José GÓMEZ LAGOS
Escritor. Periodista. Abogado
La visión que menosprecia los logros
tradicionales del país, nos ha llevado a deambular por los países del
subcontinente, a fin de indagar caminos diferentes, resultados más favorables,
experiencias colectivas integradoras, mejores indicadores, que tanto cautivan a
un sector de compatriotas.
La búsqueda nos lleva a recalar en el gigante
de la región, con el que otrora tuvimos dilatados enfrentamientos bélicos para
recuperar nuestro territorio . . . la conquista de las Misiones y el propósito
manifiesto de Rivera, para atacar el corazón del imperio brasileño,
precipitaron las negociaciones de paz, que culminaron con el surgimiento de
Uruguay como país independiente.
Brasil se separó de Portugal sin mayores
rigores, pero la República se constituyó tardíamente, en comparación con sus
hermanas americanas. Quizás, la forma y oportunidad en que acaecieron ambos
sucesos, determinaron el carácter de un pueblo, que recién comienza a irrumpir
en el acontecer mundial, con una población de casi doscientos millones de habitantes
y formidable mezcla de razas.
Del grupo BRIC (Brasil, Rusia, India, China),
nuestro vecino ostenta el segundo PBI(detrás de China), pero el primer lugar
del mundo en recursos naturales. Su PBI supera el de EE.UU y Rusia. En Indice
de Desarrollo Humano, ocupa el lejano lugar 73 (entre 169 países), 64 en
respeto a la propiedad, en libertad económica, 113 entre 179 naciones.
Sin embargo, nuestro país, pequeño
territorialmente, ubicado entre dos gigantes que le apetecían, en extenso y
heroico proceso, conquistó su propia soberanía. Enriquecido por sucesivas
corrientes inmigratorias, también conformó una sociedad vital y dinámica, que
permitió la forja de un país referente, por sus conquistas políticas, sociales
y económicas. Su propio surgimiento, resulta de una gesta liderada por mentes
claras y voluntad sostenida con energía heroica. Bastaría recordar la dignidad
defendida ante el dominio español -resquebrajado en Las Piedras- la fractura
porteña en Guayabos, los contrastes brasileños en el Rincón de las Gallinas,
Sarandí, Ituzaingó. La mayor parte del tiempo, los orientales quedaron librados
a su sola suerte, aunque continuaban integrando las Provincias Unidas del Rio
de la Plata. Finalizadas las confrontaciones por la independencia, vendría la
larga y cruenta Guerra Grande, apenas finalizada … se inauguraba el Teatro
Solis, símbolo futurista y testimonio del valor conferido a la cultura. La
reforma vareliana, la época batllista, la Suiza de America, la extensa red de
seguridad social, reafirmaron el valor de la superación intelectual, del
trabajo, esfuerzo, prestigio universitario reconocido internacionalmente, pleno
ejercicio democrático.
En las últimas décadas, Brasil ha conseguido
disminuir la desnutrición, la movilidad social es ascendente y se estima
que para el 2015, por primera vez la
clase media será mayoritaria. Sin embargo, la séptima potencia del mundo, tiene
dieciséis millones de personas en situación de extrema pobreza (8.5%),
elevadísima corrupción (lugar 69 entre 178 países), el PIB per cápita se ubica
a los ochenta (entre 181 países) y su
democracia está calificada como defectuosa.
Los resultados favorables en materia de pobreza, reducción de la
desigualdad, movilidad social ascendente, es consecuencia de un crecimiento
económico moderado pero con baja inflación, aumento del empleo y del ingreso.
Sin embargo, solo el 26% de la población lee con plenitud, en el Indice de Paz,
ocupa el lugar 74 entre 153 países, posicionado entre los más desiguales, en la
región más desigual del mundo,
Aunque nuestro país pierde posiciones en los
distintos indicadores, afectado por políticas que atentan contra sus fortalezas
tradicionales, continúa en la vanguardia latinoamericana. Sin constituir
potencia mundial, nuestro pasado de gloria y lucidez, todavía nos mantiene entre las primeras naciones del
subcontinente. ¿Qué razones podrían
determinar nuestro cambio de rumbo, para
formar cola en la América que tradicionalmente hemos liderado?
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