacional”(1976-1980)
etapa signada por el intento de fundar un “nuevo régimen” una nueva República,
parte de ese proyecto venía dado por el
intento de la dictadura por apropiarse del pasado, el “año de la orientalidad”
y el culto a Artigas fue una de esas cuestiones, la otra un rediseño de la
institucionalidad del país, que necesariamente precisaba de una nueva constitución para lograrse, y
para ello los militares intentaron lograr el concurso ciudadano en un
plebiscito constitucional.
Y la tercera Etapa III):” La
Dictadura Transicional (1980-1985)”
etapa que se inicia con la derrota de proyecto constitucional de la
dictadura y se cierra con el ascenso del primero gobierno democrático en más de
una década.
Es indudable que en todo el proceso
de retorno a la democracia la fecha de mayor significación es la del 30 de
Noviembre, ese día marca la derrota a
manos del pueblo del proyecto constitucional de la dictadura, que representaba
un intento de esta por legitimarse en el poder.
En nuestra historia cada quiebre del orden constitucional se intento
justificar y legitimar por medio de una reforma de la Constitución, que
plebiscito de por medio lograba la legitimación de la ciudadanía, eso ha sido
casi una “tradición” en nuestros escasos golpes de estado. Así por ejemplo el
golpe de Terra fue legitimado por una Constitución que contó con el respaldo
del herrerismo, el “golpe bueno” del presidente Baldomir tuvo también su
reforma constitucional, en ambos casos el pueblo apoyó esos proyectos de
reforma constitucional.
Los gobernantes del 80 buscaban lograr lo
mismo la legitimación ciudadana a la situación dada en los hechos, pero no en
la legalidad, es decir buscaban cubrir de un marco legal el régimen imperante,
y darle bases legales para proyectar su sombra sobre los gobiernos futuros.
¿Qué ideas inspiraban el proyecto
constitucional de la Dictadura? No es este el lugar de desarrollar con mayor
precisión el contenido de aquel proyecto, pero recordemos que e objetivo último
del mismo era la creación de una “democracia tutelada”, que básicamente
legitimaba todo lo actuado por el gobierno de facto, y restringía las libertades
personales, permitiendo a las fuerzas armadas actuar como un “tutor” de un
futuro gobierno “democrático” que debía iniciarse posteriormente a la
ratificación de la nueva Constitución.
Para lograr la aprobación del
proyecto el gobierno utilizó todos los medios de difusión a su disposición
haciendo una campaña muy desigual, en la cual la campaña del “SI” dominó por
completo la escena política. También recurrió a la intimidación, a la amenaza,
y en algunos casos a la violencia desatada sobre los opositores al proyecto
como ocurrió con el acto organizado por el Partido Nacional. En el campo
opositor se destacó la participación de los principales dirigentes de los
Partidos Tradicionales (con algunas tristes excepciones), el Frente Amplio no
pudo participar de aquella batalla debido a que sus principales dirigentes se
encontraban en la cárcel o en el exilio.
La campaña contra el “SI” permitió dar vida a
la partidos políticos que estaba adormecidos, dominados, y aplastados por el
régimen, fue una batalla cívica en el cual ciudadanos de las más diversa
corrientes de ideas recorrieron el país “puerta a puerta” pidiendo a sus
adeptos el voto por el “NO”. En lo personal siempre recordamos la anécdota de
cómo nuestra casa fue visitada por el dirigente colorado Gines Cairo Medida
quien solicitó el voto por el NO advirtiendo los riesgos que el triunfo del SI
podía traer para la democracia. Así la oposición al régimen se pudo canalizar
por medio de la campaña por el plebiscito, surgieron referentes como Enrique
Tarigo y Pons Etcheverry quienes representaron el sentir de muchos ciudadanos,
tomando muchas veces riesgos personales lucharon con la palabra contra todos
los medios a disposición del gobierno.
Así el 30 de noviembre de 1980 un
pueblo desarmado y oprimido utilizó la única arma a su disposición para mostrar
su rechazo a la situación imperante. Y mediante el voto le dijo NO a la
Constitución propuesta, y también a la naturaleza del propio régimen que la
había propuesto.
La significación histórica de
aquella fecha fue importante, tanto que sus repercusiones traspasaron las
fronteras del país, así desde “El País” de Madrid el escritor Gabriel garcía
Márquez pocos días después de conocidos los resultados editorializo lo
siguiente (en una editorial titulada literariamente “el cuento de los generales
que se creyeron su propio cuento”): “Es la trampa del poder absoluto. Absortos
en su propio perfume, los gorilas uruguayos debieron pensar que la parálisis
del terror era la paz, que los editoriales de la Prensa vendida eran la voz del
pueblo y, por consiguiente, la voz de Dios, que las declaraciones públicas que
ellos mismos hacían eran la verdad revelada, y que todo eso, reunido y amarrado
con un lazo de seda, era de veras la democracia. Lo único que les faltaba
entonces, por supuesto, era la consagración popular, y para conseguirla se
metieron como mansos conejos en la trampa diabólica del sistema electoral
uruguayo. Es una máquina infernal tan complicada que los propios uruguayos no
acaban de entenderla muy bien, y es tan rigurosa y fatal que, una vez puesta en
marcha -como ocurrió el domingo pasado-, no hay manera de detenerla ni de
cambiar su rumbo. Sin embargo, lo más importante de esta piña militar no es que
el pueblo haya dicho que no, sino la claridad con que ha revelado la
peculiaridad incomparable de la situación uruguaya. En realidad, la represión
de la dictadura ha sido feroz, y no ha habido una ley humana ni divina que los
militares no violaran ni un abuso que no cometieran. Pero en camino se
encuentran dando vueltas en el círculo vicioso de su propia Preocupación
legalista. Es decir: ni ellos mismos han podido escapar de una manera de ser
del país y de un modo de ser de los uruguayos, que tal vez no se parezcan a los
de ningún otro país de América Latina”.
Por primera vez en la historia del mundo (y a
contramano de los ejemplos que la región mostraba) un pueblo desarmado se
expresaba en contra de una dictatura votando en su contra. Después de esa
derrota los militares y sus acólitos
alcahuetes recibieron un “baldazo de agua fría” directamente en sus caras, su
proyecto termino naufragando, fue su primera derrota seguida de muchas otras en
el camino de la transición a la democracia. Siempre se ha dicho que nuestra
dictadura no tuvo su “Malvinas”, no fue derrotada por ningún ejército en ningún
campo de batalla, es cierto, pero tuvo su “Malvinas” política y esa fue el
plebiscito del 80. Y en esa victoria el protagonista no fue otro que el pueblo
uruguayo, cada ciudadano que en el cuarto secreto uso su conciencia y se
atrevió a decir que NO a un régimen que con el
miedo, el terror, y la propaganda le decía que SI. Aquella derrota fue
el mojón inicial de los cambios como diversos historiadores señalan.
El 30 de noviembre fue el primer
paso del retorno de la mejor de nuestras tradiciones, que no es otra que la
Democracia, ese “modo de ser de los
uruguayos” que García Márquez resalta en su nota es tan inseparable de nuestra
concepción política como sociedad, que se ha vuelto un rasgo identitario de
nuestro país, un diferencial positivo en una región atribulada por la violencia
política. Por ello retomando la idea del Prof. Demasi de la importancia de las
conmemoraciones como estructurantes del futuro, imágenes del presente, y
proyecciones al futuro, ¿cómo es posible que como sociedad no conmemoremos esa
fecha? La misma representa nuestras mejores tradiciones, el sentido de lo que
somos y queremos ser como sociedad.
Por ello es que desde estas humildes
líneas queremos proponer a los legisladores del Partido Colorado que tomen nota
de nuestra propuesta de hacer de aquella fecha una celebración nacional, esa
fecha podría jugar el rol de ser “El Día de la Democracia” como celebración y
conmemoración en que todos los ciudadanos de ideas democráticas por igual,
blancos, clorados, frenteamplistas e independientes, y ciudadanos sin filiación
partidaria, puedan reflexionar juntos sobre el valor de lo que somos comos sociedad y proyectarnos hacia un mejor futuro.
No hay fechas inocentes en la
Historia, pero creemos que de las fechas de nuestro pasado reciente esa es la
que puede unir en lugar de separar. Las “luchas por el pasado” reciente también
debe dar paso a cierta conciliación, conmemorar esa fecha puede ser un paso en
ese sentido.
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